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La Venezuela Petrolera

polancabra8 de Junio de 2012

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La Venezuela Petrolera

Desde 1830 a 1935, la economía de Venezuela descansaba sobre la producción y exportación de los productos agrícolas especialmente en el café y cacao, tuvo una sociedad fundamentalmente rural, con una población escasa y de muy lento crecimiento como consecuencia de las guerras y de un elevado porcentaje de mortalidad, con determinadas clases sociales. Dentro de este período de la Venezuela agropecuaria ocurrió un acontecimiento que vino a cambiar la historia del país, para dar paso a otra nación, como lo fue la aparición del petróleo.

El petróleo se descubrió en Venezuela en la época de la dictadura de Juan Vicente Gómez. En 1911 comienza la primera y gran cacería petrolera en Venezuela, pero es en 1914 cuando se perforó el primer pozo en Mene Grande (Zulia) llamado Zumaque 1 y en 1917 se exportó el primer cargamento de petróleo venezolano con 21,194 toneladas. No es sino hasta el año de 1922, cuando el mundo conoció realmente la riqueza del subsuelo venezolano con el reventón del pozo Barroso 2 en el campo La Rosa, cerca de Cabimas (Zulia). Este pozo lanzó durante nueve días un chorro incontrolable de más de 100.000 barriles diarios de petróleo.

Comienza el verdadero "BOOM" petrolero que provocó una competencia desenfrenada entre las compañías petroleras para adquirir concesiones en Venezuela. Esta actividad económica en un principio sirvió para que el régimen tiránico de Juan Vicente Gómez se hiciera más fuerte, puesto que con los grandes recursos que obtenía cada vez más con la explotación petrolera, el gobierno fortalece las fuerzas represivas, equipa con mejores armas el ejército y desarrolla un mayor control del país.

No obstante como aspecto positivo de este período fue el favorecimiento de las inversiones extranjeras en el sector petrolero, lo que permitió a Venezuela el desarrollo petrolero que tiene hoy en día e igualmente el pago de la deuda externa que agobiaba al país. En el gobierno de Castro (anterior a Gómez) Venezuela fue bloqueada por países extranjeros por reclamo de la deuda externa y para Gómez, señala la historia, su gran preocupación fue restaurar la solvencia fiscal. Se comportó como el mejor pagador y a su muerte en 1935 ya no había deuda.

A partir de 1935, después de la muerte del dictador y con la explotación comercial del petróleo, Venezuela se transformó y se convirtió en una república petrolera y experimentó una serie de cambios.

CONTEXTO AGROPECUARIO Y RURAL

El contexto agropecuario y rural está limitado al predominio de condiciones históricas y geográficas de Venezuela, centradas en las actividades del campo. Hasta mediados del siglo XX, el país vivió una situación urbana dispersa en pequeños poblados y caseríos. En ese ámbito, el país rural creció lentamente. Los expertos aseguran que esa situación obedeció, además de la dispersión pueblerina, a la elevada mortalidad que afectaba, fundamentalmente, la población infantil, ante la precaria política médico-sanitaria. No obstante, lo rural define sus condiciones epocales a través de la monoproducción agrícola, la preservación de la producción de subsistencia, la vida cotidiana campesina y la dispersión demográfica.

Las contradicciones vividas en el campo sirvieron de referencia para magnificar el atraso que vivió el país ante los adelantos que se desarrollaban en Europa. En el contexto de la expansión europea, los países pobres de América Latina eran comunidades con una realidad geográfica muy dispersa y fragmentada en regiones aisladas y autónomas.

Su actividad político-administrativa se concentraba en la capital estadal, sede de los poderes públicos, el resto era desordenado con escasos y dispersos núcleos urbanos, comunicados entre sí, por las vías terrestres y fluviales utilizadas como rutas de la conquista y la colonización hispana. Estas vías conectaban las dispersas aldeas y pueblos con el exterior a través de los puertos por donde se controló la economía colonial hispana.

La actividad agropecuaria era la base económica del país. Allí, la aldea y/o el pueblo fueron la sede de los grupos terratenientes que controlaron la economía agropecuaria en las unidades productivas conocidas como el conuco, la finca y la hacienda. Se trataba del dominio de la tierra y las formas de explotación heredadas del coloniaje hispano. El acento predominantemente rural fue un punto de explicación de primer orden para entender la dinámica geohistórica de América Latina aspecto que es reconocido por Quintero (1964), cuando expresa lo siguiente:

América La tina en su pasa do reciente, constituía una de las zonas rurales más importantes del mundo. Sus centros de población cumplía n entonces funciones sociales y culturales limitadas y la mayoría de sus habitantes respondían fundamental a los estímulos nacidos del desarrollo rural.

