Las Capas De La Admosfera
lupe12313 de Noviembre de 2013
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LAS CAPAS DE LA ATMÓSFERA
1. Troposfera. Es la capa que está en contacto con la superficie terrestre. Tiene un espesor medio de unos 10 a 12 kilómetros. A medida que se sube, disminuye la temperatura. En ella tienen lugar los fenómenos meteorológicos.
2. Estratosfera. Se extiende desde la troposfera hasta una altura de 50 km. En ella se encuentra la capa de ozono que protege a los seres vivos de la acción dañina de los rayos ultravioleta procedentes del Sol, ya que los absorbe y convierte en calor.
3. Mesosfera. Se extiende desde la estratosfera hasta aproximadamente los 80 km de altura. La temperatura disminuye a medida que se sube y puede llegar hasta los -90º C. Es la zona más fría de la atmósfera.
4. Ionosfera (o termosfera). Se extiende desde la mesosfera hasta aproximadamente una altura de 500 km. Los gases son muy escasos y está formada principalmente por iones (átomos cargados eléctricamente), estos forman capas conductoras de electricidad que funcionan como espejos y son capaces de reflejar las ondas de radio y televisión y permitir comunicaciones a grandes distancias. Es en esta capa donde los meteoritos comienzan a arder y ser desintegrados antes de alcanzar la Tierra, dando lugar a unos fenómenos luminosos llamados estrellas fugaces.
5. Exosfera. Es la capa más exterior de la atmósfera. La acción de la gravedad terrestre va desapareciendo progresivamente y muchos átomos escapan hacia el espacio.
Combate de las flores
Cuenta la leyenda que antes de la conquista, cuando habitaban las tribus indígenas, dos hermosas mujeres reñían por el amor de un hombre. Un día mientras ambas intentaban cautivarlo con hermosas flores a la orilla de “La Alberca” (cráter formado por milenarias erupciones volcánicas), cayeron al agua y murieron ahogadas. Desde entonces al empezar la primavera aparecen misteriosos y lindos brotes de la flor “curindamecua”, sobre las aguas de “La Alberca” de Tacámbaro.
LEYENDA DEL REY TACAMBA
Residía Tacamba en uno de los más hermosos sitios de la tierra caliente, en aquella florida región que marca el descenso de la sierra a la cordillera andina que se extiende paralela a las costas pacíficas.
Tacamba, descendiente del legendario Hirepan, era uno de los cuatro régulos de la alianza michoacana. Su reino, el más fértil y el más rico de las cuatro provincias que componían el imperio de Tzintzuntzán, tenía por capital a Coyucan, asentada en la margen del río de infinito caudal que corre entre vergeles a desembocar en Cacatula.
Era el príncipe un joven apuesto: su estatura se erguía elevada y flexible, como la planta tropical cuyo nombre llevaba; su mirar era dulce y profundo como el fulgor del lucero de la noche serena.
Cuando se esparció por la tierra el vago rumor de la llegada de los españoles, Tacamba escuchó la noticia sin que se pintara en su rostro la sorpresa. Envió emisarios a toda la extensión de su reino, y un mes más tarde, veinte mil hombres acampaban desde Chupio hasta las márgenes de los ríos que bañaban el tropical y exuberante Turicato.
El caudillo había sabido de que el orgulloso Moctecuhzoma demandaba auxilio del rey de los tarascos, y quería estar dispuesto para ser el primero en acudir cos sus tropas. Grande fue, su despecho cuando supo que la corte de Tzintuntzan prefería permanecer en cobarde neutralidad. Licenció su ejército del cual no podía disponer sin permiso del emperador, y con escaso acompañamiento marchó a la metrópoli, en donde esperaba vencer por medio de la palabra la injustificable apatía del anciano monarca.
Reinaba entonces sobre el vasto imperio de Michoacán el que antes había sido tipo de valor y de audacia, Siguangua, y ahora anciano y débil del cuerpo y del espíritu.
En vano Tacamba puso en juego toda su elocuencia. Inútilmente
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