La Escuela Como Mecanismo De Exclusión Y Desintegración Social

La escuela como mecanismo de exclusión y desintegración social en El salvador

Una vez finalizado el conflicto armado en El Salvador, con la firma de los acuerdo de paz en 1992, el panorama educativo en el país es desolador. Durante esa etapa se cerró el 30% de las escuelas de un ya deficitario sistema educativo: en 1990 la tasa neta de matrícula en educación primaria en El Salvador apenas alcanzaba el 61.3%.

Sumado a lo anterior, se produjo un debilitamiento de los gremios docentes como consecuencia directa de la guerra y el desmonte progresivo de la columna vertebral de la educación docente: las normales, que poco a poco fueron reemplazadas por una oferta privada de educación universitaria y una tenue oferta pública por parte de la Universidad de El Salvador.

La política de cobertura del plan decenal 1995-2005 se concentró principalmente en zonas rurales, para dar atención a los niveles de educación parvularia y básica. La creación de escuelas del modelo EDUCO marca un hito en la historia educativa de El Salvador en términos de la ampliación de la cobertura escolar en estos niveles de zonas rurales. Sin embargo, en ningún momento se diseñó una estrategia territorial para la distribución de las escuelas, sino por el contrario se fueron creando a partir de la “demanda” de las comunidades, como una manera de desconcentrar los servicios. Sólo el primer año se usó una base estadística (BASSO, 1994, p. 17).

Durante 15 años este modelo de expansión creció en términos de presencia en todos los municipios y también en términos de oferta hacia el tercer ciclo (educación secundaria básica) y en algunos sitios hasta bachillerato (educación secundaria superior) lo que generó un detrimento en términos de la calidad del servicio ya que la población estudiantil en este nivel es bajo, forzando un modelo de oferta multigrado. Asociado a esto, los padres de familia que administran las Asociaciones Comunitarias y tienen bajos niveles educativos, no tienen la capacidad para supervisar estos niveles. Sumado a lo anterior, para educación parvularia, I y II ciclo existen libros de apoyo, pero para III ciclo y bachillerato no ha habido suficiente presupuesto.

Justamente con esta reforma, los núcleos escolares desaparecen y surge una renovada supervisión educativa, como un mecanismo de control del nivel central. Esta es de nuevo una contradicción de la idea de descentralización educativa ya que se desmonta la organización territorial (con sus aciertos y errores), para dar paso a un mecanismo de vigilancia cuya base de operaciones se denominó distrito, pero sin ninguna conexión con el territorio.

Como una contradicción al modelo de desconcentración financiera de expansión, se contrapone la formulación en 1992 de los nuevos planes y programas de estudio, así como la elaboración de libros de texto emanados desde el nivel central. El mensaje

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