En este espacio geohistórico la actividad económica, hasta hace poco tiempo mediados del siglo veinte, fue la agricultura y la ganadería que produjeron los ingresos al erario nacional, gracias a la venta en el exterior de sus productos. Por lo tanto, el progreso citadino estaba en relación directa a la articulación de la comunidad con otros centros urbanos del marco regional, gracias al comercio. Las demás actividades económicas eran incipientes, tal es el caso de la artesanía.

El país rural era, comparado con las transformaciones económicas e industriales de Europa Occidental y EE.UU de Norteamérica, atrasado y marginal. El predominio de la actividad agropecuaria y el impulso de la artesanía, satisfacían simplemente las demandas de la comunidad y, en algunos casos, abastecía un limitado espacio regional. Los grupos dominantes eran el colectivo social letrado y culto y conservaban la ignorancia del conglomerado social, con el objeto de perennizar su poder político, económico y el privilegio social.

En esa situación histórica, cada aldea y pueblo, dispersos en la geografía nacional creció en forma parsimoniosa, con un lento y precario adelanto y modernización. Fue un lento progreso motorizado por la misma iniciativa de la comunidad local, específicamente de los grupos oligárquicos terratenientes, quienes relacionados con grupos hegemónicos exógenos, estimularon cambios, pero bajo su control político-administrativo. Dice Torrealba (1963), al respecto:

Este sistema de ciudades evolucionaba muy lenta mente. Los antiguos poblados consolidaban el carácter urbano en la medida en que asumían funciones de centro de acopio de la producción agropecuaria, sirviendo de a siento a la s clases de propietarios, comerciantes y administradores del sistema. Al mismo tiempo, el carácter de sociedad rural se mantenía inalterable.

En estas condiciones, Venezuela era un país de acento geográfico rural, con una dispersión de los centros poblados y con una dinámica eminentemente agrícola y pecuaria. Su evolución histórica estuvo signada en torno a la tierra como ente económico, la cual cifró su prosperidad, en un principio, el cacao, luego, el café. Entonces, lo rural fue definido por un ambiente desenvuelto con una rutina cotidiana centrada en las labores del campo y controlado por el "cacique", quien practicó una autoridad afincada en el poder de la tierra y la ascendencia política en la comunidad.

El país agropecuario tenía una población dispersa. Según López (1963): "Para 1920 no teníamos ninguna ciudad de 100.000 habitantes, puesto que Caracas, la ciudad principal, apenas encerraba en su casco urbano unos 92.000.

En 1926 nuestra población rural representaba el 85% de la población" (p. 58). Relacionado con la escasa población, el crecimiento de las aldeas y los pueblos era muy pausado. Este rasgo se mantuvo desde el inicio del poblamiento realizado por el hispano, el período colonial, la guerra nacional de independencia y el período desde 1830, hasta los primeros cuarenta años del presente siglo XX.

Sin embargo, es necesario poner de relieve que en aquellas áreas donde el café comenzó a adquirir importancia, esta tendencia se modificó. En aquel momento, el incremento demográfico no se hizo esperar. Caso específico fue el poblamiento de los valles de los Andes y del cordón cordillerano costero, donde se consolidaron centros urbanos, en la región andina, los poblados de Santa Cruz de Mora y Tovar, en el Estado Mérida y Rubio, en el Estado Táchira, para citar ejemplos.

El sector montañoso venezolano, con su tradición agrícola, se volvió a erigir como el escenario geográfico óptimo para la actividad agrícola. Durante los siglos XVII y XVIII, el sistema orográfico costero y sus valles intermontanos, sirvieron para impulsar la producción del cacao. En los siglos XIX y XX, el sistema andino-costero se transformó en espacio agrícola monoproductor del café, gracias a las excelsas condiciones ecológicas para alcanzar su mayor producción.

Esto motivó, específicamente en el Estado Táchira, la intensa movilidad demográfica y de capital que va a poblar los centros urbanos de San Cristóbal, La Grita y San Antonio, a la vez que fundar nuevos poblados, entre los cuales se debe mencionar a Rubio y Santa Ana. En estas comunidades, de tradición agrícola, el café fue el incentivo que desarrolló los fértiles suelos en los pisos térmicos de la "eterna primavera" andina.

El café, en la región tachirense, atrajo población tanto de las áreas aledañas a la montaña como del vecino país neogranadino. Esa unión étnica consolidó experiencia, capital e iniciativas que produjo procesos agrícolas de gran envergadura.

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