Leopoldo von Ranke

Leopoldo von Ranke

Fue hijo de un abogado y descendiente de una familia luterana, Leopold von Ranke nació en Wiehe, Turingia, en diciembre de 1795. Turingia era entonces parte del reino de Sajonia, pero se concedió a Prusia por los términos de la paz de 1815 al final de las guerras napoleónicas.

Fue educado en parte en casa y en parte en Schulpforta una escuela muy reconocida. Aun siendo un niño demostró un fuerte interés en las culturas clásicas, lo que lo llevó a perfeccionar el griego y el latín. En 1814, Ranke entra a la Universidad de Leipzig, donde se concentró en Estudios Clásicos y Teología, influenciado fuertemente por la Iglesia Luterana. En Leipzig, se convierte en experto en filología y comienza a traducir los textos de los clásicos autores del latín.

Entre 1817-1825, Ranke trabajó como profesor de letras clásicas en el Friedrichs Gymnasium de Frankfurt an der Oder. Durante este tiempo, Ranke se interesó en la historia, a causa de su deseo de participar en el campo de desarrollo de una historia más profesionalizado, en parte a causa de su deseo de encontrar la mano de Dios en el funcionamiento de la historia.

Las circunstancias que le llevan a la Historia son personales. Despierta su interés por las novelas históricas de Walter Scott, inventor de este género. Scott escribe Waverley en 1814, al final de las Guerras Napoleónicas. La historia en ésta obra no es el telón de fondo, sino la protagonista. El novelista intenta recrear el pasado, reconstruyendo el conflicto entre ingleses y escoceses. Este género caló mucho como también fue imitado, teniendo muchos éxito. Ranke lee estas novelas y se queda fascinado, se le ocurre leer cosas del pasado real, para saber si el pasado era realmente así, descubriéndolo para sí aún más fascinante.

A partir de su primer libro en 1824, Historia de las naciones latinas y teutónicas 1494-1514 (1824), escrito en Frankfurt, incluyó una sección adjunta titulada Crítica de la Historiografía Moderna, que presenta una crítica convincente de la historiografía contemporánea condenando su dependencia a la tradición y a la propuesta. Utiliza una inusual y amplia variedad de fuentes para un historiador de la época, entre ellos: memorias, diarios, misivas personales y formales, documentos gubernamentales, despachos diplomáticos y de las cuentas de primera mano de los testigos presenciales. En este sentido, se apoyó en las tradiciones de Filología pero enfatizó en documentos mundanos en lugar de la literatura antigua y exótica.

Sin embargo, el libro es más recordado por el comentario de Ranke que hizo: "A la historia se le ha asignado el cargo de juzgar el pasado, de instruir el presente en beneficio de las edades futuras a esos altos cargos, este trabajo no aspira: “Sólo quiero mostrar lo que realmente ocurrió " “

La obra de Barthold Georg Niebuhr Historia Romana, tuvo mucha influencia en Ranke cuando él aún era un estudiante. Llevó a cabo la reforma agraria en Prusia, ya que este país se encontraba en un sistema feudal y él lo condujo hasta una modernización, Barthold Georg Niebuhr es el encargado de realizarla, en su solución se interesa por la historia e intenta averiguar cómo se lleva a cabo la reforma agraria romana, para luego aplicarla a la suya y también analiza las reformas, por lo que acude a los historiadores romanos (Tito Livio) llegando a la conclusión de que este método no era fiable, por lo que acude a los documentos contemporáneos, aplicándoles el método filológico.

Como consecuencia de este estudio escribe Historia Romana, en la que lo primero que intenta es reconstruir lo que ocurrió basándose en documentos de la época, pero, aunque no poseía las mismas cualidades historiográficas de Ranke, su labor inaugura el método que Ranke va a llevar a su máximo esplendor en fechas posteriores.

En el año 1824 Ranke publica Historia de los Pueblos Romanos y Germánicos (1494-1514). Este es el primer libro del tipo de historia historicista, que va a incluir el programa ideológico de esa nueva historia, el contenido analiza un conflicto entre la monarquía francesa y la española por los territorios de Italia, la tesis de Ranke es que Europa surge como el conflicto entre los pueblos románicos y los germánicos.

Lo importante del libro es el método, el enfoque que da al asunto. Por eso publica un apéndice donde expone sus métodos, a la vez que critica a los autores anteriores que habían escrito sobre esa historia, por ejemplo a Francesco Guicciardini, que en su Historia de Florencia hace algo que es insostenible, que es recurrir a la novela, ya que Ranke cree que hay que acudir a los documentos para saber con seguridad lo que había ocurrido (Ranke se basa para este libro en los informes de los embajadores venecianos).

Tras el éxito de ésta obra es recompensado en 1825 con un puesto de profesor en la Universidad de Berlín, como también trajo consigo oportunidades de acceso a la biblioteca real de Prusia. En la universidad, no sólo implementó el sistema de seminarios en el aula, sino que enseñó a comprobar la solvencia de las fuentes. Se involucró profundamente en la disputa entre los seguidores del profesor Friedrich Carl von Savigny que destacaron la variedad de diferentes períodos de la historia y los seguidores del filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel que vio la historia como el desarrollo de una historia universal. Ranke apoyado por Savigny, criticó la visión hegeliana de la historia.

Asimismo, durante su estancia en Berlín, se convirtió en el primer historiador de utilizar los cuarenta y siete volúmenes que componían los archivos diplomáticos de Venecia de los años 1500 y 1600. Dado que muchos archivos se le abrieron durante este tiempo envió a sus estudiantes a estos lugares para reclutar información. En sus aulas se discutiría las fuentes que sus estudiantes podrían encontrar y haría énfasis en que “la historia debe ser contada, la forma en que sucedió." Debido a esto, a menudo es visto como el "el pionero de una ciencia histórica crítica" ”

Ranke llegó a preferir tratar con fuentes primarias en lugar de fuentes secundarias durante este tiempo. Más tarde escribió: "Veo que se acerca el momento en que se basarán en la historia moderna, ya no en los informes incluso de los historiadores contemporáneos, a excepción de tan lejos como estaban en posesión del conocimiento personal e inmediata de los hechos, menos aún en trabajar más alejado de la fuente, sino más bien en los relatos de los testigos presenciales, en los documentos auténticos y originales”.

Fue en Viena, donde la amistad de Frederich von Gentz y la protección de un poderoso ministron austríaco llamado Metternich, le abren los archivos de Venecia. Entre 1828-1831

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