Industrializacion En Francia

Francia fue el primer país continental que experimentó las transformaciones que condujeron al establecimiento del nuevo orden industrial. Cuando comenzó el siglo XIX la agricultura era predominante. Durante el siglo anterior, su comercio había aumentado firmemente.

Solamente después de la tercera década del siglo XIX tuvieron lugar en la industria cambios de gran amplitud y rapidez. Estas condiciones explican por qué los verdaderos comienzos de la revolución industrial en Francia se datan, usualmente, a partir de 1825.

Los periodos revolucionario y napoleónico tuvieron gran importancia en cuanto prepararon el camino de las transformaciones industriales. Durante estos años se manifestó una tendencia general a la destrucción del sistema guildista y a la liberación de la industria. En las épocas del Consulado y el imperio se llevaron a cabo esfuerzos para estimular el uso de las máquinas en la industria textil. Esos esfuerzos no tuvieron éxito.

Sin duda el control y las restricciones de las guildas todavía caracterizaban a la industria francesa en vísperas de la revolución. El sistema guildista fue apasionadamente discutido, y los trabajadores domésticos de las áreas urbanas y rurales insistieron en que debía reformarse.

El problema fue definitivamente resuelto en el año 1791 por una ley de la Asamblea Nacional, en la que se decía “libre de hacer negocios o ejercer cualquier profesión, arte u oficio que fuese de su agrado”.

El progreso de la industrialización ha sido más bien lento.

Debido a que la industria francesa tiende a producir artículos de lujo o de calidad exquisita, el trabajo a mano ha persistido en grado extraordinario. Aunque los franceses han tenido grandes éxitos en la producción de artículos de alta calidad, así como de artículos baratos en cantidad, nunca ha habido la presión que en Inglaterra y Alemania para una mecanización completa. En ambos países el movimiento general de la industria ha sido hacia la producción en grande escala y hacia combinaciones cada vez mayores, mientras que en Francia se ha distinguido por una tendencia en distinta dirección: hacia el individualismo industrial.

Las peculiares condiciones de la economía francesa, el equilibrio entre agricultura e industria, entre ciudad y campo, la ausencia de presión por parte de un población en crecimiento, el carácter cualitativo y n o cuantitativo de su industria, todavía en gran parte artesanal, su riqueza acumulada, todo esto determina un equilibrio relativo de su balanza comercial y una estabilidad también relativa de su sociedad.

-El camino hacia la industrialización recorrido por este país, presenta una serie de rasgos diferenciales respecto del modelo inglés, hasta el punto que, como se afirma en el texto de Niveau, durante mucho tiempo se sostuvo que era “difícil hablar de revolución industrial en Francia”. En la actualidad, la perspectiva

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