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Inicio Del Criollismo En Venezuela

Rosairysf16 de Junio de 2014

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Inicio del Criollismo en Venezuela

El criollismo fue un movimiento artístico literario que nació fuertemente influido por la relativamente reciente independencia de las naciones de América bajo el dominio español, se desarrollo en Venezuela paralelamente al Modernismo con el cual en algunos casos se fusionó, dando origen al “modernismo criollista”. Comenzó a manifestarse en la última década del siglo XIX (1890) y se va prolonga hasta el año 1.929 con la aparición de novelas como “Doña Bárbara”, que se proyectan más allá de las fronteras nacionales. Se caracterizó, como consecuencia, por obras épicas y fundacionales, de lucha contra los embates de la naturaleza o contra algún sistema jerárquico. Trataba de plasmar la realidad y establecer tesis sobre la sociedad.

Su origen se debió a que un grupo de escritores tomaron la consigna de luchar porque en el país se escribiera una literatura verdaderamente nacional en donde se reflejara lo autóctono y se retratara el hombre venezolano con su propia psicología, su lenguaje y su problemática social. El Criollismo surge como una oposición al exotismo modernista con sus personajes desarraigados que pensaban con una mentalidad de extranjeros, tal es el caso de la novela “Idolos Rotos”, cuyo autor es Manuel Díaz Rodríguez. Ante el momento histórico, los criollistas toman una actitud distinta a la de los modernistas, “dan su aceptación a la nueva democracia”. Los personajes no van a ser seres neuróticos, ni artistas incomprendidos, sino personajes tipos del suelo venezolano, productos de una “transformación social que se estaba operando súbitamente”.

Esta actividad literaria llamada también "regionalismo" se afianza en Hispanoamérica en las tres primeras décadas del Siglo XX.

Los escritores muestran una definida posición nacionalista en el arte y una conciencia literaria madura. Son americanistas también, en cuanto se desentienden del peso de las tradiciones europeas y centran su interés en nuestro continente. A diferencia de los americanistas del período romántico (Echeverría y otros) y de los indigenistas de la misma época (Zorrilla de San Martín y otros), ponen su objetivo en el paisaje antes que en los individuos. Por esto son notoriamente descriptivos. Además, los personajes de sus obras son por lo común víctimas de esa naturaleza americana, brutal, inhóspita y grandiosa. Asimismo, son excelentes artistas que dominan la técnica de la novela, el relato o el cuento, ya maduros por esos años en Hispanoamérica, después de la maestría literaria que habían revelado en sus obras los poetas y prosistas del modernismo. Continúan esta tradición modernista de hacer verdadero arte escrito, pero con contenidos nacionales, antes que los cosmopolitas preferidos por sus predecesores.

Dominan el manejo de la lengua y conocen a fondo los regionalismos de vocabulario sintácticos, que usan sin prejuicios en sus obras. Los diálogos se caracterizan por la fidelidad a las hablas locales.

Finalmente, conocen a fondo la psicología de los habitantes de esas regiones, y los presentan con exageraciones o idealizaciones irreales.

Los más grandes representantes del movimiento criollista en Hispanoamérica fueron Rómulo Gallegos (Venezuela), José Eustasio Rivera (Colombia), Horacio Quiroga (Uruguay-Argentina), Ricardo Güiraldes y Benito Lynch (Argentina).

Características del Criollismo

Durante el período colonial, comenzó a acuñarse un término, que se refería a los hijos de españoles, nacidos en tierras americanas. Dicho término, comenzó a cobrar relevancia durante la época de la emancipación, al ser utilizado por los insurrectos, para diferenciarse de las tropas leales al rey. Sin embargo, en la actualidad, este término suele asociarse a la identidad, como un todo, en especial a las tradiciones campesinas de un país. El Criollismo literario, fue un movimiento que nació con el propósito de retratar las costumbres populares, con los tipos y en el lenguaje del bajo pueblo, sobre todo del campesino. Motivó el desarrollo de la literatura regionalista, que reflejó la realidad política, humana, económica y social, de un espacio determinado y así creó una literatura original, con base en los elementos naturales del continente.

Sus características principales fueron:

1.- Predomina lo autóctono.

2.- Su objetivo principal es lograr la afirmación cultural latinoamericana y proclamar su diferencia con respecto a la cultura europea y universal.

2.- Utiliza modismos dialectales, profundiza en las leyendas del pueblo.

3.- Surge como una oposición al exotismo modernista, con sus personajes desarraigados, que pensaban con mentalidad de extranjeros.

