Historia Manteros

3. Perspectiva histórica.

Durante años marcaron el rostro de la ciudad. Le pusieron su colorido y su alboroto. Su entusiasmo y su energía. Pero también le añadieron su desorden y caos, contribuyeron al aumento del tráfico peatonal y vehicular, y evadieron los impuestos día a día. Son los manteros.

Un fenómeno que no es reciente, como se puede pensar. Que empezó con el vendedor minoritario a inicios del siglo XIX. Esos comerciantes informales, eran en su mayoría de procedencia extranjera, quienes llegaban al país con sus innumerables ofertas que seducían mentes y bolsillos.

Al paso del tiempo, la gente de provincia también se sumó a esta venta informal. Llenaron las calles y plazas y se transformaron en una fuerte competencia para los comerciantes.

Los vendedores ambulantes fueron tal vez los primeros comerciantes que se en encontraron en el mundo. Según cuenta la historia, el ganado fue lo primero que se consideraba como algo de valor para el hombre, de aquellas tribus que estaban conformando las primeras civilizaciones entre la raza humana. Y si ganado era la mercancía, lógico es suponer que la comercialización era ambulante, puesto que los animales debían trasladarse hacia los sitios donde hubiera pienso y agua para su subsistencia.

En la época colonial la gente del interior del país compraba sus mercaderías en los comercios que estaban alrededor de la plaza mayor.

Desde muy temprano se podían escuchar a los vendedores ambulantes que recorrían la ciudad ofreciendo sus productos: velas, escobas, agua, leche, plumeros, etc. Además de ir y venir por las callecitas de tierra por la mañana temprano se establecían en la Recova de la Plaza Mayor.

Cada vendedor ambulante tenía su pregón anunciando sus productos.

Casi todos iban cargando su mercancía en un canasto de mimbre, y otros en una especie de bandeja, que sujetaban a su cuello mediante una correa.

Los vendedores ambulantes son una parte importante de las ciudades y las economías urbanas en todo el mundo. Distribuyen mercancías y servicios asequibles al ofrecerles a los consumidores opciones de venta minorista, conveniente y accesible. Por esto, los manteros representan un verdadero problema para los comerciantes, son una gran competencia. El conflicto entre ellos siempre existió, los comerciantes no pueden competir con sus bajos precios.

Anteriormente, el Código permitía la venta "de baratijas o artículos similares, artesanías y, en general, la venta de mera subsistencia que no impliquen una competencia desleal efectiva para con el comercio establecido".

A principios del 2011, el PRO presentó en la Legislatura de la Ciudad una iniciativa para regularizar la comercialización "informal", en diversas zonas de Capital Federal.

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