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Historia Politica De Guatemala


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  5.890 Palabras (24 Páginas)  •  411 Visitas

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Introducción

El trabajo que a continuación se presenta, es un resumen de los hechos más relevantes de historia política de Guatemala de 1,984 a la fecha, en éste podremos encontrar los partidos políticos que durante la historia han luchado por el poder, así como también los presidentes que han quedado en estos últimos siete gobiernos y su gestión hacia la mejora del país, cabe mencionar que algunos de estos gobiernos han sido polémicos por los hechos perpetrados.

Sabiendo que es de suma importancia como estudiantes de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales conocer todos estos acontecimientos para aprender cada día de los aciertos y desaciertos de nuestros gobernantes, procurando tomar lo bueno y desechar la mano, así como de gran enriquecimiento para este curso de Ciencia Política.

HISTORIA POLITICA DE GUATEMALA

(ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE)

LOS HECHOS Y LAS TEORÍAS SOBRE LA DEMOCRATIZACIÓN EN GUATEMALA

2.1 Los hechos por los cuales se dio la democratización

Para explicar el devenir de los hechos que dieron lugar a la democratización de 1985, se considerara lo ocurrido desde 1978, haciendo la salvedad de que puede ser considerado como arbitrario partir desde esa fecha para explicar dicha democratización, pues pueden existir muchos hechos atados a lo acontecido en 1985, cuyo origen puede provenir de varias décadas o centurias atrás en la historia guatemalteca. Sin embargo, considero que lo más relevante del proceso de democratización de 1985 puede explicarse de forma adecuada partiendo de 1978, e incluso años más adelante, pero se toma 1978 pues es un año en el cual el desprestigio nacional e internacional del gobierno suscita el querer de un cambio hacia la democracia.

En mayo 1978, tuvo lugar la matanza de Panzós en Alta Verapaz, lo que generó aún mayor descrédito del Ejército del que ya había obtenido como consecuencia de la lucha contrainsurgente. Para ese entonces, además de la mala imagen que había obtenido el Gobierno como consecuencia de las presuntas violaciones a los Derechos Humanos, aún pesaban las secuelas del catastrófico terremoto de 1976, que había dejado 1.1 millones de personas sin techo y presumiblemente veintidós mil personas fallecidas. Pese a que como consecuencia del terremoto hubo un “boom” de la construcción, y con éste amplia demanda de mano de obra, los problemas sociales, políticos y económicos seguían agudizándose.

En ese ambiente difícil que se vivía en 1978, se llevó a cabo un proceso electoral, en el que sólo participaban candidatos militares. En el mencionado proceso electoral, resultó ganador, al parecer de forma bastante espuria, el general Fernando Romeo Lucas García, quien era el candidato de la coalición oficialista (PR-PID). Asumió la Presidencia de la República el primero de julio de 1978 “(…) en medio de evidente descontento y protestas por su discutido triunfo electoral.” (Contreras y Castro, 1998: 65). El gobierno del Lucas García tiene una marca indeleble de represión y violencia. En primer lugar cerró la poca apertura a espacios políticos que había dejado Laugerud García (1974-1978), especialmente en cuanto a permitir nuevos partidos políticos y dar más campo al sindicalismo. Además, en su gobierno hubo cientos de asesinatos de supuestos comunistas y de líderes de toda índole, entre los cuales se destacan Alberto Fuentes Mohr y Manuel Colom Argueta.

El gobierno de Lucas García tiene en su haber sucesos como la masacre de la embajada de España, que todavía hoy ocupa a los historiadores y suscita múltiples comentarios y enfrentamientos en las páginas de los periódicos guatemaltecos. Junto con estos hechos de alcance internacional, en el ámbito interno las masacres contra población campesina estuvieron a orden del día, algunas de ellas relatadas por Ricardo Falla en su célebre obra “Masacres de la selva”, y junto con las masacres los exilios masivos y desplazamiento interno e internacional.

Con la lucha contrainsurgente al rojo vivo, Lucas García finalizó su gobierno en 1982, año en cual nuevamente hubo elecciones, pese a que el ambiente político era inadecuado. En esta justa electoral, a diferencia de la anterior, hubo candidatos civiles, aunque la coalición oficialista siguió su tendencia de presentar un candidato de raigambre militar, el General Ángel Aníbal Guevara.

Las elecciones se realizaron el día indicado, 7 de marzo, y ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta, por lo cual le correspondía al Congreso elegir al nuevo presidente entre los dos candidatos que tuvieran mayor votación. Ganó el candidato oficialista, que según los resultados oficiales era quien más votos había obtenido.

Inmediatamente las elecciones fueron calificadas de fraudulentas, y por eso los candidatos de los partidos de oposición realizaron manifestaciones públicas (lo que según cuentan era una proeza para la época, pues la represión a cualquier clase de manifestación contraria al régimen era tenaz e inclemente). Ante esta situación, un grupo de jóvenes oficiales dio un golpe de Estado el 27 de marzo.

Una de las banderas de lucha más importantes de los golpistas era la realización de nuevas elecciones “limpias y libres”. Se nombró una Junta de Gobierno integrada por los generales Efraín Ríos Montt (presidente de la Junta) y Horacio Egberto Maldonado Schaad, y por el coronel Francisco Luis Gordillo Martínez. La Junta Militar derogó la Constitución Política, disolvió el Congreso y anuló las elecciones del 7 de marzo, razón por la cual el general Guevara no asumió la Presidencia de la República.

Ríos Montt era un oficial de gran prestigio y había sido Director de la Escuela Polítécnica, hechos que hicieron a los golpistas pensar en él, pese a que en el momento del golpe estaba retirado. Había sido candidato presidencial de la Democracia Cristiana Guatemalteca en 1974, elecciones que había perdido de forma no muy transparente. Estaba (y está en la actualidad) muy vinculado a la Iglesia del Verbo, y actuaba ente la opinión pública más como predicador, que como presidente. Aunque de este personaje se puede ahondar muchísimo, pues es una de las personas de mayor incidencia en la política guatemalteca de las últimas décadas, lo más relevante en aras al estudio de la democratización son estos dos aspectos (Contreras y Castro, 1998: 68):

1. Las drásticas medidas que empleó en la lucha contrainsurgente, basada en programas y políticas como la de tierra arrasada, “Fusiles y Frijoles”, “Trabajo, Techo y Tortillas”, las Patrullas de Autodefensa

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