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Lopez Portillo


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  2.913 Palabras (12 Páginas)  •  323 Visitas

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EL BOOM PETROLERO Y LA POLITICA POPULISTA DE LOPEZ PORTILLO (1976 – 1982)

La administración de López Portillo estuvo marcada por esfuerzos para aprovechar los inmensos recursos petroleros de México y por lograr una mayor independencia económica de Estados Unidos. Promovió la denominada Alianza para la Producción, promulgó una ley de amnistía política, y en el campo de las relaciones internacionales restableció las relaciones diplomáticas con España. Convocó una importante reunión Norte-Sur y propuso en la Organización de Naciones Unidas un Plan Mundial de Recursos Energéticos. También introdujo importantes cambios en la Cámara de Diputados, al incrementar el número de miembros a 400, teniendo en cuenta que al menos 100 de ellos deberían ser miembros de partidos de la oposición. De este modo, logró que pudieran ser oídas las demandas de los partidos más pequeños y no sólo las del PRI.

El país que recibió López Portillo tenía una situación económica muy difícil: si bien en 1976 el PIB mostraba un crecimiento real en pesos del 4.4% sobre 1975, hecho el cálculo en dólares y tomando en cuenta la devaluación y el incremento demográfico, el PIB per cápita cayó 2.5 %: el déficit de las finanzas públicas alcanzaba un impresionante 9.1 del PIB y, por consiguiente la inflación se situaba en un nunca visto 27.2 %. La deuda externa total al 30 de junio de 1977 era de 20,948 millones de dólares, o sea más de cuatro veces la que existía al fin del período de Díaz Ordaz. Además, como dijo el presidente "los dueños del dinero lo comprometieron en actividades especulativas, o en rentismo, o lo sacaron del país". Anunció que los dos primeros años de su gobierno se dedicarían a superar la crisis, los dos intermedios a consolidar la economía y los dos últimos serían de expansión acelerada.

Olvidándose del antagonismo de Echeverría con los empresarios hizo un llamado a éstos para que unieran sus esfuerzos en una "Alianza para la Producción" en que intervendrían todos los sectores; expresó que tocaba a los patrones contribuir para aliviar la carga pública, que el gobierno no se oponía a que ganaran si el país ganaba con ellos. En materia hacendaria López Portillo prometió que el empresario que quisiera invertir encontraría en la política fiscal una fuente de estímulo; manifestó también que se daría mayor progresividad al impuesto sobre la renta a personas físicas pero que en cambio se alentaría la reinversión de las empresas; para elevar el ahorro doméstico, el gobierno emitió los petrobonos con tasas de interés atractivas e indizadas al precio del petróleo que entonces estaba al alza; igualmente y con el mismo propósito permitió que la banca recibiera depósitos en dólares que cubrirían los riesgos cambiarios.

La política agraria del Presidente López Portillo parecía también alejada del populismo: el incremento de la producción de alimentos constituía el principal objetivo del sector agropecuario y la solución completa del problema agrario no radicaba en el campo, sino en el reordenamiento de la economía; había que "afectar cuanto antes todo lo afectable" (de tierras) para dedicar todos los esfuerzos a aumentar la producción.

Frente al proteccionismo López Portillo intuyó nebulosamente lo que pudo haber sido el cambio estructural que instrumentara su régimen; en su segundo informe de gobierno, sin atreverse a desechar el modelo de sustitución de importaciones, propuso cambiar la protección infinita que daban los permisos de importación por aranceles. Desgraciadamente esta idea se diluyó cuando advirtió que la industria se había debilitado "pese" al proteccionismo, cuando en realidad su debilidad y nula competitividad se debían justamente a la protección a ultranza de que gozaba.

Entre las observaciones que hizo el Presidente López Portillo en su primer año que pudieran parecer sospechosas de echeverrismo, pero que la gente aceptó fueron su rechazo al capital extranjero en la minería, su anuncio de que había proyectos para organizar colectivamente las unidades de producción agrícola y su afirmación de que cuando el comercio se convierte en acaparamiento el gobierno debe combatirlo por medio de controles de precios. Una de las frases del primer informe de José López Portillo que llenaron de entusiasmo a todos fue el anuncio de que México, hasta hacía poco, importador neto de petróleo crudo, ahora contaba con reservas de 24,000 millones de barriles y que la producción petrolera alcanzaba ya la cifra récord de un millón de barriles diarios; para evitar que se quemara el gas que se escapaba al tiempo de que se extraía el petróleo se pensó en construir un gasoducto de Cactus, Chiapas a Monterrey y luego a Chihuahua y la frontera. El optimismo que causaron estos datos, sobre todo entre los funcionarios gubernamentales tuvo posteriormente consecuencias funestas sobre la economía nacional, como se comentará luego. El presidente lanzó entonces una frase triunfalista: "los países se dividen ahora entre los que tienen petróleo y los que no tienen; ¡nosotros lo tenemos!". Si bien el Presidente López Portillo había fijado como objetivos prioritarios de su gobierno el combate a la inflación y el desarrollo de los energéticos, a partir de que descubrió que México era un país de gran potencial petrolero, se fue apartando de la lucha anti inflacionaria para concentrarse en la industrialización del país aprovechando las riquezas inagotables de nuestros mantos petrolíferos.

El presidente creía con sinceridad que el flujo de los recursos petroleros iría permanentemente al alza como consecuencia del descubrimiento de nuevos yacimientos en nuestro suelo y del ascenso constante de los precios; en efecto, entre los países árabes y Venezuela se formó la Organización de Países Productores de Petróleo, (OPEP), cartel cuyo propósito era reducir la oferta de hidrocarburos para elevar sus precios y para preservar este recurso no renovable. Por varios años esta política funcionó y López Portillo pudo augurar que "nuestra potencialidad petrolera puede significar una presión de relevancia mundial", que dado el crecimiento asombroso de nuestras reservas México tendría antes de 1980 sustancialmente excedentes exportables importantes, sin bajar sus reservas, que "los mexicanos que han sufrido carencias ancestrales, ahora tendrían que aprender a administrar la abundancia" y que "por primera vez en nuestra historia disfrutaríamos de autodeterminación financiera".

Ciertamente la exploración de los yacimientos arrojó incrementos espectaculares de las reservas, de la siguiente manera:

Reservas petroleras

Millones

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