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Geriatria

feernaandaamg15 de Febrero de 2015

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Geriatría (Nutrición)

Patrones alterados de pacientes geriátricos

Dominio 2: nutrición

Clase 1: ingestión

Definición: Funcionamiento anormal del mecanismo de la deglución asociado con déficit de la estructura o función oral, faríngea o esofágica.

Deterioro de la deglución SECUNDARIO A defectos esofágicos MP debilidad para aspirar que se refleja en una mordida ineficaz

Dominio 2: nutrición

Clase 1: ingestión

Definición: ingesta de nutrientes insuficientes para satisfacer las necesidades metabólicas.

Deterioro nutricional. Ingesta inferior a las necesidades SECUNDARIO A incapacidad para absorber los nutrientes MP debilidad de los músculos requeridos para la masticación o la deglución.

Dominio 2. Nutrición

Clase 4. Metabolismo

Definición: riesgo de variación de los límites normales de los niveles de glucosa/azúcar en sangre

Riesgo de nivel de glucemia inestable RC pérdida de peso

Dominio 2: Nutrición

Clase 5: hidratación

Definición: riesgo de cambio en el nivel de electrolitos séricos que puede comprometer la salud.

Riesgo de desequilibrio electrolítico RC disfunción renal

Dominio 2: nutrición

Clase 5: hidratación

Definición. Disminución de líquido intravascular, intersticial y/o intracelular se refiere a la deshidratación o pérdida solo de agua sin cambio en el nivel de sodio.

Déficit de volumen de líquidos SECUNDARIO A perdida activa del volumen de líquidos MP sequedad de la piel

Desarrollo del campo de nutrición geriátrica

FACTORES DE RIESGO NUTRICIONALES

• Edad superior a los 75 años

• Situaciones de aislamiento social

•Viudedad, separación o divorcio

•Ausencia de descendientes

• Limitados recursos económicos

•Altas hospitalarias recientes

• Pluripatología

• Polifarmacia

• Deterioro cognitivo

• Depresión

• Pobre autoestima

• Limitada o inexistente actividad física

• Deprivación sensorial

• Existencia de cuidador estresado o cansado

DESARROLLO DEL CAMPO EN EL TEMA

La ancianidad, tercera edad o edad avanzada es el sector de población de mayor crecimiento en el mundo desarrollado. En el último siglo, la mejora de las condiciones socioeconómicas en la mayor parte de los países europeos ha contribuido a una mejor calidad de vida y, por ello, a un incremento de la esperanza de vida de su población. En la actualidad, en España el 14% de la población supera los 65 años, estimándose que este porcentaje alcanzará el 16% en el año 2020.

A lo largo de la vida la nutrición juega un papel fundamental en el crecimiento y el desarrollo, en la prevención de las enfermedades y en la recuperación de la salud. Los hábitos alimentarios del adulto de edad avanzada, adquiridos durante las etapas iniciales de su vida, así como sus costumbres actuales, influyen en gran medida sobre su estado de salud y pueden afectar a las actividades de la vida diaria y a la calidad de vida.

La vejez es una etapa del ciclo vital humano que se inicia en la fase final del período de madurez en la edad adulta, admitiéndose en general un período de presenescencia que va de los 60 a los 75 años, una fase de vejez activa de los 75 a los 85 años y una etapa de senilidad a partir de esta edad. A lo largo de estas etapas, tienen lugar alteraciones estructurales y funcionales que conducen a una disminución de la capacidad del individuo ante situaciones adversas del medio externo o interno.

El correcto mantenimiento del estado nutricional es importante en las personas de edad avanzada, puesto que un deficiente estado de nutrición aumenta la susceptibilidad a las agresiones y disminuye su capacidad de respuesta y de recuperación. Una buena nutrición durante toda la vida constituye un factor determinante en la calidad de vida que podría esperar una persona en sus últimos años, teniendo en cuenta que se ha calculado la presencia de algún grado de malnutrición en el 59% de los ancianos que viven en residencias, en el 65% de los pacientes geriátricos hospitalizados y en el 22% de los pacientes ambulatorios mayores de 70 años (Williams, 1993).

Cambios biológicos que aparecen con la edad

Como parte del proceso normal de envejecimiento se producen cambios en el cuerpo humano, que unidos a factores individuales y generales, pueden influir negativamente sobre la ingestión, la absorción y la utilización de los nutrientes, modificando las necesidades de los mismos.

