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FISICAMENTE EL LIBERTADOR SEGÚN PAEZ


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2014  •  Tesis  •  3.978 Palabras (16 Páginas)  •  233 Visitas

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COMO ERA FISICAMENTE EL LIBERTADOR SEGÚN PAEZ

El Bolívar de Páez..."Bajo de cuerpo; un metro con sesenta y siete centímetros. Hombros angostos, piernas y brazos delgados. Rostro feo, largo y moreno. Cejas espesas y ojos negros, románticos en la meditación y vivaces en la acción. Pelo negro también, cortado casi al rape, con crespos menudos. Las patillas y los bigotes se los cortó en 1825. El labio inferior protuberante y desdeñoso. Larga la nariz que cuelga de una frente alta y angosta, casi sin formar ángulo. El General es todo menudo y nervioso. Tiene la voz delgada pero vibrante. Y se mueve de un lado a otro, con la cabeza siempre alzada y alertas las grandes orejas”. ... "El General es decididamente feo y detesta los españoles”... El General en 1829. Descripción atribuida a Páez. Interpretación de Santiago Martínez Delgado. Revista Vida, Nº 19. Bogotá

COMO ERA FISICAMENTE EL LIBERTADOR SEGÚN

El Libertador según O´Leary Angostura, 1818..."Bolívar tenía la frente alta pero no muy ancha y surcada de arrugas desde temprana edad -indicio del pensador- Pobladas y bien formadas las cejas; los ojos negros, vivos y penetrantes; la nariz larga y perfecta. Los pómulos salientes; las mejillas hundidas desde que le conocí en 1818. La boca fea y los labios algo gruesos. La distancia entre la nariz a la boca era notable. Los dientes blancos, uniformes y bellísimos; cuidados con esmero; las orejas grandes pero bien puestas; el pelo negro, fino y crespo; lo llevaba largo en los años de 1818 a 1821 en que empezó a encanecer y desde entonces lo usó corto. Las patillas y bigotes rubios; se los afeitó por primera vez en Potosí en 1825. Su estatura es de cinco pies, seis pulgadas inglesas. Tenía el pecho angosto y el cuerpo delgado, las piernas sobre todo. La piel morena y algo áspera. Las manos y los pies pequeños y bien formados, que una mujer habría envidiado. Su aspecto, cuando estaba de buen humor, era apacible, pero terrible cuando irritado; el cambio era increíble. Bolívar tenía siempre buen apetito, pero sabía sufrir hambre como nadie. Hacía mucho ejercicio. Nunca he conocido a nadie que soportase como él las fatigas”.

LAS MIL CARAS DEL LIBERTADOR

La fisonomía de Simón Bolívar es el producto de una compilación de datos e investigaciones, digitalmente recreada por un francés radicado en España, Philippe Froesch, quien se basó en el retrato realizado el año 1825 por el pintor peruano José Gil de Castro, inspirador de la primera fotografía digital del Libertador realizada a su vez, por el venezolano Omar Cruz el año 2005.

Las mil caras del Libertador Simón Bolívar retratadas, inventadas, copiadas y hasta caricaturizadas o en variadas iconografías, nos han permitido conocerlo hasta con los ojos azules, catire (hijo de blanco y mulata), de cabello liso, sin patillas, con larga cabellera recogida al estilo cola de caballo, con y sin bigote, aunque está comprobado históricamente que Bolívar usó bigote durante casi toda su vida adulta. Coinciden los expertos en reconocer que el clásico cuadro del artista peruano Gil de Castro es una de las referencias más fidedignas, de hecho, habrías sido realizado en 1825 justamente cuando Bolívar se cortó el bigote definitivamente en la ciudad de Potosí (Bolivia), luego de ascender a la cima del majestuoso Cerro Rico, predisponiéndose a asistir al baile celebrado en su honor la noche del 28 de octubre (Fiesta de San Simón) de aquel año.

El mes de mayo de 2010 sale a la luz la noticia del dibujo digital del rostro de Simón Bolívar creado por el artista plástico venezolano Omar Cruz, trabajo realizado en su ordenador o computadora, e hizo una especie de foto. Declaró a los medios de comunicación que analizó más de mil fotos, realizó investigaciones varias para sacar de cada una de ellas los rasgos más semejantes a las descripciones físicas que se han hecho de Bolívar, ayudado de novedosos programas de diseño gráfico. Su principal “imagen de inspiración” fue el retrato basado en el rostro del Libertador que plasmó el pintor peruano José Gil de Castro, el mismo Simón Bolívar, satisfecho con ese trabajo diría al General Sir Robert Wilson: “Me tomo la libertad de dirigir a Ud. un retrato mío hecho en Lima con la más grande exactitud y semejanza”.

José Gil de Castro fue reconocido como uno de los retratistas más importantes de la época, ya que frente a su caballete posaron además de Bolívar, diferentes próceres y personalidades. Conocido como “el mulato Gil de Castro” (1785-1841), fue considerado artista de transición entre la Colonia y la República.

De las estatuas, a los bustos, al retrato, a la fotografía, al ordenador, al escáner digital y al paleoarte, los pasos fueron cortos, todos coadyuvando a la investigación forense primero, e histórica después. Esos trabajos realizados por artistas contemporáneos, ¿pueden ofrecer credibilidad? La humanidad siempre ha estado expuesta al criterio de los artistas, a la idealización detractora o devota.

Afortunadamente en los tiempos que corren y desde hace varias décadas, parecidos respaldados por un acto de fe, ahora pueden ser respaldados por avanzadas técnicas científicas dedicadas a la recreación y/o reconstrucción facial. Pese a la buena voluntad, las dificultades para dichas recreaciones o reconstrucciones son más administrativas que técnicas, pues se hace dificultoso obtener los permisos legales para exhumar los restos mortales.

Ese sentimiento, hasta cierto punto morboso, por conocer el aspecto real de las personas fallecidas no es novedoso. Uno de los primeros intentos que se conoce públicamente corresponde al año 1881, cuando Küpfer y Friedrich Bessel-Hagen realizaron la recreación del rostro del filósofo Immanuel Kant. Posteriormente, el médico forense, Wilhelm His, en 1895, intentó reconstruir el rostro del compositor Johann Sebastián Bach. De otras reconstrucciones faciales de famosos, tomamos como ejemplo el caso de Jean-François Champollion, egiptólogo francés. Cuando expuso públicamente el retrato que le hizo el artista Léon Cogniet puntualizaron que el mínimo parecido con la realidad era pura coincidencia. La historia nos demuestra que aún hoy toda referencia a Champollion es ilustrada con el retrato del citado artista. Y es que la reconstrucción permite descubrir aspectos inimaginables, como el famoso juanete, el pelo teñido y el maquillaje post mortum de "Blanca d'Anjou" (Siglo XIII). En el caso del Rey Pedro III de Aragón (1276 - 1285), a partir del TAC del cráneo realizado para el Museù d'Historia del Gobierno de Catalunya (España), la investigación química determinó que aunque el monarca era

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