Ley Universitaria
adriseas16 de Julio de 2013
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I CAPÍTULO
1. Antecedentes de la ley universitaria.
Antes de la actualmente ley universitaria y el anteproyecto que ha sido aceptado, la ley tiene una larga historia desde la primera reforma universitaria en 1909 por los estudiantes del Cusco y la influencia que tuvo Alfredo Palacios, diputado socialista en toda América.
Esta ley universitaria del Perú tiene sus antecedentes en las mencionadas etapas, que ha sido modificada y cambiada desde aquel tiempo. Influenciada por movimientos estudiantiles de otros países, los personajes claves que participaron en la lucha por los derechos estudiantiles universitarios desde sus inicios. Todo este proceso a lo largo de los años ha sido complicado, debido a la magnitud de aquel proceso por el logro de la satisfacción de las necesidades y su representación ante el gobierno para promover el desarrollo de los estudiantes con el contento y bienestar de todos aquellos que somos parte de una universidad. Entrando así en competencia mundial con una educación de alto nivel promoviendo el progreso del país y de las personas.
1.1. Primeras reformas en el Perú.
Entre las acciones precursoras está la que lideraron un grupo de estudiantes antoninos (Cusco, 1909) encabezados por Demetrio Corazao, Antonio Astete, Luis E. Valcárcel, entre otros. Ellos fundaron una Asociación Universitaria y la revista Sierra que se edita hasta nuestros días*( Manuel Jesús Aparicio, “Suma y Compendio de la Historia Real y Pontificia de la Universidad de San Antonio Abad del Cusco”, Libro de Oro, Cusco, 1992.)*. Así nació la primera reforma universitaria en el Perú. La culminación intelectual de este proceso fue el lanzamiento de un manifiesto titulado Los estudiantes al País, que estaba encabezado por el lema “Nuestra divisa es: pensar y hacer por el Perú y para el Perú”.
En aquel documento los estudiantes se manifestaban en nombre la cultura y el sentimiento de la nacionalidad, reaccionando frente a la “pálida y enferma realidad”, señalando que perseguían “la organización nacional por medio de la cultura nacional” y que su objeto era descolonizarse para conocer el mundo por “propio esfuerzo intelectual”. Y añadían: “tratamos de acabar con la disociadora aristocracia universitaria, infiltrando la ciencia que democratiza y unifica. Anhelamos formar nuestro criterio positivo para el análisis de este enfermo yaciente que se llama Perú”.
Las demandas del manifiesto de aquella primera reforma eran las siguientes:
1. “Que abonen los claustros maestros dignos y venerables a quienes achaques de la edad no permiten ejercer eficazmente sus útiles funciones”, y también “maestros jóvenes en quienes el pecado de la deficiencia es más grave”
2. “provisión y reglamentación de cátedras y concursos”;
3. “orientación de la enseñanza en un sentido eminentemente nacionalista”;
4. “libertad de cátedra y libre disciplina de los alumnos”;
5. “intensificación de los estudios prácticos, disminuyéndose el abuso teórico”;
6. “aumento de disciplinas útiles o reducción de las inútilmente extensas”;
7. “creación de bibliotecas especiales para cada facultad”;
8. “supresión de premios y todo falso estímulo de aprovechamiento”
9. “concesión de becas a estudiantes pobres de Lima y Provincias”;
10. “aumento del haber de los maestros a fin de que puedan dedicarse por entero a la enseñanza”;
11. “derogación de una ley destinada a abrir fácil camino al diletantismo profesional”;
12. “representación de los estudiantes en los consejos facultativos y universitarios”.
Estas peticiones muestran la preocupación y el carácter de liderazgo de los estudiantes para mejorar la calidad universitaria y obtener derechos igualitarios en el país con respecto a la educación en la universidad pidiendo muchos reconocimientos, siendo así importantes en ese tiempo e importantes ahora en la actualidad. Ese legado de estudiantes ha dejado los primeros pasos, las primeras huellas de lo que es la reforma estudiantil universitaria. Estas peticiones no piden más de lo debido e incluso así se mostraron deficiencias en el cumplimiento de esta reclamación de derechos por ser estudiantes.
Lo firmaron 41 estudiantes, algunos de ellos, como Raúl Porras Barrenechea, Luis Alberto Sánchez, Jorge Basadre y Víctor Raúl Haya de la Torre, dejaron una huella positiva en la historia de las ideas en el Perú.
