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La Familia Hunahpú


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  1.115 Palabras (5 Páginas)  •  374 Visitas

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La historia de Hun-Hunahpú se narra, su esposa Xbaquiyalola cual tuvo a dos hijos, Hun Batz y Hun Chouen. Cuando llegó el día de su nacimiento, dio a luz la joven que se llamaba Ixquic; pero la abuela no los vio cuando nacieron. En un instante fueron dados a luz los dos muchachos llamados Hunahpú e lxbalanqué. Allá en el monte fueron dados a luz.

Luego llegaron a la casa, pero no podían dormirse.

-¡Anda a botarlos afuera!, dijo la vieja, porque verdaderamente es mucho lo que gritan. Y en seguida fueron a ponerlos sobre un hormiguero. Allí durmieron tranquilamente. Luego los quitaron de ese lugar y los pusieron sobre las espinas.

Ahora bien, lo que querían Hunbatz y Hunchouén era que murieran allí mismos en el hormiguero, o que murieran sobre las espinas. Deseábanlo así a causa del odio y de la envidia que por ellos sentían Hunbatz y Hunchouén.

Al principio se negaban a recibir en la casa a sus hermanos menores; no los conocían y así se criaron en el campo. Hunbatz y Hunchouén eran grandes músicos y cantores; habían crecido en medio de muchos trabajos y necesidades y pasaron por muchas penas, pero llegaron a ser muy sabios. Eran a un tiempo flautistas, cantores, pintores y talladores; todo lo sabían hacer.

Tenían noticia de su nacimiento y sabían también que eran los sucesores de sus padres, los que fueron a Xibalbá y murieron allá. Grandes sabios eran, pues Hunbatz y Hunchouén y en su interior sabían todo lo relativo al nacimiento de sus hermanos menores. Sin embargo, no demostraban su sabiduría, por la envidia que les tenían, pues sus corazones estaban llenos de mala voluntad para ellos, sin que Hunahpú e lxbalanqué los hubieran ofendido en nada.

Estos últimos se ocupaban solamente de tirar con cerbatana todos los días; no eran amados de la abuela ni de Hunbatz, ni de Hunchouén. No les daban de comer; solamente cuando ya estaba terminada la comida y habían comido Hunbatz y Hunchouén, entonces llegaban ellos, Pero no se enojaban, ni se encolerizaban y sufrían calladamente, porque sabían su condición y se daban cuenta de todo con claridad. Traían sus pájaros cuando venían cada día, y Hunbatz y Hunchouén se los comían, sin darle nada a ninguno de los dos, Hunahpú e lxbalanqué. La sola ocupación de Hunbatz y Hunchouén era tocar la flauta y cantar. Despidiéndose, su madre se enterneció y hecho a llorar, y partiendo les dijeron; no aflijáis, pues todavía no hemos muerto.

Los mensajeros los llevaron por un camino hasta llegar a cruzar varios ríos con muchas dificultades para cruzarlos y no fueron vencidos. Solo hasta llegar a un cruce de cuatro caminos allí fueron vencidos.

De estos cuatro caminos, uno era rojo, otro negro, otro blanco y otro amarillo, y el camino negro les había hablado; “yo soy el camino que debéis tomar, yo soy el camino del señor”. Cuando llegaron a la sala del consejo de los señores de Xibalbá, ya habían perdió la partida.

Los primeros que estaban allí sentados eran muñecos de palo, arreglados por los de Xibalbá. A los que a estos saludaron; pero estos no les respondieron. Al punto de que los señores de Xibalbá soltaron la carcajada. Luego hablaron Hun-Camé y Vucub-Camé; muy bien, ya vinieron. Mañana preparad sus instrumentos de juego, venid a sentarse en nuestro banco. Pero el banco que les ofrecían era de piedra ardiente, y en el banco se quemaron. Los de Xibalbá se hecharon

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