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Germinal

panda90Trabajo12 de Diciembre de 2013

10.300 Palabras (42 Páginas)338 Visitas

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ÍNDICE

GERMINAL

Prestación……………………………………………………….. 5

Biografía.……………………………………………………….. 7

Obras……………………………………………………………. 9

Tema central…………………………………………………… 10

Personajes…………………………………………………….. 10

Escenario Donde Transcurre La Obra……………………… 10

Argumento de la obra………………………………………… 11

Descripción del personaje principal…………………………. 12

Me identificación con el personaje…………………………. 12

Resumen de cada capitulo de la obra………………………. 13

Vocabulario…………………………………………………….. 27

Bibliografía……………………………………………………… 29

PRESENTACIÓN

“Germinal” (1885), es la novela de la serie Les Rougon Macquart dedicada al proletariado de la mina. Está documentada con observaciones acumuladas en cientos de fichas, tras una visita a las minas del norte. Esto es lo que permite a Zola hacer descripciones detalladas, minuciosas, en las que late la intención de recoger toda la realidad, si bien esa exhaustividad, que atesora el último pliegue o arruga material, olvida importantes zonas del mundo real.

Quizá por esto resulta corta la psicología de los personajes, llevados a situaciones excepcionales por el autor para “demostrar” sus tesis. Los tipos se quedan en haces de reacciones nerviosas, generalmente poco normales y humanas, de sabor patológico. En su afán de pintar lo fisiológico evolucionando bajo la influencia del medio, Zola concede tal preeminencia a los instintos de la “bestia humana” que sus héroes se ven impulsados a cada acto de su vida por el fatalismo de su carne. Etienne ha heredado la tara del alcoholismo y la bebida le incita siempre a matar. Chaval es sólo envidioso y pendenciero, sin complejidad humana alguna; Catalina sólo resignada; Suvarin exclusivamente nihilista. En realidad no sabemos realmente cómo son: quedan, como el resto de los personajes —incluidos los dos sacerdotes, en los que se ceba la ironía sectaria— curiosamente lejanos y desconocidos, a pesar de las minuciosas descripciones. La mayoría de los críticos reconocen en Zola mayor capacidad para la animación de multitudes y objetos (la masa enfurecida de huelguistas, la mina) que para la creación de tipos individuales.

Las luchas obreras que narra Zola tienen como telón de fondo histórico la Revolución industrial, que provocó, como es sabido, el crecimiento y concentración masivos de los trabajadores, y acentuó las desigualdades económicas y sociales. La huelga minera de “Germinal” transcurre en las años de la I Internacional (1864 1872), en la que triunfó el “socialismo científico” de Marx. Aún no habían aparecido los partidos socialistas nacionales y descentralizados que, surgidos de la II Internacional, intentaban corregir los excesos centralistas de la I.

El socialismo que empapa las páginas de “Germinal” posee un carácter libertario, mítico, auroral —germinal—, vengativo, violento; entusiasta y firmemente decidido. La lucha social se plantea según el esquema dialéctico de proletarios contra burgueses, hasta el exterminio. Es un socialismo que, ignorando cualquier fin trascendente, sitúa al hombre en un universo cuyos fines exclusivos se centran en la posesión de bienes materiales. A esa visión materialista del hombre se subordina la libertad humana, la familia, la educación de los hijos y cualquier bien moral o espiritual.

La mezcla de miseria obrera, burguesía aprovechada y clérigos ambiguos que pinta Zola, hace conveniente recordar aquí las palabras de Pío XI en la Encíclica Quadragesimo anno:

Hay “quienes, confesándose cató1icos, apenas si se acuerdan de esa sublime ley de justicia y de caridad, en virtud de la cual estamos obligados no sólo a dar a cada uno lo que es suyo, sino también a socorrer a nuestros

hermanos necesitados como si fuera al propio Cristo Nuestro Señor, y, lo que es aún más grave, no temen oprimir a los trabajadores por espíritu de lucro. No faltan incluso quienes abusan de la religión misma y tratan de encubrir con el nombre de ella sus injustas exacciones, para defenderse de las justas reclamaciones de los obreros”.

Pero con la misma fuerza de este reconocimiento, tras aclarar cuál ha sido la actitud continua de la Iglesia ante los problemas sociales, queda condenado el socialismo de inspiración marxista.

