ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Las armas en la edad del bronce

Francisco Oreni De la FlorTrabajo14 de Junio de 2020

5.460 Palabras (22 Páginas)685 Visitas

Página 1 de 22

[pic 1]

LAS ARMAS EN LA EDAD DEL BRONCE


INDICE:

-.Introducción………………………………………………………………………...2.

-. Análisis del proceso de la metalurgia del bronce………………………………...3.

    I. La fundición del metal………………………………………………………….3-4.

   II. Los hornos……………………………………………………………………...4-5.

  III. Los crisoles…………………………………………………………………….5-6.

  IV. Las tortas de fundición …………………………………………..………………6.

   V. Los moldes……………………………………………………………................. 6.

-. Los Usos y las Armas en la Edad del Bronce…………………………………...6-7.

    I. El Problema de las Aleaciones…………………………………………………..7-8.

   II. Los Útiles y Armas de Bronce……………………………………………….8-9-10.

-. La Intensificación de la Influencia Europea durante el Bronce Final………10-11.

-. Bibliografía…………………………………………………………………………12.

 

Introducción:

Como título del trabajo “Las armas en la Edad del Bronce”, hemos desarrollado la evolución de las armas desde el principio del Bronce hasta el final de dicho periodo, extendiendo como punto final la intensificación de la influencia Europea durante el Bronce final.

Como ámbito geográfico nos hemos centrado en Europa y más concretamente en la Península Ibérica, ya que nos ha resultado más fácil buscar información de esta zona geográfica por su proximidad. Con respecto a la cronología, nos hemos centrado desde el inicio del Bronce hasta su final, pasando por la evolución de la fundición de la metalurgia del Bronce con sus hornos, crisoles y tortas de fundición, hasta el problema de las aleaciones, los útiles y armas de Bronce, y por último, la influencia Europea durante el Bronce final.

Con respecto a la metodología utilizada para el trabajo nos hemos centrado en la consulta de los siguientes libros: las Armas y útiles metálicos del Bronce Final en la meseta norte de Julio Fernández Manzano y La Metalurgia del Bronce en la Península Ibérica durante la Edad del Hierro de Ana M.ª Rauret Dalmau. También se ha consultado  como lectura previa al trabajo varios artículos de paginas web, como www.ecured.cu/Edad_del_bronce y www.historiaeweb.com/2014/08/05/caracteristicas-generales-edad-del-bronce/.

Los libros consultados se han buscado en la Biblioteca de Humanidades de la UCA, donde hemos quedado algunos días para la realización previa del trabajo y el reparto de este. Tras el reparto de los apartados, nos dividimos en tres grandes puntos, de los que Francisco J. Oreni se encarga del punto uno, Análisis del proceso de la metalurgia del bronce, con sus subapartados; y Francisco J. Ramírez desarrolla los puntos dos y tres, Los Usos y las Armas en la Edad del Bronce y La Intensificación de la Influencia Europea durante el Bronce Final, con sus respectivos subapartados.

El orden de los apartados se ha realizado de la siguiente manera: en primer lugar creíamos que era importante hablar de la fundición del metal, para introducirnos en la metalurgia del Bronce, hablamos de los hornos, del proceso de fundición, de los crisoles, las tortas de fundición y los moldes, para así poder dar paso a los útiles y las armas. Tras esto hablamos del problema de las aleaciones y para concluir introducimos un pequeño apartado de la Intensificación de la Influencia Europea durante el Bronce Final para dar una idea de la importancia del Bronce en la Península Ibérica influenciado por el Bronce Europeo.

Análisis del proceso de la metalurgia del bronce.

La fundición del metal.

Dentro de la sociedad del Bronce final y comienzos de la Edad del Hierro encontraremos a un especialista al que se le asigna una actividad concreta, su trabajo consistía en la fundición de los metales a partir de los lingotes obtenidos.

Estos especialistas fundidores eran los encargados de preparar el metal ya beneficiado y fundidos en lingotes, cuyas dimensiones y peso varían según las características del producto, y son los responsables de las modificaciones, pruebas o fraudes que sus mezclas puedan provocar. [1]

Se sabe que el uso del cobre en estado puro dificulta mucho su fundición ya que necesita llegar a los 1053ºC. Las impurezas naturales que el metal pueden contener en origen facilitan su fundición, algo que los especialistas supieron aprovechar. En cuanto se dispone de buenas aleaciones, el trabajo se ve facilitado, y la calidad de las armas o los instrumentos fabricados es muy superior, tanto su resistencia como su maleabilidad o su ductilidad.

