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JOSE LOPEZ PORTILLO


Enviado por   •  3 de Agosto de 2013  •  3.723 Palabras (15 Páginas)  •  400 Visitas

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PRESIDENTE JOSÉ LUIS LÓPEZ PORTILLO

Rodeado de la polarización y el desorden legados por la administración de Luis Echeverría, el 1 de diciembre de 1976 José López Portillo tomó posesión como presidente de México y pronunció un impecable discurso que le ganó apoyos y confianza por su interés conciliatorio y el abandono de la retórica demagógica y grandilocuente que primó en todo el sexenio anterior. Su proyecto de gobierno se dividía en tres partes: dos años de recuperación, dos de consolidación y dos de crecimiento acelerado, y para lograrlo urgía a superar las discrepancias y avanzar: "Hagamos una tregua inteligente para recuperar nuestra serenidad y no perder el rumbo [...] podemos hacer de nuestra patria un infierno o un país donde la vida sea buena". Enseguida, pidió un emocionado perdón a los desposeídos y marginados por el fracaso del Estado en acertar a "sacarlos de su postración", lo que expresó cambiaría en su gobierno, bordando así un momento memorable dentro del devenir político contemporáneo.

Empero, los primeros tiempos se enrarecieron por los rumores sobre el activismo del ex presidente Echeverría (recogidos y amplificados por Reyes Heroles, quien sostenía una sabida rivalidad con el anterior titular del Ejecutivo), pues mediante su Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo y la presencia de estrechos colaboradores impuestos en el gabinete entrante y en el Poder Legislativo buscaba seguir influyendo en los ámbitos de decisión con una agenda propia, violando otra pauta básica del predominio presidencial de la época, misma que exigía de los mandatarios en retiro su desapego sin cortapisas de la política nacional, lo cual llevó a López Portillo a prescindir de ciertos personajes (los casos más evidentes fueron el de Porfirio Muñoz Ledo en la cartera de Educación y el del presidente del Congreso, Augusto Gómez Villanueva), a encarcelar a funcionarios de aquel periodo (como Eugenio Méndez Docurro y Félix Barra García, ex secretarios de Comunicaciones y Transportes y de la Reforma Agraria respectivamente, así como al ex director del Fideicomiso Bahía de Banderas, Alfredo Ríos Camarena, y al del Instituto Mexicano del Café, Fausto Cantú Peña), y a enviar fuera al mismo Echeverría como embajador en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1977 y en 1978 ante la apartada Australia, con concurrencia en Nueva Zelandia y las Islas Fiji, aniquilando así cualquier intromisión en su gobierno.

En lo financiero, la situación era difícil en general, dado que apenas unos días antes de entrar en funciones se realizó una de las devaluaciones más severas que el país hubiese vivido hasta esas fechas y se obtuvo un préstamo del Fondo Monetario Internacional con el acuerdo de ejercer un presupuesto reducido y mantener bajos los salarios. Constreñido por los malos manejos de su antecesor y ante aquellas disposiciones, López Portillo se mostró prudente en cuanto a gasto e inversiones se refería, pero todo cambiaría cuando, como secuela de la Guerra del Yom Kipur, los países árabes interrumpieron la venta de petróleo a Estados Unidos y a Europa Occidental por el apoyo brindado a Israel. Esto, junto al descubrimiento de nuevos yacimientos en Chiapas, Tabasco y de la rica Sonda de Campeche catapultó a México como primer exportador de crudo, lo que permitió que el Producto Interno Bruto se elevara a un 8% anual y que la tasa de desempleo se redujera en un 50%. "México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia",4 fue el reto y promesa a la vez que el presidente acuñó e hizo patente a la sociedad ante la inesperada jauja, aderezando las buenas nuevas con una perla del egocentrismo que le embargaría sin remedio: "Soy la última oportunidad de la Revolución". El 24 de septiembre de 1981 emite el decreto presidencial para crear el Instituto de Investigaciones "Dr. José María Luis Mora" para impulsar la investigación en Historia y Ciencias Sociales en México.

Reunión de jefes de estado en la cumbre "Norte-Sur" de Cancún: entre otros, Ronald Reagan, Margaret Thatcher, François Mitterand, Pierre Trudeau, José López Portillo, Indira Gandhi y Kurt Waldheim, 1981.

En 1977 comenzó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de México con el régimen encabezado por el Rey Juan Carlos I y presidido por Adolfo Suárez, a dos años del fin del Franquismo, siendo designado como embajador de México en España al ex mandatario Gustavo Díaz Ordaz. Ante esta designación, Carlos Fuentes, embajador de México en Francia, decidió renunciar, argumentando que no iba a reunirse ni quería ponerse al nivel de quien señalaba como responsable de la Matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. Al conocer la noticia, López Portillo ofreció la embajada vacante a Echeverría, quien prefirió la representación de México ante la UNESCO, con sede en París, en donde permaneció hasta 1978.

En enero de 1979, López Portillo auspició la venida del Papa Juan Pablo II, luego de décadas de lejanía con la Iglesia Católica, autorizando el oficio de una misa al aire libre transmitida inéditamente por televisión.

En ese año, el gobierno mexicano se opuso al régimen nicaragüense de Anastasio Somoza Debayle y, tras la caída de este y el triunfo de la revolución sandinista, México participó apoyando a los sandistas e intentó mediar entre Estados Unidos y el nuevo gobierno nicaragüense. Pero, con el arribo de Reagan a la presidencia norteamericana, el Departamento de Estado protestó por lo que llamó "el intervencionismo mexicano en Centroamérica" y México tuvo que desistir en su intento de conciliación. Sin embargo, los nicaragüenses le otorgaron a López Portillo la medalla "César Augusto Sandino", en premio a sus esfuerzos a favor del nuevo gobierno.6

En el caso de Nicaragua, Cuba compartía con México el interés de ver triunfar a la revolución sandinista. Cuba había desempeñado un papel muy importante a favor de la revolución nicaragüense a través de asesoría militar y de apoyo económico y en armamento.7 López Portillo, aprovechando el contexto de estrechamiento de las relaciones entre México y Cuba que se venía gestando desde 1975, invitó a Fidel Castro a México para exponer las ideas que cada uno tenía en cuanto a Centroamérica, en especial de Nicaragua. Así el 17 de mayo de 1979, después de 22 años de no pisar territorio mexicano, el mandatario cubano se entrevistó con su homólogo mexicano en Cozumel, Quintana Roo, formalizandose la relación México-Cuba.8

La

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