El hacha de oro
Antto EspecheInforme15 de Noviembre de 2023
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EL HACHA DE ORO
Gaston Leroux
Alumno: Lucas Lobos
Curso:3ro “A”
Introducción
El hacha de oro (La hache d’or, 1916) es un cuento corto, paradigmático de la obra de Gastón Leroux, donde vuelca todo su estilo narrativo, en el que impera el elemento enigmático que va introduciendo al lector en una atmosfera de intriga, terror y suspenso.
Desarrollo
El hacha de oro es un cuento policial narrado en primera persona por el autor quien va contando sobre su estadía en una posada, en el que se encuentra con una anciana, la cual llama su atención por su apariencia triste e inocente. Esta mujer había encantado a los huéspedes del lugar con sus melodías como pianista; por lo que estos agradecidos por los hermosos ratos que les hiso pasar, deciden hacerle un regalo, uno de ellos compro un imperdible de oro con la forma de un hacha.
Pero se dio el caso que la mujer no volvió al lugar, los huéspedes fueron partiendo y al ver que la anciana no regresaba dejaron el presente para que el narrador se lo diera. Este, un día mientras paseaba logra ver a la anciana en el lumbral del santuario de la capilla de Guillermo Tell, su rostro reflejaba desconsuelo, surcado por gruesas lágrimas, sin vacilar se acerco a ella y la saludo, le expreso lo agradecidos que estaban los compañeros del hospedaje y por último le entrego el estuche con el hacha de oro, la mujer al ver lo que contenía se puso a temblar temerosa y enloquecida arrojo el presente al lago.
La dama pidió perdón sollozando y decidió relatarle su historia, el porque de su reacción, resulta que más allá de sufrir por la muerte de sus padres esta mujer paso su vida a la par de un hombre que la hiso sentir miserable, ella se caso con Herbert Gutman un muchacho generoso, sencillo y bueno, los dos se amaban mucho. Un día reciben la noticia de que el padre de Herbert había muerto; ese mismo día cuenta Isabel (la anciana) que su marido cambio; siempre que ella estaba con él lo sentía distante, como si tuviera un secreto profundamente guardado el cual le hacía sentir remordimiento, pero no podía confiarle a su esposa, después de la muerte del padre, Herbert decide llevarla a vivir a la casa del difunto, era una casa grande con muchas escaleras, un lugar oscuro y tenebroso, donde no recibían visitas salvo por un anciano que iba, amigo del padre de Herbert, el cual se llamaba Baeckler, un hombre sin familia que no tenía más heredero que su marido (Herbert).
El marido de Isabel la dejaba mucho tiempo sola con una criada que la cuidaba y ayudaba en la casa, ella siempre se sentía sola, y no podía dejar de pensar que su esposo escondía algo, un día llega la noticia de que el señor Baeckler había sido asesinado, esa noticia despertó en ella sospechas hacia su esposo, debido a que un día lo vio en una situación bastante sospechosa, estaba escondiendo algo en un baúl en una de las habitaciones de la casa; asustada y sin poder dormir espero a que su esposo saliera de casa y entro a dicha habitación al abrir aquel baúl sorprendida encontró un hacha con sangre y ropa también manchada, desconsolada sin saber que hacer y pensando lo peor de su marido, esa noche no pudo dormir. Al regresar su marido lo encontraba distante, ella no podía creer que su marido era un asesino, tampoco se animaba a preguntar que le sucedía, al pasar los días sale en las noticias que el hombre que había matado al anciano había sido condenado a muerte, Isabel se sentía incompetente no podía creer que un hombre inocente iba a morir porque ella estaba segura que su marido había cometido el asesinato; un día antes del juicio su marido quien todavía se encontraba inmerso en remordimiento, le avisa que tenia que viajar al lugar del juicio, entonces ella creyendo que Herbert fue a confesar que el era el asesino, decide seguirlo, al llegar al lugar fue a hablar con el fiscal para ver si su marido se había entregado, este escucha todo su testimonio y el porque ella pensaba que su marido había asesinado al anciano. Al terminar de hablar el fiscal la lleva hacia una ventana donde se podía ver al acusado quien estaba a punto de ser ejecutado y a su lado al verdugo quien sostenía el hacha que terminaría con la vida del asesino, Isabel no podía creer lo que sus ojos estaban viendo porque el verdugo quien acabaría con la vida del acusado no era otro que su esposo, ella vio como Herbert tomo el hacha y corto la cabeza de Müller(asesino). Después de ese día Isabel dejo a su marido quien poco después se quito la vida porque a pesar de su secreto el la amaba y no podía vivir sin ella, al finalizar su relato la anciana termino con estas palabras “ahora caballero ya lo sabe usted todo me había casado con el verdugo”.
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