1. Cambios en la composición corporal

Uno de los cambios más importantes en la composición corporal es la disminución en la masa magra metabólicamente activa, por pérdida de masa muscular y de células de diferentes órganos y tejidos. Aumenta el porcentaje de grasa que envuelve los órganos y disminuye la grasa subcutánea. Estos cambios también se ven influenciados por un estilo de vida más sedentario en esta etapa.

La masa ósea disminuye, especialmente en las mujeres a partir de la menopausia. La consecuencia más directa con implicaciones sobre la salud, es la aparición de osteoporosis, aumentando la fragilidad ósea y la frecuencia de fracturas.

Esta pérdida de masa celular activa influye en la disminución del gasto metabólico basal. Por lo que las implicaciones nutricionales relacionadas con la modificación de la composición corporal en las personas de edad avanzada son:

 El control del ingreso energético debido a la disminución del gasto energético total, por el menor gasto metabólico basal y la reducción de la actividad física, que podrían conducir a situaciones de sobrepeso y obesidad.

 La necesidad de asegurar un aporte adecuado de calcio, así como una actividad física regular como medida de prevención de la pérdida de masa ósea y muscular.

Hay una disminución del agua corporal total, a expensas fundamentalmente del compartimento intracelular, con dificultades para mantener el equilibrio hídrico, lo que hace a las personas de edad avanzada más susceptibles a la deshidratación y a la sobrehidratación..

2. Cambios funcionales

En el proceso de envejecimiento coinciden una serie de factores sensoriales y digestivos que modifican la apetencia por los alimentos y la función digestiva y absortiva, alterando el binomio alimentación-nutrición.

Modificaciones en los órganos de los sentidos. Con la edad, el gusto, el olfato, el oído, la vista y el tacto disminuyen en grados diferentes de forma individual.

El descenso de papilas gustativas disminuye la sensibilidad a los sabores, afectando a la cantidad y la calidad del alimento que se ingiere. También se aprecia una mayor apetencia por los sabores dulces o salados, con relación a edades más jóvenes. Así mismo, las personas de edad avanzada pueden ser incapaces de detectar si los alimentos están muy fríos o muy calientes, aumentando el riesgo de sufrir lesiones en la mucosa oral.

La pérdida de visión dificulta la capacidad del adulto de edad avanzada para la selección de alimentos y la lectura de normas de elaboración, pudiendo hacer peligrosa la preparación de los mismos.

Las alteraciones del olfato se concretan en una disminución de la sensibilidad olfativa y de la capacidad para identificar los olores agradables, lo cual puede influir en una menor apreciación organoléptica de los alimentos que puede hacer perder interés por la comida. Esta afectación del olfato también hace difícil la detección de alimentos en mal estado.

La disminución de la capacidad auditiva comporta un riesgo añadido en este grupo de edad, ya que muchos utensilios de cocina utilizan alguna señal acústica durante su funcionamiento.

Todas estas modificaciones pueden interferir en la palatabilidad de los alimentos, facilitar la aparición de un estado de inapetencia y modificar el comportamiento alimentario del anciano, lo que conlleva a una disminución del ingreso de alimentos.

Disminución de la sensación de sed. El envejecimiento se acompaña de una disminución de la sensación de sed. Mientras en una persona joven el desarrollo de una determinada actividad física incrementa el deseo de beber, en las personas de mayor edad es menos frecuente que la misma actividad física envíe señales de sed. El anciano no parece tener sed incluso en situaciones de obvia necesidad fisiológica de agua. La sed, en respuesta al estrés por calor y deshidratación térmica, también se ve reducida en el anciano.

Alteraciones gastrointestinales. Con la edad se observan una serie de cambios en el sistema gastrointestinal que tienden a dificultar la digestión y modificar la absorción de nutrientes.

Por alteración funcional de las glándulas salivares, hay un descenso de la secreción salival, que da lugar a sequedad de boca, dificultando tanto la apetencia como la masticación y la elaboración del bolo alimenticio y, por tanto, la deglución.

Los dientes se hacen más frágiles, aumentan las infecciones periodontales, la caries dental y la pérdida total o casi total de dientes. Las dentaduras se ajustan mal por los cambios en la estructura de las encías. La masticación se hace dolorosa y difícil por lo que los ancianos tienden a evitar la ingestión de determinados alimentos, como las carnes, el pan y las frutas, y las verduras crudas, observándose una mayor tendencia a tomar comidas blandas de menor valor nutricional, deficientes en vitaminas A, C, folato y fibra.

Se

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