Este movimiento fue muy poderoso y fue la iniciativa para las siguientes reformas para normar a las universidades del Perú de ahora, entre ellas también la actual Ley 23733 promulgada el 9 de diciembre de 1983 por el Presidente Fernando Belaunde Terry, que sobrevive tras ser alterada por adiciones y modificaciones. La ratificación de docentes, la representación estudiantil, la libertad de Cátedra y la gratuidad (becas) pertenecen al espíritu de la reforma del diecinueve.
El gobierno militar que se instauró en 1968 intentó una nueva reforma universitaria que no escapó de las ideas del diecinueve. Convocó a importantes intelectuales y académicos que elaboraron una norma a la que denominan “Ley Orgánica de la Universidad Peruana” (Decreto Ley N° 17437, del 18 de febrero de 1969). Esta norma introdujo transitoriamente importantes cambios en la institución universitaria. Entre ellos, los más importantes fueron:
a) La introducción del concepto de sistema: “La Universidad Peruana es el conjunto de todas las universidades estatales y particulares”;
b) La creación del Consejo Nacional de la Universidad Peruana, más conocido como CONUP, definido como “el máximo organismo representativo y de dirección del sistema”;
c) La instauración de Consejos Regionales Universitarios como organismos intermedios entre las universidades y el CONUP; y
d) La creación de Departamentos y programas académicos en reemplazo de las Facultades. Los Departamentos eran definidos como “núcleos operacionales de investigación, enseñanza y proyección social, que agrupan a disciplinas afines”; los Programas se entendían como entidades que surgen de “la estructuración curricular funcional de los diversos departamentos que se coordinan para realizar propósitos específicos de carácter formativo, académico o profesional”.
Este intento de reforma deseaba obtener el nacionalismo en cuanto a las universidades del Perú. Modernizar la universidad para que entre en el campo de competencia mundial y haga del Perú un nuevo país para el desarrollo industrial.
Esta ley más demostró sus excesos y defectos. Fue criticada como “departamentalista” porque los departamentos destruyeron el espacio conocido de organización y poder facultativo; y también como “intervencionista” o violadora de la autonomía universitaria por las atribuciones excesivas que depositó en el CONUP, órgano orientador del sistema.
En 1980 se restauró la democracia y en 1983 se promulgó la Ley N° 23733, liquidó el sistema de universidades, dándole autonomía. Acabó con los departamentos y programas de entonces, restaurando la organización académica facultativa.
Como se sabe en el gobierno de Alberto Fujimori hizo una nueva configuración universitaria sobre la Ley N° 23733, mediante variadas normas y acciones de carácter presupuestal. Se refiere al Decreto de Ley N° 739 del 12 de noviembre de 1991 que elimina la tesis de Bachillerato, a la Ley N° 26439 del 29 de enero de 1995 que crea el Consejo Nacional para la Autorización y Funcionamiento de Universidades (CONAFU). Al Decreto de Ley N° 882 del 8 de noviembre de 1996 sobre la promoción de la inversión privada en la educación y otras normas complementarias.
Los objetivos de este proyecto fueron:
1. Dar cauce legal a una mayor oferta educativa privada, en especial en la educación superior universitaria. Para lo cual se modificaron las reglas referentes a la creación de universidades.
2. Limitar las responsabilidades del Estado frente a las universidades públicas con medidas económicas y presupuestales diversas, dejándolas libradas a su suerte. El propósito de la Ley N° 25203 de creación del FEDU, Fondo Especial de Desarrollo Universitario, que proveía fondos para el desarrollo de la investigación en las universidades públicas, fue desvirtuado y disminuido.
Basadre en su libro La vida y la Historia, dice: “con el paso del tiempo, la bandera de la reforma apareció más y más teñida con los anhelos del llamado cogobierno de la Universidad. Inclusive para muchos, la reforma, más que una necesidad de dotar de mayor solvencia científica, cultural y social a esa institución, es un problema cuya clave está en la búsqueda de los máximos derechos para los estudiantes, en el acercamiento al pueblo en la politización y en la agitación constante síntomas de la grave crisis estructural que conmueve no sólo a América Latina sino al mundo entero”.
1.2. Coyuntura: movimiento de Córdova.
El año 1890 en el que, en la ciudad de Córdoba, nace Deodoro Roca, que habría de convertirse en el ideólogo más importante del Movimiento de Reforma Universitaria. El 13 de abril se funda el Movimiento denominado “Unión Cívica”, a cuyo cargo estuvo la revolución del Parque, dividido al año siguiente.
Para que se entienda la ideología de la Reforma Universitaria de 1918, en aquel tiempo de 1990 el presidente Miguel Juárez Celman comprometió empréstitos con capitales extranjeros y éstos comenzaron a controlar los puertos, los ferrocarriles, los servicios públicos, las tierras
con fines especulativos y se afianza una filosofía
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