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Historia Cultural


Enviado por   •  9 de Junio de 2014  •  1.091 Palabras (5 Páginas)  •  261 Visitas

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Retomando los conceptos de representación de Chartier: representación es el instrumento de conocimiento inmediato que hace ver un objeto ausente al sustituirlo por una imagen capaz de volverlo a la memoria; y representación en la que la relación simbólica es la representación de algo moral mediante las imágenes o las propiedades de las cosas materiales. Considerando esto el concepto de circularidad cultural reconoce un proceso de doble vía retroalimentación y flujo entre la cultura de la elite y la cultura popular. En este sentido las construcciones de las representaciones no son un proceso unilateral sino que se dan a través de un proceso de retroalimentación de las culturas. La representación “simbólica” nos puede hacer ver cómo “la cultura popular y la oficial” no se entienden como esferas polarizadas sino como esferas que se van configurando dentro de un mismo contexto en el que tiene sentido tal representación.

Además unas de las posibilidades que abre es también que en la construcción de representación se interactúe con otros campos.

Otro punto en común es que tanto la circularidad y la representación se la puede visualizar de manera colectiva como individual pues los procesos de representación implican un proceso único pero a la vez entendido dentro de una estructura de mentalidades en la cual la circularidad cultural hacen posible la interacción entre diferentes campos o esferas sociales.

La noción de representación permite unir las posiciones y las relaciones sociales con la manera en que los individuos y los grupos se perciben a sí mismos y a los otros. Las representaciones colectivas incorporan en los individuos las divisiones del mundo social. Son ellas quienes llevan las diferentes modalidades de exhibición de la identidad social o del poder político. Estas representaciones encuentran, en la existencia de los representantes, individuales o colectivos, concretos o abstractos, la garantía de su estabilidad y de su continuidad.

2.

La crítica hacia “la historia de las mentalidades”, tuvo como característica la impugnación de que lo colectivo reproducía lo automático, buscaba lo repetitivo; y el contenido impersonal de los pensamientos comunes. La forma de trabajo de esta debía hacerse de manera serial y estadística, inscribiéndose en el ámbito de la historia de las economías, de las poblaciones y de las sociedades. En este sentido Chartier encuentra tres falencias: primero, el privilegio otorgado a las fuentes masivas ampliamente representativas y disponibles (inventarios, archivos oficiales, etc..); segundo, la tentativa de articular las diferentes temporalidades y tercero, la forma de pensar su relación con la sociedad con el fin de establecer categorías intelectuales o afectivas compartidas por todos los miembros de una misma época. Ginzburg rechazo también el término de mentalidad por tres razones: Por su insistencia exclusiva en los elementos inertes, obscuros e inconscientes de las visiones del mundo, lo que condujo a disminuir la importancia de las ideas enunciadas racional y conscientemente y particularmente las de los hombres y mujeres de los medios populares. Porque indebidamente supuso que todos los medios sociales comparten las mismas categorías y representaciones. Por su alianza con la aproximación cuantitativa y serial que cosifica los contenidos del pensamiento, se apega a las formulaciones más repetitivas e ignora las singularidades.

La crítica abrió el camino a nuevas maneras de pensar las producciones y las prácticas

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