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Helena ¿Excusa o razón de la guerra de Troya?

ScarlettBlackEnsayo17 de Noviembre de 2016

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y
FILOLOGÍA CLÁSICA

HISTORIA ANTIGUA: GRECIA, ROMA

ELIANA ROSERO CASTAÑEDA

EDSON JOSSYMAR RUBIO RAMÍREZ

 

Helena: ¿Excusa o causa de la guerra de Troya?

Todos conocemos; ya sea por cultura general, por nuestros campos de estudio, por ficción o por relatos de terceros; la afamadísima Guerra de Troya creadora de leyendas, héroes y refranes. La mayoría de personas creemos conocer sus razones y desenlaces: Un hombre en busca de su honor y amor perdidos por culpa de una esposa raptada y un extranjero mal agradecido. Una ciudad completamente destruida, una cólera segada y un matrimonio restablecido. Sin embargo, existe una pregunta presente en la mente de casi todos aquellos que conocen esta historia: ¿Fue Helena de Esparta el verdadero causante de la Guerra de Troya o sólo una excusa que ocultaba fines económicos y políticos?

Analizaremos las posibles razones míticas e históricas que podrían atribuir o despojar a Helena de responsabilidad alguna, con el fin de dar un veredicto hacia el final de este trabajo. Para ello trabajaremos con base en argumentos histórico-literarios, intentando emular la estructura de un juicio penal: a) Acusación y testimonios en “Las Troyanas” de Eurípides. b) La defensa de Helena. c) Otros presuntos culpables. d) Veredicto y Condena. Ahora bien, si hemos de juzgar a Helena, consideramos necesario realizarle un juicio imparcial en donde se le permita contestar a la culpabilidad que se le ha imputado desde la antigüedad, es decir, se le dará la oportunidad de defenderse.

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1. Helena de Evelyn de Morgan.

Acusación

Hécuba denuncia a Helena por ser la responsable de la destrucción y desgracia de Troya, incluyendo la muerte de sus Monarcas varones. Así como la deshonra de Grecia.

“(...) ¡ay!, para buscar en las radas de Troya a la odiosa

mujer de Menelao, perdición[1] 

para Cástor y baldón

del Eurotas, la que ha degollado a Príamo,

sembrador de cincuenta hijos, y a mí, la

desdichada, me ha arrastrado a esta ruina (...)” Versos 130-135

Así pues, en este fragmento vemos plasmado el lamento de Hécuba y cómo ésta lanza una implícita acusación hacia Helena no de uno, sino de varios cargos en su contra, al momento de llamarla “(...) la odiosa mujer de Menelao(...)”. También se encuentra allí una presunta culpabilidad en la profanación de su linaje, al mencionar: “(...) perdición para Castor y baldón del Eurotas(...)”. Y así mismo le atribuye una ‘simbólica’ autoridad material en el asesinato de Príamo[2], cuando dice: “(...) la que ha degollado a Príamo, sembrador de cincuenta hijos. (...)

Testimonio

La acusación de Hécuba se apoya en tres testigos principales: Casandra, Andrómaca y ella misma.

Primer testigo: Casandra 

“Estos por causa de una sola mujer, de un solo amor – por conquistar a Helena – ya han perdido millares de vidas.” Versos 368- 369

Aquí se observa cómo Casandra reafirma la posición de Hécuba al darle la razón en la responsabilidad sobre la muerte de Príamo, así como la deshonra de su linaje. Además, le imputa la participación indirecta en la muerte de miles de griegos, cuando menciona que “(...) por causa de una sola mujer (...) ya han perdido millares de vidas.”.

Segundo Testigo: Andrómaca

“Oh brote de Tindáreo, nunca has sido hija de Zeus. Afirmo

que has nacido de numerosos padres: de Alástor

primero, después de Envidia, de Asesinato, de

Muerte y de cuantos males produce la tierra.” Versos 767-770

Andrómaca con estas palabras hace dos cosas: Primero, despoja a Helena de la pureza divina que se le atribuye míticamente al afirmar que: ella no es hija de Zeus. Segundo, se adhiere a la postura de Hécuba a través de referencias metafóricas cargadas de una connotación negativa y diabólica, si se quiere (referencia a Alástor, Envidia, Asesinato y Muerte).

