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LAS TEORÍAS CRÍTICAS Y LAS TEORÍAS DE LAS IDEAS EN EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO


Enviado por   •  10 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  1.481 Palabras (6 Páginas)  •  563 Visitas

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1 LAS TEORÍAS CRÍTICAS Y LAS TEORÍAS DE LAS IDEAS EN EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO

La Teoría Crítica cuenta hoy en día con muchos representantes y muchas corrientes diferentes. En el pensamiento latinoamericano, el tema de la crítica ha desempeñado un papel fundamental, así, una de las corrientes autóctonas más importantes del siglo XX fue denominada "filosofía de la liberación", rótulo que, sin embargo, desborda a quienes se concibieron a sí mismos como miembros de esta escuela, dando una buena idea del espíritu con el cual se realizaron muchos aportes. Por ejemplo, los argentinos Rodolfo Agoglia (1920-1985) y Arturo Roig (1929- ). La noción de "presente vigente", incluye aspiraciones y conclusiones unánimemente reconocidas en la historiografía, como el reconocimiento de la interdependencia de la riqueza y la miseria, del vínculo entre la libertad, solidaridad y personalidad inalienables de los pueblos, de la inseparabilidad de la política y la economía, de la legitimidad de la descolonización y de integración de las naciones, de la raíz y destino popular de la cultura, de la función social de la educación, la literatura y el arte, de la misión formativa y liberadora de la filosofía y de la religión, de la subordinación de la ciencia y de la técnica a la totalidad del saber y a la etnicidad, y finalmente, la posibilidad de la desideologización y humanización del hombre por la historia, como praxis y como conocimiento. En el plano de las ideas, esa variedad de corrientes, perspectivas y enfoques teóricos expresa la complejidad de la realidad latinoamericana y de las distintas interpretaciones ideológicas y de clase social respecto a la dinámica de la sociedad y de sus peculiares transformaciones. El pensamiento latinoamericano es, así, un mosaico heterogéneo de ideas, teorías y métodos de investigación que buscan comprender la naturaleza de nuestros países y sociedades en un contexto histórico global enclavado en las vicisitudes de la expansión del capitalismo mundial, así como de las condiciones propias, locales y regionales de cada país en particular. El enfoque teórico y la manera en que se abordan esas cuestiones (método), es lo que le confiere el barniz específico a cada una de las corrientes de pensamiento.

2 • Los sujetos sociales e identidad Latinoamericana. Mestizaje, diversidad e integración.

El pensamiento latinoamericano sufrió mucho por las victorias del capitalismo en la última parte del siglo XX, aunque ya padecía problemas propios muy graves. El lenguaje de la liberación se perdió en un grado alto. Es cierto que en las etapas peores no es adecuado hablarle a todos como si estuviéramos al borde de la victoria. Me gusta que hayamos usado la palabra “alternativa”, porque ha sido un buen recurso cuando, por una parte, parecía imposible mencionar “revolución”, “socialismo”, “imperialismo” o “liberación”, y por otra, muchos tenían una sana desconfianza de las grandes palabras que no habían podido guiar la resistencia y la rebeldía hacia triunfos, o al menos defender lo que se había conquistado o conseguido, mientras que los dominantes tenían una fuerza que parecía todopoderosa y un dominio cultural muy grande.

Hoy estamos en un momento muy diferente en América Latina y el Caribe. Varios poderes revolucionarios están actuando y fortaleciéndose, está ascendiendo la conciencia social y política de los pueblos, crecen los movimientos populares, existe un grado mayor de autonomía frente a otros continentes y desde diferentes posiciones e intereses avanzan procesos y conciencia de integración continental.

El último siglo ofrece a la humanidad un saldo extraordinario para las potencialidades de emancipación humana y social. En la América Latina y el Caribe de hace medio siglo se levantaron las resistencias y los combates de una ola revolucionaria que formó parte de la segunda ola mundial del siglo XX.

La filosofía latinoamericana ha tenido un extraño camino. Se inició con una polémica sobre la esencia de lo humano y la relación que pudiera tener ésta con los indígenas del continente americano.

