Guion: Hamlet.
Franco456Apuntes29 de Octubre de 2016
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Guion: Hamlet
La Locura
-Narrador: Esta escena se ubica en el castillo de Dinamarca donde se encuentran el nuevo rey de Dinamarca, Claudio, un ser maligno que para obtener lo que quiere, es incluso capaz de asesinar a su hermano; Laertes, un hombre cuyo padre, Polonio, fue accidentalmente asesinado por Hamlet, el cual al igual que Laertes, desea vengar la muerte de su padre, el antiguo rey, cuya sangre está en las manos de Claudio, al haberlo asesinado y fingir que no fue así.
Aquí, Laertes y Hamlet comienzan una pelea, donde arreglaron ya todo para que Hamlet pierda si o si, por el veneno impuesto por Claudio, en la espada de su contrincante, y el que pondrá, si vence en su bebida.
Para amortiguar el enojo de las personas, y para poder lograr vengar el asesinato de su padre, el príncipe Hamlet se coloca una máscara, la de la locura, haciendo creer al reino que él está loco de verdad.
Rey.- Ven, Hamlet, ven y recibe a esta persona que te presento.
Hamlet (a Laertes).- Concédeme tu perdón; te he agraviado, pero como caballero que eres, perdóname. Los aquí presentes saben y tú habrás oído decir que tengo un penoso problema mental, por lo que todo lo que haya hecho que pudiera herir tus sentimientos y tu honor, y despertar tu desaprobación, fue mi locura ¿Fue Hamlet quien ofendió a Laertes? No, Hamlet, jamás. Si Hamlet está fuera de sí, y en estas circunstancias, no siendo él mismo, ofende a Laertes, entonces no es Hamlet el que lo está haciendo ¿Quién lo hace entonces? Su locura, por lo que si esto es así, Hamlet pertenece a la parte ofendida. La locura es la enemiga del pobre Hamlet. Amigo, ante esta audiencia te pido que permitas que mi repudio de toda mala intensión me absuelva en tu generoso espíritu. Ha sido como si hubiese herido a mi propio hermano.
Laertes.- Me doy por satisfecho en mi corazón, cuyos impulsos naturales deberían incitarme, por encima de todo a tomar venganza, en este caso. Pero con respecto a mi honor, me mantendré en reserva, y no admitiré reconciliación alguna hasta que el dictamen en favor de paz de los más ancianos y honorables, asegure que mi nombre queda sin mancha. Pero hasta ese momento recibo como buena esta amistad que me ofreces y no la traicionaré.
Hamlet- Y yo le doy la bienvenida. Jugare esta apuesta de hermanos con toda lealtad. Que nos den los floretes. Vamos.
Laertes.- Vamos, uno para mí.
Hamlet.- Laertes, voy a ser como el engarce de una joya. Comparada con mi torpeza, tu habilidad destacara su brillo, como una estrella en una noche tenebrosa.
Laertes.- Te burlas de mí, amigo.
Hamlet.- No por esta mano.
Rey.- Dales los floretes, joven Osric. Sobrino Hamlet, ¿estás ya enterado de la apuesta?
Hamlet.- Perfectamente, señor. Su Gracia ha apostado por la parte más débil.
Rey.- No temo perder. Los he visto a los dos. Pero como él ha progresado, te hemos dado una ventaja
Hamlet (tomando un florete).- Este me gusta. ¿Son todos del mismo largo estos floretes?
Osric.- Si mi buen señor (Hamlet y Laertes se disponen)
Rey (a los pajes).- Pongan las jarras de vino sobre esa mesa. Si Hamlet da el primer golpe o el segundo, o logra desquitarse en el tercer asalto, que todas las almenas disparen sus cañones. El rey beberá a la salud de Hamlet, para alentarlo, y echará en la copa una perla única, más preciosa que la de cuatro reyes sucesivos han llevado en la corona de Dinamarca. Traigan las copas, y que el timbal anuncie al clarín, el clarín a los cañones distantes, los cañones al cielo, y el cielo a la tierra: “Ahora brinda el rey a la salud de Hamlet”. (A Hamlet y Laertes). Vamos empiecen.
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