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La Mesa De Moctezuma


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  575 Palabras (3 Páginas)  •  1.242 Visitas

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La mesa de Moctezuma

En el comer, le tenían sus cocineros sobre treinta manera de guisados, hechos a su manera, y los tenían puestos en braseros de barro chicos, para que no se enfriasen. Tenían tantas diversidades de guisados y de tantas cosas, cotidianamente le guisaban gallinas, gallos de papada, faisanes, perdices de la tierra, codornices, patos mansos y bravos, venado, puerco de la tierra, pajaritos de caña, palomas, liebres, conejos, y muchas maneras de aves y cosas que se criaban.

Sentado en un a sentadero bajo, rico y blando, la mesa también baja, hecha de manera y le ponían sus manteles de mantas blancas y unos pañizuelos algo largos y cuatro mujeres muy hermosas y limpias le daban agua a manos en unos como a manera de aguamaniles hondos, que llaman xicales; otras dos mujeres le traían el pan de tortillas. Mientras que comía, ni por pensamiento habían de hacer alboroto ni hablar alto los de su guarda, que estaban en sus salas, cerca de Moctezuma.

Le traían fruta de todas cuantas había en esa tierra, mas no comía sino muy poca. Traían en unas como a manera de copas de oro fino con cierta bebida hecha del mismo cacao.

Después que el gran Moctezuma había comido, comían todos los de su guarda y otros muchos de sus serviciales de casa, también le ponían en la mesa tres cañutos muy pintados y dorados, y dentro tenían liquidámbar revuelto con unas yerbas que se dice tabaco, y cuando acababa de comer, después que le habían bailado y cantado y alzado la mesa, tomaba el humo de uno de aquellos cañutos.

Mercado de Tenochtitlan

Recibían productos que en calidad de tributo lo enviaban de todas las regiones conquistadas por los ejércitos. Ello permitía que el Emperador pudiera mantener a su corte, la burocracia estatal y premiar los servicios de los guerreros o más cercanos colaboradores. El resto se distribuía al pueblo por intermedio de los mercados localizados en recintos claramente delimitados. Allí se ofrecían los bienes destinados a satisfacer todas las necesidades cotidianas. Las mercaderías agrupadas por rubros se apilaban sobre petates, a cuyo frente, sentado en el suelo, el vendedor, premunido de balanzas o medidas, voceaba su mercadería. Las transacciones eran monetarias, empleándose como dinero semillas de cacao.

Resulta difícil creer que a comienzos del año 1500, en un mercado Azteca se congregaran sesenta mil personas. Esta sola cantidad revela la existencia de una población que, para ésa época, era superior a muchas capitales de la civilizada Europa. La presencia de tan multitudinaria muchedumbre asombró a los hombres de Hernán Cortés durante la conquista de ese pueblo.

Existían calles donde se vendía animales de caza dónde venden todos los linajes de aves que hay en la tierra como gallinas, perdices, codornices, tórtolas,

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