La obra política de John Locke

La obra política de John Locke es contemporánea de la segunda Revolución inglesa (1689), que representa la caída definitiva del régimen de derecho divino y la instauración de una monarquía constitucional en Inglaterra.

Locke concibe a toda persona a partir de la idea del derecho natural (estado de naturaleza), estado de libertad. En dicho estado el hombre es capaz de conocer, de expresar su pensamiento y de trabajar; también dispone de su vida y de su propiedad. Otra característica del estado de naturaleza es que las personas se hacen una serie de promesas mutuas a fin de regular su vida, para lo cual la palabra constituye el principal elemento de acuerdo humano.

La sociedad como tal (en el estado de naturaleza) posee la capacidad de organizarse armoniosamente, sin necesidad de recurrir al orden político. Lo que obliga a instaurarlo, es la impotencia a la que se ve reducida tal sociedad cuando su orden natural es amenazado por enemigos interiores y exteriores. Entonces los derechos naturales se ven privados de su fuerza, para lo cual es indispensable constituir un poder que los enuncie y formalice, que les dé fuerza de ley y que imponga su efectividad mediante la coerción.

Así, con el paso del tiempo, las sociedades humanas se hacen más complejas y aparecen en ellas conflictos sociales. Los más notorios y perjudiciales tienen como origen los atentados contra el derecho que tiene cada uno a disponer de su vida, de apropiarse de los bienes libres y de exigir respeto de los compromisos contraídos. En estos casos, la persona agraviada si es que logra hacerse justicia por su propia mano, puede engendrar más conflicto y violencia.

Entonces, según Locke, es conveniente la formación de una instancia, el Estado cuyo fin sea organizar la sociedad de propietarios, según reglas comunes, y utilizar los medios convenientes para hacerlas aplicar.

La propiedad para este pensador inglés, se justifica a través de la fuerza de trabajo, es decir, cuando el hombre imprime a la materia prima una fuerza para transformarla en algo útil, convirtiéndose así, en parte de su propiedad. A diferencia del estado de naturaleza, en donde la propiedad es común, en el Estado civil, la propiedad individual le otorga el grado de ciudadanía al individuo, ya que ésta se encuentra jurídicamente reconocida.

Los propietarios se reúnen y se entienden para definir el poder público (Estado) encargado de realizar el derecho natural. Ese poder es soberano, en tanto que los que lo han instituido, y mientras obre según sus fines, están obligados a obedecerlo y prestarle apoyo. Sus tareas son de tres clases:

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Legisla, fija las reglas de ejercicio de la soberanía –Constitución política- y define las leyes que rigen el derecho público y privado, con la perspectiva de aplicar los derechos de naturaleza a las particularidades empíricas de la sociedad

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Juzga y sanciona las faltas contra la ley, esforzándose por hacer reinar el orden y la justicia derivadas de los propios derechos de naturaleza, requiriendo

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