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Guerra Cristera


Enviado por   •  14 de Diciembre de 2014  •  4.814 Palabras (20 Páginas)  •  347 Visitas

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Introducción

El interés por desarrollar la Guerra Cristera en el presente ensayo parte de los relatos que siempre me han contado sobre la participación de los abuelos de la familia en la cristiada. Me entusiasmó descubrir que el abuelo anduvo en el frente luchando contra los federales, y que mi tío abuelo escondía dentro de su casa en el centro de Jacona a los sacerdotes que se habían quedado para apoyar a los cristeros, o cuando recibía a los heridos de la guerra en su farmacia para curarlos. Sin duda la Cristiada tocó la vida de una gran parte de las familias de provincia, por ello considero que hace falta investigar el papel de Michoacán dentro del movimiento cristero.

La Iglesia católica ha sido por siglos una de las instituciones más importantes e influyentes en todo el mundo. Sus ideales, a lo largo de la historia, han causado guerras, cruzadas y demás diversos conflictos entre naciones. Alrededor de los siglos XVIII y XIX el conflicto entre la Iglesia y el Estado que se estaba gestando en Europa se trasladó a Latinoamérica. Ese conflicto llegó a México, y desde el inicio de un país independiente, los gobernantes quisieron separar la supremacía de la Iglesia Católica en el país. Un ejemplo muy claro es la Guerra Cristera, que se llevó a cabo en la zona centro sur-este de México desde 1926 y que terminó en 1929.

El ensayo que se va a desarrollar a continuación abarca los factores que llevaron a la Guerra Cristera desde la Reforma de Juárez, seguido del pleno desarrollo de la guerra. Dentro del desarrollo de las movilizaciones se presentará la opinión de la Iglesia Católica respecto a los abusos contra ella que se llevaron a cabo bajo el gobierno de Calles, y posteriormente la opinión que la Iglesia va a tener respecto a la guerra. Explicado todo lo anterior se desarrollará a grandes rasgos el proceso de la Guerra Cristera, y sobre todo, se destacará la participación que Michoacán tuvo durante los tres años que abarcó la guerra. Por último se elaborarán las respectivas conclusiones.

Antecedentes

Conflicto Iglesia Estado

La Iglesia colonial de la Nueva España había estado dividida entre Roma y Madrid. Al día siguiente de la independencia quedó partida en dos, pues Roma tardó un buen tiempo en reconocer los nuevos Estados. Cuando México fue reconocido como independiente el Estado adoptó aires liberales y quiso heredar el control que el rey ejercía sobre la Iglesia . Años más tarde Benito Juárez aparece en el panorama político de México. Él, en su nuevo gobierno, implementó las Leyes de Reforma (1855- 1863), en donde los bienes eclesiásticos se nacionalizaron, el matrimonio religioso fue desplazado por el civil, eliminando así la intervención forzosa de los sacerdotes y el cobro de dinero por parte de los mismos. El registro civil suplantó a la Iglesia en el sentido en que ésta ya no iba a llevar el control de nacimientos y defunciones, y así los cementerios pasaron a cargo del Estado. Las festividades religiosas fueron suprimidas. El culto a la religión católica dentro de la nación dejó de ser el único permitido, a partir de entonces, cada persona era libre de practicar el culto que deseara. Asimismo, se prohibió la realización de ceremonias fuera de las Iglesias o templos, se expulsaron a varios obispos de México y se decretó la exclaustración de monjas y frailes. El nuevo gobierno liberal se basaba en el supuesto de la necesidad de una nación independiente y de la igualdad ante la ley, lo que implicaba no privilegiar a ninguna corporación sobre los individuos. La Iglesia, en vías de consolidación significaba un considerable rival para los liberales que buscaban constituir y consolidar al Estado.

Durante el porfiriato (1876- 1911) las Leyes de Reforma se flexibilizaron. La Iglesia vio crecer nuevamente su riqueza, se volvieron a permitir las ceremonias públicas, se reorganizaron los conventos y seminarios y se erigieron nuevos obispados y sociedades religiosas. Díaz entendió que para un “orden y progreso” debía de evitar conflictos con una de las más grandes potencias de la nación. Fue entonces que llevó a cabo su política conciliadora, en donde logró tranquilizar a la Iglesia, y ésta dejó al presidente despreocupado por la cuestión clerical.

Cuando la Iglesia y el Estado apenas habían logrado la adaptación y la paz, la revolución se sobrevino. El ideal anticlericalista de la revolución tenía las mismas raíces que el de los siglos XVIII y XIX, pero había adquirido una violencia muy moderna que se vio acrecentada por la inexperiencia política y la personalidad de los carrancistas. Para ellos la Iglesia Católica encarnaba el mal. Dichos ideales anticlericales se vieron consolidados en la Constitución de 1917, la cual dio al Estado el derecho de administrar la profesión clerical. La Iglesia se encontró nuevamente en la situación previa al porfiriato, la diferencia era, que esta vez se estaba enfrentando a un gobierno agresivamente antirreligioso. El ascenso a la presidencia de Obregón representó el inicio de las hostilidades respecto a la Iglesia, sin embargo, las hostilidades se vieron claramente durante el gobierno de Plutarco Elías Calles (1924- 1928). Para él, el catolicismo era incompatible con el Estado.

Durante el Gobierno de Calles se firma la ley reglamentaria del artículo 130, en donde adjunta leyes que limitaban a la Iglesia. A consecuencia del clima anticlerical que se estaba viviendo en el país, el 4 de febrero de 1926 un reportero de El Universal tuvo una entrevista con el Arzobispo de México, Monseñor Mora, quien hizo protestas respecto al artículo 130. Calles consideró las declaraciones del Arzobispo Mora como una ofensa y un reto al gobierno, y aceleró al Congreso para reglamentar el artículo 130. La reglamentación de este artículo, la Ley de Cultos, fue conocida como la “Ley Calles”, que mandaba la clausura de escuelas religiosas y la expulsión de sacerdotes extranjeros. Cabe destacar que el gobierno callista no quería cerrar las iglesias, lo que pretendía era que sus bienes fueran inventariados y custodiados por las juntas de vecinos, lo que no le pareció a los obispos, quienes lanzaron excomunión a todo aquel que colaborara con este fin.

La “Ley Calles” contiene 33 artículos de los cuales se presentarán unos pocos para hacer notar la política que el presidente llevó a cabo durante su gobierno.

Artículo 1, Todos los ministros de la religión han de ser mexicanos por nacimiento. Quien viole la ley la pena será de 500 pesos de multa o quince días de cárcel

Artículo 2, Cualquiera que celebre actos de culto, es decir, que administre los sacramentos, o predique sermones doctrinales,

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