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El diablo y sus añicos México diego falseto


Enviado por   •  4 de Octubre de 2014  •  Síntesis  •  5.446 Palabras (22 Páginas)  •  204 Visitas

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El diablo y sus añicos México diego falseto

Cierto día un duende malo, el peor de todos, puesto que era el diablo, estaba muy contento porque había preparado un espejo que tenía la propiedad de que todo lo bueno, bonito y noble que en él se reflejaba desaparecía, y todo lo malo, feo e innoble aumentaba y se distinguía mejor que antes. Hans Christian Andersen

¡Qué diablura malvada! Los paisajes más hermosos, al reflejarse en el espejo, parecían espinacas hervidas y las personas más buenas tomaban el aspecto de monstruos o se veían cabeza abajo; las caras se retorcían de tal forma que no era posible reconocerlas, y si alguna tenía una peca, ésta crecía hasta cubrirle la boca, la nariz y la frente.

-¡Vengan diablitos, miren que divertido! -decía el diablo.

Había algo peor todavía. Si uno tenía buenos pensamientos, aparecía en el espejo con una sonrisa diabólica, y el peor de todos los duendes se reía satisfecho de su astuta invención. Los alumnos de su escuela, pues tenía una porque era profesor, decían que el espejo era milagroso, porque en él se podía ver, afirmaban, cómo eran en realidad el mundo y los hombres.

Lo llevaron por todos los países y no quedó ningún hombre que no se hubiese visto completamente desfigurado. Pero los diablos no estaban satisfechos.

-¡Quisiéramos llevarlo al Cielo para burlarnos de los ángeles! -dijeron sus alumnos.

Así lo hicieron, pero cuanto más subían, más muecas hacía el espejo y más se movía, y casi no lo podían sostener. Subieron y subieron con su carga, acercándose a Dios y a los ángeles. El espejo seguía moviéndose; se agitaba con tanta fuerza que se les escapó de las manos y cayó a tierra y se rompió en más de cien millones de pedazos.

Pero entonces la cosa fue peor todavía, porque había partículas que eran del tamaño de un granito de arena y se esparcieron por todo el mundo, y si caían en el ojo de alguien, se incrustaban en él y los hombres lo veían todo deformado y sólo distinguían lo malo, porque el más pequeño trozo conservaba el poder de todo el espejo.

El brujo argentina lesno tauro

Casi no puedo recordar lo ocurrido aquella noche de Abril del 2000, toda mi vida estaba esperando que le sugiriera un camino. Que hacer con mi existencia? No podía entender que ocurría con mi personalidad, siempre había sido un duro, podía comprar lo que quisiera y no se me movería un pelo para lograr mis objetivos.

Sin darme cuenta, escuche una voz interior que me indicaba que asistiera a una cita, que alguien me estaba esperando, el lugar podía graficarlo en mi cerebro sin necesidad de una agenda ayuda memoria. Todo estaba calculado y no tenia regreso al pasado, era como tomar una regresión, pero a la inversa.

Súbitamente mis piernas indicaron el recorrido hasta el lugar indicado. Camine varias cuadras en silencio conmigo mismo, a mi alrededor el espacio circundante estaba oscuro, mi imagen era una burbuja que se encaminaba en dirección opuesta al mundo.

De pronto me encontré frente a una vivienda muy austera, con grandes ventanas que permitían ver una tenue luz interior, no se escuchaban ruidos y el silencio era abrumador. Alce mi mano a la altura de mi cabeza y oprimí el timbre de chapa oxidada, pero no sentí campanilla alguna que indicara mi presencia en aquel lugar.

No pasaron 15 segundos que apareció en el marco de la puerta una bella mujer, con ojos inmensos de color verde, labios carmesí y unos grandes aros que colgaban de sus orejas pequeñas y contorneadas. Su tez era blanca y su pelo azabache enrulado, pensé que era un ángel tipificado como humano. Con voz suave e imponente y haciendo un pequeño giro con su mano derecha, me invito a que la siguiera.

Al ingresar en la habitación, observe una prolija distribución de todos los elementos que surcaban las paredes, cuan cubo mágico dispuesto a sobornar mi mente.

Seguí sus pasos e ingrese a otra habitación, donde había una tenue luz emitida por una pantalla cubierta de una tela roja. Detrás de una mesita de tres patas, estaba un anciano regordete, semi calvo y de gesto adusto, que invito a sentarme frente a el. En esos momentos me corrió un escalofrió por el cuerpo, que aun hoy recuerdo con asombro.

La mesa estaba cubierta con un paño verde brillante y en ella, esparcidas varias cartas de Tarot. Trate de pellizcarme para comprobar que no estaba soñando, cuando el anciano vislumbrando mi accionar, me indico que no tuviese miedo porque nada malo iba a ocurrirme.

La bella doncella había tomado posición a espaldas del personaje descrito, que ya mi mente lo asociaba a un brujo de pobre estirpe, malicioso y futurista de poca valía.

Tu eres un afortunado, me dijo! Cualquiera no posee el don de ser mi invitado, he sondeado el espacio etéreo y encontré la persona que durante tanto tiempo estuve buscando. Conozco todo lo relacionado con tu pasado, veo el momento florido que ronda tu presente y soy capaz de parafrasear tu futuro. Se que puedes escapar de esta dimensión que nos aprieta y sin quererlo, traspasar hacia otro mundo donde habitan los seres privilegiados y maquinar el desarrollo del universo. También se que tu mente es capaz de resolver los problemas mas enigmáticos, que puedes incautar mensajes del cosmos y hasta puedes comunicarte con seres muy diferentes a los que estamos acostumbrados a tratar diariamente. Es por ello que estas aquí, te estoy ofreciendo mi hospitalidad, para que juntos desarrollemos un mundo paralelo, donde no albergue la injusticia y la benevolencia sea una tarjeta de bienvenida, donde la igualdad de los seres que habiten en el, puedan sentirse libres y transcurrir su estadía plenos de amor!

Pensé que era una locura seguir el tren de sus palabras, encandilado por la lamparita de la pantalla roja no podía ver su cara, solo se dibujaba una aureola blanquecina alrededor de su figura, busque algún apoyo en la morocha que aun permanecía incólume tras sus espaldas, pero tampoco pude observar su rostro y por ende, la expresión de su cara.

El viejo seguía hablando, pero en estos momentos ya no escuchaba su perorata, ya que presentía que algo raro se interponía entre ambos. Llegue a sentir un fuerte rubor en mis mejillas, producto de mi inconciencia provinciana, no entendía porque razón asistí a esa tétrica cita sin siquiera elaborar un panorama razonable de la situación planteada.

Quien era ese anciano parlanchín que intentaba profesar la voz divina de otros mundos, quien era esa hermosa damisela, de vaya a saber que aprendiz de brujo? Donde me había metido, que razón me incitaba al desvarío inconsciente?

Mientras

...

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