La primera etapa del trabajo metalúrgico seria la fundición del lingote de metal. Se derretiría en un crisol de piedra o arcilla sobre un fuego que, en muchos casos, solo alcanzaban la alta temperatura necesaria con el uso de fuelles que avivasen las llamas.

Cuando los metales son fundidos en hornos con combustible sólido, éstos absorben los gases producto de la combustión. Estos gases pueden ser el monóxido de carbono, el bióxido de carbono, el sulfuro de hidrógeno y el dióxido de carbono, aunque el elemento más perjudicial para la pieza que se funde es el vapor de agua que se forma por combustión de hidrógeno que contiene el combustible empleado. En cambio sí se emplea carbón como combustible, faltaría el hidrógeno que aquel no contiene, pero este proceso no se utilizaba normalmente.[2] 

Existe la posibilidad de impulsar estos gases a la parte superior del objeto fundido, parte que luego podrá separarse o eliminarse sin que la pieza resulte dañada. La solidificación del metal debe ser lenta y direccional, la solidificación de la pieza debe empezar en el extremo inferior de la pieza, para favorecer la ascensión del gas lentamente, mientras la masa permanece en estado líquido. Este sistema fue denominado por los con el nombre de “feeder” (alimentador). Otra de las ventajas que ofrece este sistema es la compensación de la contracción de la pieza. La mayoría de los metales se contraen durante solidificación y continúa contrayéndose, aunque muy débilmente mientras se enfrían a temperatura ambiente. Esta contracción puede causar roturas y vacíos en el objeto fundido. Cuando el objeto fundido es de grosor débil, como las espadas, puede evitarse esta contracción moviendo ligeramente las superficies del objeto fundido.

La mayoría de los objetos fundidos durante la Edad del Bronce son de este tipo. El “feeder” es utilizado cuando no se trabaja con metal puro, sino con una buena aleación. La densidad del metal podía aumentarse por martilleo después de la fundición. Cuando el molde y el noyo son de arcilla, habrá que secar cuidadosamente este material, para evitar que el metal fundido vertido en el interior del molde absorbiera el vapor de agua que se crearía, transformándose en hidrógeno e incorporándose al metal de la pieza, que podría quedar seriamente dañada. Por otra parte, un molde de arcilla puede agrietarse formándose pequeñas roturas, que serían útiles para permitir la salida del aire y del vapor de agua producido en la arcilla durante el llenado del molde.

Uno de los aspectos más interesantes es la fidelidad con que el objeto fundido reproduce el modelo, que se puede apreciar viendo como aparece en el metal la impronta de los modelos de madera. La composición del metal influye decisivamente en este aspecto, por lo que no extraña la inclusión en algunos casos de plomo, para aumentar la fluidez del metal fundido[3].

La necesidad de obtener los modelos de madera hace necesario un molde a base de dos piezas o valvas. Sin embargo, hay que asegurar que estas dos piezas permanecerán unidas después de haber eliminado el modelo de madera. Esto es mucho más fácil en los molde de arcilla, preparando uno o mas salientes en una mitad del molde que encajen en la ranura de la otra mitad. Los agujeros para la colocación de las piezas macho o noyo se hacen fácilmente en el barro húmedo antes de la cocción.

Los hornos.

Uno de los elementos esenciales para la fusión de lo metales era el horno. Parece que eran muy sencillos en cuanto a su construcción y constitución. Es difícil analizar su tipología, ya que en las memorias de excavación no se reflejan datos precisos que puedan demostrar diferencias entre ellos que puedan indicarnos técnicas y tradiciones diferentes.

Es frecuente encontrar noticias de posibles hornos de fundición en la península ibérica, pero que fuesen utilizados como tales ya no es tan demostrable. Así, en el poblado del Cabezo Redondo (Villena), apareció un posible horno que pudo ser aislado, pero que debido a su fragilidad, se deshizo al entrar en contacto con el aire. En Cortes de Navarra apareció un horno que podemos considerar como metalúrgico, se encontró a una profundidad de 0,80 m. En las excavaciones de Santa Marina (Álava), se encontraron formaciones de arenas y arcillas de color amarillo y ocre-rojizo entre restos carbonosos. Según sus excavadores, se trataría  de hornos de fundición. Aparte de la estructura y composición de las tierras les llamó la atención el hecho de que solo aparecían materiales y fragmentos de cerámica muy calcinados. Esto demuestra que han estado sometidas a fuertes temperaturas, lo que refuerza la impresión de que se tratan de hornos. También es significativa la abundancia de chatarra de bronce en forma de chapitas y recortes, incluso doblados, junto a esta zona.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (34 Kb) pdf (237 Kb) docx (63 Kb)
Leer 21 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com