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Guia De Historia Mundial


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2013  •  3.501 Palabras (15 Páginas)  •  306 Visitas

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Chile en el Siglo XIX

Proceso de emancipación americana y de Chile

Los sucesos que provocan la emancipación política de América Latina en su conjunto constituyen parte de un proceso histórico que transcurre entre 1808 y 1824. Iniciado aquí, en las llamadas Indias, como una respuesta al movimiento juntista desarrollado en España para defender los derechos de Fernando VII, prisionero de Napoleón, tuvo en su comienzo carácter autonomista y federalista, para derivar finalmente en rebelión independentista. Se consuma con las guerras de independencia en toda América.

Este hecho de tanta trascendencia, ocurrido casi simultáneamente en casi todo el continente, ha sido objeto de interpretaciones múltiples. Sin pretender sostener que la emancipación puede ser explicada por el juego mecánico de causas y efectos, y sólo con el propósito de ilustrar respecto de la diversidad de criterio habido en el enfoque de un asunto asaz complejo, sintetizamos los motivos históricos considerados como causas de la independencia. Ellos pueden agruparse en dos grandes unidades:

Causas internas

Se les asigna valor negativo. La emancipación se ve como una lucha de reivindicaciones. Ellas serían: la deficiente administración, la relajación de costumbres, el régimen comercial de monopolio, la postergación de criollos y mestizos, el absolutismo y tiranía de la autoridad virreinal, las restricciones culturales y otras.

Causas externas

Tendrían carácter positivo; son hechos que promueven a la consecución del objetivo. Serían: la influencia de la filosofía de la Ilustración, el influjo que ejercen en los criollos ilustrados los políticos europeos, la influencia de la Revolución Francesa, el ejemplo de la independencia de los Estados Unidos, el papel desempeñado por las sociedades secretas, la participación activa de los jesuitas expulsados, etc.

A estos antecedentes se agregan, como hechos que apuran el proceso, la invasión de Napoleón en España y la reacción que provoca en América el absolutismo de Fernando VII, luego de su restauración en 1814.

Sin duda, todos estos hechos concurren a la explicación del fenómeno, pero su significación sólo alcanza sentido cuando se los ubica en la complejidad de su contexto. Por ello son necesarias algunas precisiones:

La independencia no se consuma con la constitución de las Juntas, tampoco en el momento en que ella se proclama. Se desarrolla en un período de aproximadamente catorce años y se logra cuando los ejércitos criollos derrotan a las fuerzas realistas en las llamadas "guerras de independencia ". Estas guerras tienen el carácter de guerra civil: se enfrentan casi siempre peninsulares y criollos, pero en ambos bandos hay de unos y otros. Este hecho explica que la lucha armada haya sido relativamente larga, a pesar de haber enviado España a América escasos contingentes militares.

Los hechos políticos y militares, definitorios del proceso, se enmarcan en tres momentos, originados por la aparición de tres coyunturas históricas de signo político, modificadoras de las estructuras vigentes en el tiempo. Ellas son:

La crisis monárquica de 1808, provocada por la abdicación de Fernando VII y Carlos IV a favor de Napoleón, cuya reacción es el movimiento juntista en España y América. En ésta, desde una actitud de fidelidad se deriva poco a poco al autonomismo separatista.

La reacción absolutista de 1814, que se manifiesta con la vuelta al poder de Fernando VII, quien desconoce la Constitución Liberal de 1812 e inaugura la política de pacificación de América. La respuesta americana al absolutismo fernandino será la propagación del ideal independentista a sectores sociales hasta ese instante ajenos al movimiento.

El movimiento liberal español de 1820, con el levantamiento de Riego, vuelve a imponer la constitución de 1812, desbarata el intento borbónico de enviar fuertes contingentes militares para pacificar América y causa la reacción de los grupos conservadores políticamente predominantes en México y Lima; estos grupos, para no someterse a los liberales españoles, favorecen ahora la independencia de sus regiones.

El movimiento independentista es de carácter localista, producto de los intereses regionales desarrollados. Se fragua en torno a las capitales de los centros administrativos indianos por la gravitación que ejercen los Cabildos de las ciudades metropolitanas. Su manifestación histórica posterior será la formación de Estados nacionales sobre supuestos sociales regionales.

La independencia de América presenta como nota característica un alto grado de complejidad, tanto en lo que concierne a los territorios como a los factores específicos. Sin embargo, tal heterogeneidad no supone falta de unidad: el hecho es uno que ocurre de modo propio en cada lugar. De allí que no se acepte definir todo el proceso revolucionario por un solo principio, como tampoco es válido aplicar una teoría a todas las regiones. Con todo, es posible admitir cierta generalidad.

Emancipación nacional

En 1810, Chile desarrolló un proceso igual que otras colonias españolas que rompieron sus vínculos políticos con la metrópoli. El 18 de septiembre de ese año (día que hoy es nuestra fiesta nacional), el cabildo de la ciudad de Santiago delegó sus poderes en un grupo de siete personas que conformaron la primera Junta de Gobierno. Este acto fue el inicio de un proceso que culminaría con la independencia chilena de España, después de más de dieciséis años en los que se mantuvo un estado de guerra intermitente con las tropas españolas enviadas desde Perú.

El 12 de febrero de 1817, las tropas realistas sufrieron una decisiva derrota en Chacabuco a manos del ejército patriota. Un año después, Bernardo O’Higgins, uno de los líderes revolucionarios, que había conocido a Francisco de Miranda en Londres, proclamó la independencia absoluta de Chile; no obstante, las tropas realistas controlaron casi la totalidad del sur del país hasta 1818, y no fueron expulsadas completamente hasta 1826.

El Decreto que nos llamó chilenos

Casi a los sesenta días de la batalla de Maipú, los nacidos en Chile comenzamos a llamarnos chilenos. Esta fue nuestra primera carta de ciudadanía y ella se hizo extensiva a todos los aborígenes o indios del país.

Así lo publica un decreto fechado en Santiago, el 3 de junio de 1818 y publicado en la Gaceta Ministerial de Chile, el 20 del

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