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Geografía De Mendoza


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  1.139 Palabras (5 Páginas)  •  156 Visitas

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GEOGRAFÍA ECONÓMICA:

1)Historia de la vitivinicultura en Mendoza.

La historia de la vitivinicultura en Mendoza comenzó con la introducción de la vid por los españoles, poco después de fundada la ciudad, en 1561 En las propiedades urbanas y rurales se plantaron viñas y las bodegas fueron parte del ámbito doméstico preindustrial. Para el cultivo en territorio de extrema aridez fue preciso regar, utilizándose como base la red de riego prehispánica, ampliada y mejorada con nuevos canales y acequias. Los viñedos entonces eran de pie alto o rastreros y los cepajes rústicos, conocidos como “uva del país, “uva criolla” o “chica”.

Las primeras bodegas fueron habitaciones simples, alargadas, relativamente pequeñas, contiguas a las casas. Una nave aislada o adosada al conjunto de otras piezas, con techo a una o dos aguas y, a veces, galería. Estaban construidas con tierra -el material del desierto- empleando tecnologías de adobe o tapia para los muros, de más de sesenta centímetros de espesor, y en forma apisonada o como ladrillos cocidos para los pisos. Sus techos eran de maderas del lugar, como el algarrobo y el álamo (éste desde el siglo XIX), cubiertos con caña y torta de barro. Eran recintos sombríos, de paredes gruesas, con gran inercia térmica y pocas ventanas altas para ventilar al anochecer, aptos para mantener temperaturas bajas, convenientes para la conservación del vino.

La vinificación entonces comenzaba con el pisado de la uva a pata en lagares de madera o de cuero de buey, luego se fermentaba y conservaba el vino en vasijas de barro cocido o de madera, hasta su posterior comercialización. Mendoza tuvo buenos mercados en Córdoba, el litoral y Buenos Aires, siendo este último el más importante. Los viajes, en mulas o en carretas tiradas por bueyes, eran largos y penosos debido a las distancias y el calor. Un viaje al Plata podía durar más de dos meses. Para conservar los vinos en tales travesías se aumentaba su alcoholicidad, retardando las cosechas para así elevar el grado de azúcar de la uva, o agregando al vino un cocido almibarado que se hacía con mosto.

La calidad de los vinos era entonces muy despareja, pero en general se trataba de vinos rústicos, ásperos, muchas veces avinagrados, en los que se admitía diversas adulteraciones: había vinos elaborados con pasas de uvas, con mosto, con arrope; además el tipo de envases y la posibilidad de fraccionar a lo largo del camino, o en destino, facilitaba el estiramiento de la cantidad agregando agua.

Los enseres para la vitivinicultura eran rudimentarios, de larga tradición. Las viñas se trabajaban con arados de madera y tracción a sangre, utilizándose recipientes de barro cocido, cuero, madera, mimbre y cobre en los distintos procesos.

A fines de la época colonial la vitivinicultura mendocina no tenía gran rentabilidad de producción ni de comercialización, pero era importante para sostener una sociedad criolla, conservadora y austera.

El desmembramiento del sistema virreinal y la anarquía de la primera mitad del siglo XIX trajeron profundas transformaciones. La economía de la provincia se centró principalmente en la ganadería y en cultivos extensivos y de poco laboreo: el forraje, en estancias donde se engordaba ganado de la pampa húmeda, antes de cruzar la cordillera para ser vendido en Chile, y el trigo, cuya harina se comercializaba en el centro, el litoral y Buenos Aires.

Aquella larga primera mitad del siglo XIX fue un tiempo de decadencia de la tradicional actividad económica mendocina. En 1877, de las 51.683 cuadras agrícolas en Mendoza, menos del 2% eran viñas, predominando en cambio las estancias con maíz, trigo, cebada y alfalfa. Hacia 1870 el modelo económico ganadero-forrajero-cerealero de Cuyo entró en crisis por diversos

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