Mestizo o mestiza es un término que proviene del latín mixticius' (mezcla o mixto). La RAE lo define como el que nace de padre y madre de razas diferentes, en especial de hombre blanco e indígena, o de hombre indígena y mujer blanca. Sin embargo en los últimos años el término raza ha caído en desuso en ámbitos académicos, siendo sustituido por el concepto de etnia. En el término mestizo hay cierta imprecisión, ya que en castellano se ha aplicado en especial para los individuos, resultado del mestizaje entre españoles y amerindios. Se olvida con este uso que una considerable parte del mestizaje en la América hispánica se hizo entre blancos con negros, negros con amerindios ó el mestizaje secundario de mestizos con amerindios y negros. Los indomestizos, adquirían tal denominación por exhibir un fenotipo, que indicaba que eran la mezcla de un mestizo y una india, en el caso del zambo, de un negro y un amerindio, así como un blanco con negro en el caso del mulato o pardo, y de un mestizo al resultado de un blanco con amerindio, y de este resultado con otro amerindio, resulta un indomestizo. Los países con predominio de población mestiza son: Colombia, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Venezuela. También existen cifras significativas de población mestiza en países como Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Perú, Guatemala, República Dominicana, y la provincia canadiense de Quebec.

3 • El proceso de constitución histórica del sujeto latinoamericano.

El sujeto latinoamericano tiene tareas extraordinarias que realizar entre las cuales tenemos:

a) Superar el retraso que tiene, que fue inducido, frente a la nueva situación y frente a problemas principales que son más antiguos.

b) Retomar el socialismo como horizonte, y asumir críticamente el marxismo que está regresando, el marxismo de los revolucionarios. No permitir de ningún modo el regreso del dogmatismo. El pensamiento no debe ser un fetiche ni un adorno para sentirse bien o para adquirir seguridad.

c) Ayudar a los movimientos populares y los oprimidos a comprender las relaciones que existen entre los medios, identidades, demandas, luchas y proyectos de cada uno y el sistema de dominación como una totalidad, con sus fuerzas, acciones, ideología y contradicciones. Ayudar a comprender la dominación cultural, y las reformulaciones de la hegemonía de las clases dominantes.

d) Abandonar la soberbia de exigirles a los que luchan que entren en las camisas de fuerza de concepciones equivocadas, y, cuando no lo hacen, denunciarlos como “traidores” y “colaboradores”. Partir de las realidades que existen y de su ser real, no de lo que creamos que deben ser, pero no para adecuarnos o resignarnos a ellas, sino para participar en el trabajo de cambiarlas a favor de los pueblos.

e) Plantear a los movimientos populares la centralidad de lo político, y argumentar y convencer acerca de esa necesidad. Al mismo tiempo, aprender y desaprender acerca de problemas fundamentales de lo político, como son: la naturaleza y rasgos fundamentales de la organización, las relaciones entre los compañeros y compañeras con los demás miembros del pueblo, la necesidad de tomar el poder y en qué consiste este, las alianzas, los problemas de la estrategia y de las tácticas, la necesidad de considerar y combinar todas las vías y todas las formas de lucha, incluida la violencia revolucionaria, las relaciones acertadas entre los cambios y el aumento de capacidades de las personas y los grupos sociales y los cambios a lograr por el movimiento popular revolucionario en su conjunto.

f) Desarrollar el pensamiento acerca de temas y problemas que en tiempos pasados no se veían o no se apreciaban, y que los avances de los movimientos populares han plasmado y hecho muy clara su importancia.

g) Emprender y ganar la guerra del lenguaje, recuperar las nociones que han formado y desarrollado la cultura revolucionaria y trabajar con ellas en las nuevas condiciones y para los nuevos problemas.

h) Utilizar nuestros instrumentos de educación para la formación y las tareas que tenemos, no depender de ellos como si fueran nuestros objetivos.

i) Revolucionar las ideas mismas que se han tenido acerca del pensamiento —incluido el crítico— y sus funciones. No pretender ser la conciencia crítica del movimiento popular, sino militantes del campo popular. Avanzar hacia nuevas comprensiones de las relaciones entre el pensamiento y los movimientos populares y en la formación de nuevos intelectuales revolucionarios. Ser funcionales al movimiento popular sin perder la autonomía y los rasgos principales de su tipo de trabajo y su producción. Ejercer realmente el pensamiento, creador, crítico y autocrítico, sin miedo a tener criterios propios ni a equivocarse. Recuperar la memoria histórica y ayudar a formular los proyectos de liberación social y humana. Que la ley primera del pensamiento sea servir, pero desde su especificidad; y

j) Ser siempre superiores a la mera reproducción de la vida vigente y de sus horizontes. Sin dejar de atender a lo cotidiano y a las luchas en curso, contribuir a la elaboración de estrategias y proyectos, y a la destrucción de los límites de lo posible, que es la única garantía de que sea viable la formación de nuevas personas y nuevas sociedades.

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