Proletarios contra burgueses en “Germinal”. Zola, que desde luego era un burgués, ve al obrero como un camarada de lucha, y los burgueses que presenta en su novela son, en general, detestables. Ambas galerías de personajes resultan imparcialmente acartonadas en servicio del determinismo básico. Hay que reseñar que, en medio del escándalo que levantó en su tiempo “Germinal”, se alzaron las organizaciones obreras francesas, negando semejante pintura de sus afiliados: masa amorfa y animal, sin libertad y sin inteligencia.

En resumen, el sectarismo y la superficialidad de las ideas filosóficas del autor, especialmente su determinismo, su populachera irreligiosidad y la sórdida descripción de conductas y ambientes gravemente inmorales —quizá con una genérica intención moralizante—, sin ninguna referencia a la trascendencia, dejan como poso en esta novela —algo envejecida por un lenguaje reiterativo que desprecia la estética— la amargura de la existencia humana, consumida vanamente, como una pesadilla, dentro de un tejido de pasión colectiva cuyos móviles son la riqueza y el poder.

Biografía del autor

Émile Zola nació en París, hijo de un ingeniero italiano naturalizado y de madre francesa. Su familia se trasladó a Aix-en-Provence y tuvo graves problemas económicos a la muerte del padre. Tuvo como compañero de colegio a Paul Cézanne. Volvió a París en 1858. En 1859, Émile Zola suspendió dos veces el examen de bachillerato. Como no quiso seguir siendo una carga para su madre, abandonó los estudios con el fin de buscar trabajo.

En 1862 entró a trabajar en la librería Hachette como dependiente. Escribió su primer texto y colaboró en las columnas literarias de varios diarios. A partir de 1866, cultivó la amistad de personalidades como Édouard Manet, Camille Pissarro y los hermanos Goncourt. Concibió el proyecto de los Rougon-Macquart, que concluyó en 1893. Su aspiración era realizar una novela «fisiológica», a la que intentaba aplicar algunas de las teorías de Taine sobre la influencia de la raza y el medio sobre el individuo. Se trataba de hacer una especie de saga, siguiendo en parte del modelo de Honorato de Balzac en la Comedia humana, como dice en su subtítulo, una «historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio». La obra consta de veinte novelas y se inicia con La fortuna de los Rougon en 1871: un retrato social que, siguiendo el esquema del naturalismo, tiene altas dosis de violencia y dramatismo y resultó a veces demasiado explícito en sus descripciones para el gusto de la época.

Se casó en 1870 con Alexandrine Mélay. A partir de 1873, se relacionó con Gustave Flaubert y Alphonse Daudet. Conoció a Joris-Karl Huysmans, Paul Alexis, Léon Hennique y Guy de Maupassant que llegaron a ser habituales de las veladas de Médan, un lugar cerca de Poissy donde Zola tenía una casita de campo desde 1878. Se convirtió en el líder de los naturalistes. El volumen colectivo de esas Veladas apareció dos años después.

En 1886, Zola se peleó con Paul Cézanne (a quien quizás se puede reconocer en el personaje de Claude Lantier, el pintor fracasado de La obra). Criticó habitualmente los criterios utilizados en las exposiciones de arte oficiales del siglo XIX, en las que se rechazaba de forma continuada las nuevas obras impresionistas. La publicación de La tierra levantó polémica: el «Manifiesto de

los cinco» marcó la crítica de escritores naturalistas jóvenes. Se hace amante de Jeanne Rozerot en 1888, con la que tendrá dos hijos. En 1890, se rechazó su entrada en la Academia francesa.

En 1898, Zola se implicó en el caso Dreyfus y publicó en el diario L'Aurore su famoso Yo acuso (Carta al Presidente de la República), lo que hizo que el proceso de revisión tuviera un brusco giro. Un proceso por difamación le condenó a un año de cárcel y a una multa de 7.500 francos (con los gastos), que pagó el escritor Octave Mirbeau. Zola se exilió en Londres. A su regreso, publicó en La Vérité en marche sus artículos sobre el caso. El 29 de septiembre de 1902, murió en su casa supuestamente asfixiado, mas probablemente asesinado. Se rehabilitó a Alfred Dreyfus en 1906.

Estaba enterrado en el Cementerio de Montmartre, en París, pero sus cenizas fueron trasladadas al Panteón

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