Tercer Testigo: Hécuba

“¡Pobre de mí, qué cosas me han

tocado en suerte, y me seguirán tocando, por la

boda de una sola mujer!” Versos 498- 449

En este punto, Hécuba se vale de su propia tragedia, para buscar la compasión[3] de los espectadores y así lograr un veredicto en contra de Helena.

Defensa

Helena:

“¿Puedo, entonces, contestar a eso

razonando que, si muero, moriré injustamente?” Versos 903- 904

Vaticina su posible destino y acude al derecho de apelación para intentar salvarse.

Contestación: Hécuba:

“Escúchala, Menelao, que no muera privada

de esto (...)” Versos 906-907

En este caso, Hécuba le otorga la posibilidad defenderse a Helena, mostrándose ecuánime y lúcida a pesar de la situación por la que atraviesa.

Contestación: Menelao

“Será un regalo de tiempo perdido, pero
si quiere hablar, tiene permiso.” Versos 911-912

Menelao actúa de juez y le concede la palabra.

Helena

“En primer lugar, ésta fue quien engendró el origen talante

de los males cuando alumbró a Paris

después perdió a Troya y a mí el anciano que no

mató a Alejandro bajo la forma de un tizón.” Versos 920-923

Helena lanza contra acusaciones a terceros, entre ellos Hécuba, por los cargos anteriormente imputados; al sostener que los padres de Paris son los directos responsables de todos los acontecimientos suscitados.

“…en esto mi boda benefició a Grecia: ni fue dominada

por los bárbaros ni os sometisteis a su lanza ni a

su tiranía.” Versos 933-934

Con esto, Helena, apela al sentido de honor y gratitud de los griegos, pues afirma que, si no hubiese ido con los troyanos, los aqueos hubieran padecido bajo su yugo. Se muestra como una heroína de su pueblo, lo que actúa en contra de lo dicho por Hécuba en su acusación quien la tilda de portadora de deshonor.

“En cambio, lo que hizo feliz a Grecia me

perdió a mí, que fui vendida por mi belleza. Y se

me insulta por algo por lo que debíais coronar mi cabeza.”

Versos 935 - 937

Hace uso del llamado a la compasión de los espectadores, y se ubica en la posición de víctima, contrario a lo que declaran Hécuba y sus aliadas- Insinúa que no debería estar siendo juzgada de esa manera sino siendo laureada.

“El dios vengador que acompaña a ésta—llámalo

Alejandro o Paris, como quieras—, vino trayendo

consigo a una diosa nada insignificante.[4]” Versos 940-943

Helena convierte a Cipris en cómplice de Paris y argumenta que este la sedujo con ayuda de la diosa. Eso implica la idea de que su huida de Grecia no fue hecha bajo su completa lucidez, sino coaccionada por los poderes de Afrodita.

Contestación: Hécuba

“No trates de hacer de las diosas unas

insensatas por adornar tu maldad” Versos 981-983

Hécuba impugna a Helena por tratar de manchar la imagen de las diosas.

Contestación (anticipada): Casandra:

 “(...)Y su experto general ha perdido lo que más quería en aras de un ser odioso. Ha entregado a su hermano el placer hogareño de sus hijos por causa de una mujer, que incluso vino de buena gana y no raptada por la fuerza” Versos 369-373

Casandra refuta a Helena mencionando que ella no fue a Troya bajo ningún tipo de presión o influencia, sino bajo su propio pie y decisión. También alude a Agamenón por sacrificar a su familia persiguiendo a una mujer sin valor.

Helena

“¿Cómo pues, esposo mío, va a ser justo que muera en tus manos yo,
a quien uno desposó a la fuerza y que, lejos de salir victoriosa,
tuve que servir amargamente en mi segunda casa? Versos 962-964

Helena argumenta que tiempo después ‘reaccionó’ del ‘hechizo’ de Afrodita y, en ese momento, ya no estuvo feliz en Troya, sino que fue desdichada y retenida contra su voluntad. De nuevo apuesta al recurso de la compasión como método argumentativo.

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