4.-Como herencia del romanticismo se aproxima al color local.

5.-Los aspectos lingüísticos del criollismo radican en la profunda y espontánea asimilación de la lengua indígena.

6.- Sus obras no se van a conformar con la sola finalidad artística sino que aspiran a ser “documentos sociológicos” del momento que vive el país.

7.- La producción criollista es concebida a veces como una novela social de denuncia o como elemento constitutivo de un nacionalismo cultural.

8.- Recurre a la representación estética, a la abundancia de figuras y signos considerados característicos de un país o región, precisamente para conseguir su objetivo. Por ejemplo: presenta las descripciones del gaucho, el llanero, el guaso, etc.

9.- Las acciones de las novelas se sitúan preferentemente en regiones no modernizadas. Por ejemplo, en las pampas, en el campo.

10.- La tierra es un elemento esencial en las obras del Criollismo. El costumbrismo, el telurismo o el regionalismo son categorías que se superponen en el entendimiento tradicional del término.

11.- La literatura se constituye en una forma propagandística masiva al servicio de la integración nacional, pero al mismo tiempo es un fenómeno concomitante del proceso modernizador.

Diferencia del Criollismo Latinoamericano y Venezolano.

Revisar las artes del movimiento conocido en la historia cultural y de las artes visuales latinoamericanas como criollismo obliga al examen de un conjunto de controversiales conceptos asociados al mismo, con frecuencia de manera implícita. Revelarlos, precisarlos y comprenderlos es tarea obligada a fin de acercar al lector a una distancia necesaria y suficiente de ese algo elusivo y de imprecisos contornos que los latinoamericanos hemos llamado lo criollo.

Entrar al territorio conceptual asociado al criollismo es adentrarse en un campo minado de indefiniciones, contradicciones, paradojas y solapamientos. Muchas veces la búsqueda de una noción precisa del criollismo es ocasión de encuentros con el sin sentido, la ficción y la metafísica, pero también es posibilidad certera del hallazgo de espacios y tiempos en los que la imaginación y sus discursos llegan a sorprender. El interés que guía esta indagación se centra en proveer al lector de información sobre un conjunto de conceptos asociados al fenómeno y permitirle una lectura contemporánea y contextualizada de una noción compleja como la del criollismo.

Si bien es cierto que el criollismo fue en sus inicios un movimiento filosófico y político, ya para fines del siglo XVII se ha convertido en un movimiento predominante mente literario y es necesario notar que las artes visuales que se han agrupado bajo esta categoría contienen un fuerte componente literario, incluso pueden considerarse casi como narraciones visuales. Se trata entonces, en su gran mayoría, de propuestas icnográficas y estilísticas que pueden adscribirse en muchos casos a un realismo fuertemente crítico lo que no impide que esas manifestaciones se encuentren llenas también de una gran riqueza de representaciones, pues la imaginería del criollismo revela una interesante diversidad de ópticas y enfoques que privilegian el dato visual rara vez visto, representado o registrado en las narraciones de la literatura.

Es, fundamentalmente, en las artes visuales del criollismo de los siglos XVII, XVIII y XIX, donde encontramos gran cantidad de imágenes que remiten a muchas de las formas de la intimidad y vida cotidiana de los latinoamericanos, experimentadas vitalmente tanto en narraciones visuales altamente personales como en epopeyas independentistas y de construcción de lo nacional. La dimensión épica o heroica, característica de las artes visuales del siglo XIX latinoamericano presente en la plástica destinada a los espacios públicos de muchas ciudades de América Latina, incorpora usualmente variados elementos procedentes de la iconografía de un criollismo primitivo poco estudiado desde las artes y muchos menos adecuadamente valorado. A nuestro entender, es en los diversos períodos de las artes visuales del criollismo latinoamericano donde reposan y conservan imágenes y contenidos que pueden remitirnos a una historia iconográfica poco investigada de las representaciones visuales, tanto de las epopeyas locales como de una desconocida intimidad latinoamericana, urbana y rural. En las artes visuales de lo que pudiéramos llamar un criollismo intimista pueden observarse elementos y textos culturales constitutivos de las identidades latinoamericanas que conviven junto a los panteones heroicos. Esas representaciones de la intimidad de la casa, el patio, la calle, el mercado, el barrio, la hacienda, los oficios y costumbres, la comida y el traje, que hemos despachado de manera peyorativa como costumbrismo, constituyen entonces un rico acervo de datos visuales de

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