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Historia de la cerámica en Grecia


Enviado por   •  5 de Marzo de 2014  •  2.446 Palabras (10 Páginas)  •  275 Visitas

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Historia de la cerámica en Grecia

El centro de las actividades de la antigua Grecia lo constituía el Mar Egeo pues se consideraban tierras de los griegos tanto la península Balcánica como la costa occidental de la península de Anatolia y todas las islas intermedias hasta Creta que cierra el espacio por su parte inferior. Sin embargo, desde el S. VIII a. C., los griegos colonizaron las tierras del norte del Mediterráneo (llegando hasta la península Ibérica) además de algunas partes del Mar Negro y establecieron pocas colonias en el norte de África pues era una zona del dominio púnico-cartaginés.

Una de las manifestaciones artísticas más importantes del mundo antiguo es la que nos legaron los griegos con su alfarería. La cerámica, es un elemento fundamental para los arqueólogos ya que gracias a ellas, se consiguen datar los diferentes estratos que forman un yacimiento, logrando recomponer así los hechos que allí se sucedieron en el orden correcto. Es decir, nos da una cronología relativa “post quem” (una fecha a partir de la cual sucedieron los acontecimientos que quedan reflejados en ese estrato)

En cuanto a sus características podemos decir que se trata de una cerámica de gran calidad que representaba temas sobre todo, mitológicos y otros secundarios – geométricos, volutas…-. Las formas eran muy variadas -ánforas, cráteras, oinokoes,..- y cada una con una función específica.

La cerámica es una de las grandes conquistas del hombre, basada en la propiedad que tiene el barro húmedo de perder la plasticidad con el calor. Su aparición coincide con la del Neolítico, con el sedentarismo y la economía productiva. La cerámica presenta notables variedades, ya en el tipo de pasta (tosca o cuidada), en su composición química, en la técnica de cocción de la que depende esencialmente el color, siendo clara o rojiza si el barro se ha cocido a fuego oxidante, o negruzca si el fuego ha sido reductor sin corriente de aire en el horno.

Las cerámicas más primitivas por norma general suelen ser toscas y a fuego reductor. La pasta de la cerámica admite inclusiones o desgrasantes de mica, cuarzo, etc., que contribuyen a cohesionar la arcilla y así evitar que se agriete con el calor. El tipo de pasta determina la porosidad. La cerámica, se puede fabricar a mano y a torno. A mano son las más primitivas, las obtenidas con el torno indican una industrialización del producto. El torno aparece en el Próximo Oriente en el IV milenio a. C., en Occidente fue introducido por los pueblos colonizadores del Mediterráneo al principio del I milenio a. C.. La dureza y el color dependen técnicamente de la naturaleza del barro y de la intensidad del calor del horno.

La arcilla procede de las rocas ígneas de granito que la naturaleza rompe por medio de la erosión. Las partículas se empequeñecen gradualmente hasta que las alteraciones físicas y químicas que darán lugar a la arcilla empiezan a afectarlas. El proceso, es muy lento, dura millones de años. Los lechos de arcilla se encuentran en casi todos los terrenos a unos cuantos metros de la superficie, pero no todos son útiles para el ceramista. Existen dos clases básicas de arcilla: primaria y secundaria. La primera se encuentra en el lugar que ocupaba la roca de la que procede; es muy pura, de color blanco y poco plástica. La arcilla más común es la secundaria, que ha ido separándose a lo largo de muchos años de su localización original hasta quedar depositada en otros lugares. Su color oscila del rojo al negro, pasando por el amarillo y el gris; y en contraste con la arcilla primaria, es fácil de moldear. La arcilla secundaria se encuentra en casi todas partes a unos pocos metros de profundidad.

Cada vasija era el resultado de un largo proceso artesanal de gran complejidad en el que pueden distinguirse dos momentos fundamentales: el modelado del vaso y su decoración. En estado tierno y plástico se puede moldear la arcilla de muy diversas formas por medio de muchas técnicas diferentes, con los dedos, con laminas planas de arcilla -se construyen recipientes de paredes rectangulares y aristas lineales-, el torno…

Entre los tratamientos externos que recibe la cerámica se distinguen el espatulado, el bruñido, el engobe, la pintura, el barniz, etc. El espatulado consiste en pulimentar la superficie del vaso crudo mediante una espátula; es un procedimiento muy utilizado a partir de la Edad del Bronce. El bruñido es el brillo metálico obtenido por una cuidada espatulación. El engobe es la capa superficial consistente en una lechada de arcilla fina, coloreada o no; es normal en las cerámicas pintadas. La pintura o baño se aplica a la cerámica generalmente después de la cocción; aparece en Oriente en el VI milenio a. C. y en Occidente con el Eneolítico. El barniz se obtiene con el pintado de la cerámica antes de la cocción, utilizándose ciertos productos que se endurecen con el fuego.

Quizás sea el descubrimiento del fuego el más importante que ha realizado la humanidad. Gracias a él, el hombre primitivo se dio cuenta de que el agua no afectaba a los recipientes de arcilla cocida. Los primeros descubrimientos que pusieron en relación a la arcilla y el fuego se efectuaron hace unos diez o doce mil años. Al calentar la arcilla, ésta sufre una serie de modificaciones que, a partir de cierto momento, son irreversibles. La arcilla sometida a la temperatura de 100º C se seca por completo, pero puede volver a su estado primitivo si se empapa con agua. Si se la calienta hasta 600-700 grados, llega un momento en que empieza a tomar un color rojo muy oscuro, señal de que está sufriendo profundas modificaciones químicas. En este punto la arcilla es blanda, desmenuzable y porosa, y no vuelve a ser plástica ni pierde su forma por la acción del agua. En la mayoría de las cocciones que se efectúan en zonas primitivas la temperatura no supera los 800 grados, que ya es suficiente para endurecer y vitrificar la arcilla local. A temperaturas del orden de 900-1000 ºC, las partículas de la arcilla empiezan a conglomerarse y adquirir mayor resistencia. Todas las sustancias carbonosas, como los residuos de vegetales, se queman y volatilizan, dando como resultado un material puro y brillante y de color a veces muy distinto del original.

Los alfareros y pintores trabajaban juntos en el mismo taller. En Atenas los talleres se concentraban en un barrio, llamado "El Cerámico". En los grandes talleres la producción era continua a lo largo del año para abastecer la demanda de la propia ciudad y la del comercio exterior. La decoración de un vaso griego era un proceso muy cuidado. Por ello las partes más importantes del vaso, las de las escenas, eran realizadas por el maestro pintor, mientras que los aprendices hacían las ornamentaciones de las partes secundarias,

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