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Introducción «Cumandá» o un drama salvaje


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  2.473 Palabras (10 Páginas)  •  368 Visitas

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Introducción «Cumandá» o un drama salvaje

Trinidad Barrera

Una mirada al siglo XIX en Hispanoamérica nos conduciría fácilmente a advertir la importancia y el desarrollo adquirido por la prosa, en especial por la producción novelística, que irrumpe con fuerza avasalladora y crece en número considerable a partir de su segunda mitad. El propio territorio americano ofrece, con el espectáculo de su naturaleza y el morador primitivo de estas tierras, unos sugerentes cauces de inspiración para la novela, que se ajustan a la cosmovisión romántica.

Novela indianista o de idealización del indio han sido los términos más usados para designar a un «metagénero» singular dentro de la narrativa romántica, que se ocupó de facilitar una visión del indio exotista, decorativa, colorida y lejana, bajo unos tintes humanitarios y filantrópicos. El rótulo se ha convertido en el polo opositor de la llamada novela indigenista que, por el contrario, enarbola su carácter de protesta y reivindicación social en favor del mismo como raza y clase marginada, y que tuvo su efervescencia en la década de los años veinte y treinta. A partir de Aves sin nido (1889), novela bisagra del paso de una corriente a otra, el indio llegaría a ser además de un problema humanitario y étnico, un conflicto social y económico. La novela indigenista se ocupa del indio contemporáneo, mientras que la indianista se centraba, con preferencia, en el de la época de la conquista o los siglos virreinales. Lógica lejanía en el tiempo, rasgo de evasión romántica, que no tuvo su contrapartida en la evasión espacial -como ocurrió en algunas obras europeas- ya que, por lo general, los novelistas hispanoamericanos dirigirán su vista hacia el escenario propio, hacia esa naturaleza pródiga en elementos que aparece como telón de fondo de estas novelas. Cumandá o Un drama entre salvajes, publicada por primera vez en Quito, en 18791, posiblemente durante el ocio político de Mera durante el gobierno de Veintemilla, va a ser un buen ejemplo de esta modalidad.

El mundo referencial de Juan León Mera

Varios factores inciden decisivamente sobre el escritor Juan León Mera y, por ende, sobre su obra: la patria, Ecuador y, en concreto, su cuna natal, Ambato; su ideología conservadora y fervorosamente católica, y el autodidactismo de su formación. Estos condicionantes determinarán, por un lado, el profundo amor hacia lo propia; su provincia natal, la naturaleza, el paisaje ambateño, así como hacia sus gentes, reflejado una y otra vez en su obra literaria. Por otro, su apego a las formas tradicionales de vida, a los principios católicos como horma de conducta personal, pública y literaria -tanto su defensa y vinculación al régimen de García Moreno como la respuesta católica al problema indio o el marco moralizante de Cumandá2- e igualmente incidirán en su preocupación americanista, vertida en los cauces del indianismo poético y narrativo. Por último, el autodidactismo de que hizo gala nos lleva a hacer algunas referencias a su contexto personal, íntimamente ligado a su quehacer.

Formación personal. El americanismo literario

«Donde las dos hileras de los Andes del Ecuador se aproximan convergiendo al nudo del Pasto, reúnen como una junta de volcanes, sin igual en el mundo, por los aglomerados y los ingentes. Allí, rivalizando en altura, el Chimborazo, el Cotopaxi, el Tungurahua, el Antisana...; y la plutónica asamblea se extiende a la redonda por la vasta meseta que le sirve de Foro; pero sin que, de trecho en trecho, aquella tierra inflamada, como anhelosa de dar tregua a tanta grandeza y tanta austeridad, se abra en un fresco y delicioso valle..., En el fondo de uno de esos valles, mirando cómo se alzan, a un lado, el Chimborazo, que asume en una calma sublime la monarquía de las cumbres; al otro, el Cotopaxi, que inviste el principado de las que se dilatan en Oriente; y más de cerca, y a esta misma parte oriental, el Tungurahua; en medio de pingües campos de labor y rotos florentísimos, cuyas márgenes besa la limpia corriente de un riachuelo... tiene su asiento una ciudad pequeña y graciosa que llaman Ambato»3.

Así describió Rodó la cuna de uno de los más eminentes escritores hispanoamericanos, Montalvo, quien compartió con Juan León Mera lugar de origen y fecha de nacimiento: 1832. Ambos fueron las figuras literarias más relevantes del primer período de la república ecuatoriana. Sin embargo, ahí terminan las semejanzas, la vida los llevó por caminos muy distintos y, en cierta ocasión, al enfrentamiento personal. Ideológica y literariamente, sus pasos nunca llegaron a acompasarse: conservadores y liberales eran enemigos políticos por aquellos años. En 1865, cuando Montalvo publicaba El Cosmopolita, sus comentarios acerca del gobierno cesante de García Moreno estaban contrapuestos a los ideales que mantenía Mera, caluroso defensor del partido garciano. Las polémicas entre ambos se recrudecieron hasta llegar al insulto personal. En 1869, García Moreno vuelve al poder y Montalvo marcha al exilio para proseguir desde fuera su lucha contra la dictadura4.

Ambato, situada al sur de Quito, en medio de fértiles valles y resguardada por volcanes de los más famosos del Ecuador, era una localidad serrana de visos idílicos. Dicho paisaje gravitará en muchas de sus producciones (poesías, novelas) como escenario predilecto. Allí pasaría Mera la mayor parte de su existencia -nunca llegó a salir de Ecuador-. Sus primeros años transcurrieron rodeado de su madre y abuela materna, en una finca rural, Atocha, próxima a Ambato, donde se refugió su familia por razones económicas. Su padre abandonó el hogar antes de nacer el hijo y a pesar de la procedencia acomodada de la familia, la capacidad económica, por aquellos años, era exigua. Dicho estado favoreció uno de los rasgos más acusados de su educación: el autodidactismo, ya que Mera aprendió de su madre los primeros conocimientos, más tarde de su tío materno D. Nicolás Martínez -cuya defensa le costó más de un altercado con Montalvo-; pero, sobre todo, fue su tenacidad y amor propio los que le aguijonearon. A esta circunstancia aludirá en más de una ocasión a lo largo de su vida. Así, en las «Explicaciones necesarias» que prologan la edición de sus Poesías (1892) dice:

«Mi juventud duró menos de lo que suele durar la de otras personas, y sus locuras no fueron nunca extremas ni escandalosas... A esto contribuyó sin duda el cuasi aislamiento en que me crié. En mi primera juventud la sociedad fue para mí elemento apenas conocido y el hogar y la naturaleza influyeron decididamente en mi corazón y mi inteligencia»5.

Idea

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