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La Arquitectura


Enviado por   •  9 de Febrero de 2015  •  2.731 Palabras (11 Páginas)  •  172 Visitas

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Arq. Aída Barrera Álvarez

Introducción

Las nuevas tendencias en arquitectura, expresan la cultura del capitalismo multinacional, en la que el capital, ha abolido la particularidad, y el valor de uso ha sido superado por el valor de cambio.

Sin embargo, la arquitectura, no puede verse de una manera semejante en países del Centro y en países de la Periferia; existen grandes diferencias de tipo económico, social, cultural, de mercado, etc. Siempre ha existido y siempre existirá una dependencia de muchos tipos, y en este caso de tendencias arquitectónicas.

Las nuevas tendencias han surgido en países Centro y han influenciado hasta la imitación a los países Periferia; no resulta fácil liberarse de sus influencias.

Sin embargo, la misma estructura económica que propicia esta influencia cultural, es la misma que impide su desarrollo, ya que los factores que propician (economía, política, etc) estas tendencias, son totalmente diferentes, y llegan a la proyección de un producto ajeno, diverso, contradictorio, caro, e inviable para los países Periferia.

Hoy día, son numerosos y complejos los problemas que aquejan a la arquitectura, en un mundo globalizado, donde la economía y la política, tienen mayor peso, que las estructuras sociales y culturales. Estas discrepancias nos llevan a una crisis en arquitectura. Muchas y algunas que considero importantes son:

• En la arquitectura global, existe un hecho, la de fenómenos globales proyectados al estrellato en su personalización en una cincuentena de figuras, arquitectos famosos, triunfadores al estilo Hollywood. Con el reconocimiento de la exaltación de su personalidad pública.

• El aspecto más relevante, es el mercado, detrás de él están manipuladores que gobiernan las finanzas y políticas de casi todos los países del mundo. Aquí la arquitectura es lo de menos, lo importante es el movimiento especulativo de capitales, construir por construir sin un propósito firme y concreto de uso, sin objetivos definidos y claros.

• Devaluación de la apreciación de la arquitectura y del arquitecto por parte del sector privado y de la administración pública.

• El abandono por parte de los profesionales de sus objetivos sociales y culturales, y la visión economicista, ultraliberal y competitiva que preside irracionalmente toda la actividad productiva, aplicada al campo de la creación arquitectónica.

• En construcción hay una caída de la calidad y por consecuencia, una reducción de la edad de vida de las viviendas desde el actual de setenta años o más hasta los veinte años. La bajada de la calidad se estimula para propiciar, un incremento del consumo energético. En el futuro se trata de construir mal.

• Proliferación de manierismos individualistas, en búsqueda de la originalidad. El estilo es el mismo artista.

• Los determinantes políticos y culturales configuran un marco en el que hacer arquitectura en condiciones profesionales dignas es imposible.

• Vimos un mundo dominado por la información y el capital , factores que operan en un estrato superior al de la política. No reconocen fronteras ni toman en cuenta los problemas humanos, produciendo sobreabundancia de lenguajes de comunicación.

Las consecuencias no sólo es la degradación y el desprestigio de la profesión, si no existencia de una arquitectura ajena a la sociedad y a los individuos, lejos de su tiempo y espacio.

Antecedentes de las Nuevas Tendencias

La modernidad se inaugura impulsada por grandes filosofías unificantes de la historia sustentadas en el desarrollo de los modos de producción. Sobre la modernidad se basan ideologías del progreso y con la quiebra de la modernidad se produce la quiebra de la visión del progreso y de la historia.

La quiebra de la modernidad, tendría su correspondencia arquitectónica en la discontinuidad, y la fragmentación, en cierta erratilidad de las formas.

El movimiento posmoderno nace en oposición al estilo internacional, plantea una nueva concepción arquitectónica en la que sus preocupaciones centrales recaen en el espacio habitable, el cual puede analizarse racionalmente, y proponen una nueva estética para sustituir la derivada de las composiciones basadas en la columna y el entablamento clásico.

El rechazo al historicismo les coloca en el extremo opuesto, al sustentar el rompimiento con toda tradición e incluso con la liga de la edificación a su contexto natural y rechazar, la cultura popular en la construcción.

El movimiento moderno, supone que la arquitectura solo responde a condicionantes constructivas, funcionales o lógicas ajenas a la sociedad, empezando así a construir un estilo en donde prevalece un juego de formas carentes del contenido original: el estilo funcional — no el funcionalismo, el primero se refiere a la forma externa de la construcción, el segundo alude a la solución funcional de los espacios — o estilo internacional. La arquitectura nacida con una significación de lo moderno, perdió éste al cambiar las condiciones sociales que le dieron origen, para convertirse en forma imitada hasta el cansancio.

El Camino hacía la Crisis Arquitectónica: la Economía

Para comprender su ubicación en nuestro tiempo, hay que considerar el contexto en que surgen. Walter Gropius, avisaba e intuía que estamos en el umbral de un nuevo esfuerzo de creación. Señalaba que la unidad de ambiente y cultura se había perdido, se tenía, un ambiente caótico, feo, desolador, del cual deriva un acento en “la lucha capital-trabajo y malas relaciones sociales”.

Ese esfuerzo de creación es la respuesta a un impulso económico dentro del cual se van a posibilitar las inversiones en arquitectura, con un enfoque divergente del movimiento moderno y que va a iniciarse con el estilo internacional derivado de Mies van der Rohe y el abuso de las cajas de vidrio.

Dentro del cuadro general del desarrollo económico, sobre todo en los países de alto desarrollo tecnológico e industrial, se da un despegue consecuencia de los efectos inmediatos de la Posguerra en los años 50. Las curvas Kondratieff, permiten analizar las fases cíclicas de la crisis y expansión del sistema capitalista, mediante las cuales se advierte un crecimiento económico a mediados de los 50 y principios de los 60, un nuevo periodo de crisis y luego una fase de crecimiento a fines de los 80 y principios de los 90; ciclos de más o menos 25 años, con fases largas de cerca de 50 años en la evolución económica que se ha caracterizado

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