HOSPITALES EN LA COLONIA
Nanpol5 de Septiembre de 2012
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INTRODUCCION:
1.- El surgimiento de los hospitales en México, tiene su inicio a partir de
la llegada de los españoles a estas tierras.
Puede decirse que el concepto hospital que agrupa tanto el espacio
como la forma, no es conocido como tal por parte de nuestros
antepasados prehispánicos, mismos que acostumbraban tratar a
los pacientes a través de curanderos o yerberos y por lo general
solicitando el apoyo de alguna divinidad a quien finalmente se le
podía achacar la no rehabilitación o muerte del paciente.
2.-El espacio hospitalario que será empleado de modo general,
consistirá en una forma geométrica regular ya sea cuadrado o
rectángulo, siendo este último elemento el que mayor uso habría de
tener.
3.-Los orígenes espaciales devienen básicamente de la forma basilical
que surge en roma y que consistía en un área regular techada de
grandes proporciones, misma que era ocupada para dilucidar
asuntos legales e igualmente para tratos comerciales o lugar de
reunión.
Al momento en que el cristianismo es admitido como religión y sale
del clandestinaje, las autoridades religiosas deciden adoptar el
espacio basilical para poder llevar al interior de éste todo el
proceso ritual que se requería. así, este espacio dará razón de ser
a la mayoría de los templos que empiezan a edificarse.
En el siglo XVI y una vez conquistada la ciudad de Tenochtitlan,
empiezan a llegar miembros de órdenes religiosas que al igual que
como ocurre en Europa, iniciarán su labor de adoctrinamiento e
igualmente de apoyo y ayuda tanto espiritual como material hacia
la población indígena. Con este propósito comienzan a edificarse los conventos junto a su respectivo templo.
Al igual que como ocurrió en Europa durante la etapa del medioevo,
el desarrollo económico primario estará dirigido por las áreas
rurales, asunto que es más claro si observamos los sitios en que se
edificaron los monasterios en México.
Ahora bien, un buen número de expertos han señalado que al
interior de cada una de estas obras religiosas que servían de
morada a los religiosos, se encontraba un espacio que estaba
predestinado para atender a caminantes, peregrinos o personas de
la localidad que se hallaban enfermos.
4.-De tal situación se desprende el hecho de notar que la atención hospitalaria recaía más en la responsabilidad de los religiosos que en miembros de la autoridad civil.
5.-No obstante lo anterior, no deja de llamar la atención que a lo largo del siglo XVI sean las órdenes de franciscanos y agustinos quienes mayor empeño pusieron para brindar atención al prójimo; situación que no se manifiesta en la orden de los dominicos, así pues, debemos suponer que la atención a las personas ante la aparición de enfermedades, quedaba cubierta por estos centros.
Es a partir del año de 1523 cuando, por instrucciones de Hernán
Cortés, se escogen solares e inicia la edificación del primer
hospital que hubo en territorio mexicano y que sería colocado bajo
la advocación de: “ la pura y limpia concepción de maría”, título que
fue cambiado con el tiempo y que ahora conocemos como el hospital
de jesús.
Dentro del esquema formal-espacial, este hospital observó las
mismas disposiciones que por entonces estaban en boga en los
nosocomios europeos; es decir, adoptó un modelo en planta en
donde destacan dos claustros, a más de fabricar una iglesia a su
vera.
Con el inicio del siglo XIX y envuelto el país en los aires
independentistas, la situación de los hospitales va a tornarse
sumamente difícil, más aún cuando las ideas liberales que privaban
en España van a influir en el aspecto político que conllevará a que
en 1812 se dicten leyes que buscarán separar a las instituciones
hospitalarias de la égida religiosa. Por ello y a partir de la fecha
antes anotada, los hospitales pasarán a depender de los
ayuntamientos. Aunado a lo anterior, en 1820 las cortes españolas
decretan la supresión de las órdenes hospitalarias, situación que
entró en vigor en México en el año de 1821.
HOSPITAL DE SAN HIPOLITO
Alrededor de 1520 Juan Garrido erigió la Ermita de los Mártires, hoy conocida como el ex Convento de San Hipólito. Al lado de éste en 1566 Bernardino Alvarez instaló el primero de sus hospitales con la intención de remediar la situación de los ancianos, los locos y convalecientes pobres. Fue el primer hospital para Dementes creado en América.
