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Imperio Bizantino


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2011  •  1.827 Palabras (8 Páginas)  •  5.002 Visitas

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Imperio bizantino

El Imperio de Oriente se mantiene después de la caída de Roma

Teodosio, el grande

A raíz de la muerte del emperador Teodosio en el 395 el imperio romano quedó dividido en dos partes. Pero mientras que el Imperio de Occidente luego sucumbió ante los ataques de los bárbaros, el Imperio de Oriente logró mantenerse.

En el siglo VI la grandeza y el poder de Roma fueron restaurados brevemente por el emperador Justiniano (527-565) cuyos generales lograron derrotar a los vándalos ostrogodos y restablecer la autoridad imperial en el norte de África, en el sur de España y en Italia.

Sin embargo, en el curso de las violentas luchas contra los ostrogodos, Italia sufrió terribles estragos y su economía fue destruida en gran parte.

El aporte más importante de Justiniano a la civilización occidental fue la codificación del Derecho Romano. Justiniano hizo construir caminos, acueductos y magníficos edificios públicos en Constantinopla y contribuyó a hacer de ella una de las maravillas de la Edad Media, con la cual no se podía comparar ninguna ciudad de occidente.

La construcción más notable fue la iglesia de Santa Sofía, obra cumbre de la arquitectura bizantina, revestida en el interior de bellos mosaicos, construida a un tremendo costo por miles de artesanos y obreros.

El lujo y las extravagantes ambiciones de Justiniano debilitaron el Imperio. A su muerte el tesoro estaba agotado. Bizancio no pudo mantener su autoridad sobre las provincias reconquistadas en Occidente y tuvo grandes dificultades en defender sus provincias orientales contra los periódicos ataques de búlgaros, eslavos y persas.

El imperio de Oriente se convierte en imperio Bizantino

Los emperadores de Constantinopla siempre se siguieron considerando emperadores romanos jamás renunciaron a sus derechos sobre las provincias occidentales que habían pertenecido una vez al Imperio Romano.

Sin embargo, de hecho su autoridad quedó limitada al Imperio de Oriente si bien la tradición romana se mantuvo en la legislación y las instituciones, en el curso de los siglos se acentuaron cada vez más los elementos griegos orientales.

La población hablaba la lengua griega. Sólo hasta el siglo VII el latín se mantuvo como idioma oficial, pero luego fue reemplazado por el griego. Los autores clásicos griegos constituían la base de la literatura bizantina.

Desde Persia y Mesopotamia se introdujeron costumbres orientales que dieron origen a la elaborada etiqueta en la corte imperial, las pomposas ceremonias y a la exaltación de la autoridad y de la figura del emperador. El Imperio Bizantino reconoció como religión oficial el cristianismo, pero éste se desarrolló en forma diferente que en Occidente.

La Iglesia Bizantina se separa de Roma

En Occidente el poder de la Iglesia y del Papa aumentó en la medida que la autoridad temporal se debilitaba. En Bizancio ocurrió justamente lo contrario. El emperador tuvo amplios poderes sobre la Iglesia y su autoridad máxima, el Patriarca de Constantinopla.

Con el tiempo se produjeron diferencias cada vez más hondas entre la Iglesia latina y la Iglesia griega. Ya en el año 381 el Patriarca de Constantinopla rechazó la doctrina de que el obispo de Roma tenía autoridad sobre la Iglesia entera. A las disputas sobre el poder y la jurisdicción se agregaron polémicas sobre el dogma y los ritos.

Los iconoclastas, los destructores de imágenes, denunciaron el culto de las sagradas imágenes como vuelta a la pagana adoración de los ídolos. En el 1054 el Papa León IX y el Patriarca Miguel Cerulario se excomulgaron mutuamente y se produjo la ruptura definitiva. La Iglesia en Oriente se separó del Papa en Roma y se constituyo la Iglesia griega Ortodoxa.

Bizancio resiste numerosas invasiones

Después de haber rechazado victoriosamente a los pueblos germánicos, los emperadores bizantinos tuvieron que afrontar nuevas amenazas. Durante largo tiempo los principales adversarios fueron los persas, hasta que en el siglo VII el emperador Heraclio pudo triunfar sobre los persas y recuperar Siria, Palestina y Egipto.

Luego surgieron nuevos peligros. Los árabes musulmanes se apoderaron del norte de África, de Palestina y Siria. Los búlgaros, un pueblo nómada similar a los hunos, invadieron los Balcanes.

Las luchas por la sucesión del trono provocaron la división y aun la guerra civil. Los fuertes tributos impuestos por los terratenientes provocaron el descontento y la abierta rebelión de los campesinos. La economía decayó y la hacienda fiscal se arruinó.

El imperio, sacudido por las calamidades internas, ya no se pudo defender contra las crecientes amenazas externas. Después de que los turcos seldyúcidas habían ocupado ya en el siglo XI parte del Asia Menor, los turcos otomanos cruzaron en 1354 el estrecho entre Asia y Europa y empezaron a ocupar la península de los Balcanes. Finalmente Bizancio quedó totalmente aislada.

En 1453 los musulmanes asestaron el golpe final. Un ejército de 160.000 guerreros puso sitio a la ciudad defendida apenas por 8.000 hombres. Después de ocho semanas de heroica lucha los defensores sucumbieron. El emperador Constantino XI pereció con sus hombres, luchando hasta el final.

Los aportes de Bizancio

Durante un milenio Bizancio fue el baluarte de la cristiandad contra las hordas nómadas, los persas, los árabes y los turcos. Si bien la cultura bizantino careció de la originalidad de las culturas clásicas griega y romana, fue una cultura altamente desarrollada que durante largo tiempo fue superior a la civilización de la Europa medieval.

Bizancio, situada entre Europa y Asia, fue el más importante centro comercial de la temprana Edad Media. A Bizancio acudían comerciantes de todos los países. Una moneda estable basada en el oro favoreció el intercambio.

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