Lo mandó construir Bernardino Alvarez en 1566, con licencia del Virrey. Destinado a los enfermos mentales llamados en aquel entonces enajenados o endemoniados, con el fin de evitar fueran objeto de abuso al deambular por las calles de la capital de la Nueva España. Con esta casa supo dar alojamiento a ancianos y peregrinos, pues el fraile Álvarez era un hombre con fines nobles.
Pronto se sumaron su causa religiosos que en el siglo XVIII constituyeron la orden religiosa de los Hermanos de la Caridad, esto benefició al hospital pues el Consulado aportó los recursos necesarios para la restauración del edificio. Así la Orden de los Hermanos de la Caridad quedó formada en 1700 por mexicanos.
Desde fines del siglo XVI el hospital de San Hipólito, edificado hacia el poniente de la capital novohispana, se fue perfilando como espacio para la atención de hombres dementes, provenientes de todos los estamentos de la sociedad.
Los hipólitos, siendo la única orden religiosa creada en la Nueva España y sus miembros practicaban los votos de castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad. El hospital sufragó con limosnas y donativos la economía dejada por el fraile Álvarez, viéndose mermada durante la guerra de Independencia.
Los Hermanos de la Caridad, llamados también comúnmente hipólitos, por haber sido éste su hospital originario. Uno de los rasgos característicos de esta orden fue ser limosneros, guardando una lejana tradición medieval. Desde sus primeras constituciones, se estableció su carácter limosnero para efectos del sostenimiento de sus hospitales y por ello enfrentaron muchas carencias para realizar su trabajo.
La limosna se solicitaba en las calles o en las casas de las familias ricas. Entre los acaudalados era muy frecuente que por motivo de votos o promesas a Dios, se dieran importantes cantidades a obras pías.
La pobreza de los hospitales no era ni nueva ni exclusiva de los Hermanos de la Caridad. En la Nueva España durante los siglos XVI y XVII los nosocomios funcionaron de manera muy precaria, pues no contaban con apoyo de la Corona para su funcionamiento, por ello muchos preferían acogerse a los patronatos ofrecidos por hombres acaudalados o de altos funcionarios de gobierno, a fin de asegurar medios de subsistencia.
Pero la ayuda a los hospitales, por parte de las autoridades, no se limitaba al aspecto económico sino también con fuerza de trabajo que aportaban indios, esclavos y reos principalmente.
El virrey don Antonio María de Bucareli y Ursúa ayudó a mejorar las condiciones tan deplorables en que se encontraba el Hospital de San Hipólito, pues debido a la pobreza en la que se encontraban no les era posible que atendieran bien a sus enfermos. En 1821 el Ayuntamiento se hizo cargo de este lugar por desgracia, ya que los bienes con los que contaba fueron a parar a manos deshonestas, esto con el pretexto de que Antonio López de Santa Anna hizo un decreto en que la oficina deTemporalidades podía intervenir en los mismos. Con estos bienes salieron muy beneficiados los miembros de la susodicha oficina.
El trabajo al interior de los hospitales era agotador y temido, más aún cuando en la capital novohispana azotaban epidemias y pestes, pero en el Hospital de San Hipólito se añadía otro elemento que lo hacía especial: era el lugar de los locos y débiles mentales.
En este rubro de los recursos humanos que aportaban su trabajo al interior del hospital de San Hipólito, los frailes contaban con el apoyo de algunos esclavos, pero por la falta de personal los propios locos barrían, cargaban agua, leña y parece ser que hacían mandados a lugares cercanos, cuando estaban en posibilidades de hacerlo, otras, en compañía de algún fraile recorrían las calles pidiendo limosna.
Se ha documentado también que los tribunales tanto civiles como eclesiásticos, dentro de sus posibilidades de condena, contemplaban enviar reos al hospital de San Hipólito, tal fue el caso de los hermanos Carbajal, acusados de actividades judaizantes a fines del siglo XVI. El historiador Alfonso Toro en su libro La Familia Carbajal, Ed. Patria, México, reseña en las páginas 359-376 el relato de Luis de Carbajal sobre este hospital en donde sirvió como mozo, purgando condena, vistiendo san Benito amarillo, exhibiendo una enorme cruz de san Andrés de paño rojo, cosida sobre el traje. Traer al caso a Luis de Carbajal no es gratuito ya que este hombre, antes de tener problemas con la inquisición, tuvo su intervención en el caso que nos ocupa.
En 1568
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