Los españoles se habían concitado en todo el virreinato

Paráfrasis.

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Los españoles se habían concitado en todo el virreinato: Hidalgo protegió cuanto pudo esta idea, porque vio que era el principal ariete para desmoronar la gran muralla que en trescientos años había con construido la injusticia y tiranía.

La intención era dar un golpe simultáneo, sólo esperaba noticia de algunas provincias para obrar en este sentido. Aconteció un incidente en que la mejor combinación tuvo que hacer un alto, en vista de los sucesos siguientes: en Querétaro había varios oficiales que, combinados con Allende, sólo esperaban instrucciones bajo un plan.

Sucedió que el capitán Arias, militar que ya pertenecía al partido de Allende se llenó de terror y no quería chocar con Allende, a quien veía con respeto y al fin se resolvió a delatarse a si mismo con el comandante militar, a quien pidió lo pusiera en prisión como sospechoso.

Arias se veía acosado de muchas reflexiones y remordimientos, sin embargo, en las primeras declaraciones sólo dijo que observaba en Allende ciertas acciones por las que le parecía traía en manos algún negocio de grande importancia.

Allende ya estaba fuera de la ciudad, porque Domínguez, que había conferenciado con Allende la noche anterior, luego tuvo la primera noticia del descubrimiento, se valió de su esposa, la corregidora, para que ésta le avisara a Allende de que saliera inmediatamente.

La corregidora, tan astuta, activa y patriota, adorno precioso el suelo mexicano y no sólo hizo salir a Allende de Querétaro, sino que luego le tuvo al corriente de cuanto determinaba el gobierno de aquella ciudad. Salió Allende de Querétaro con dos asistentes, dirigiéndose a San Miguel el Grande. Cuando llegó, entro a su casa mientras era hora de hablar con su coronel D. Narciso de la Canal. El coronel de la Canal lo recibió con mucho aprecio, después fue a su casa a mudarse de ropa y se dirigió de nuevo a la casa del coronel de la Canal, para decirle que había cumplido con su deseo.

Allende se despidió para ir a su casa, donde habían quedado sus caballos ensillados desde la hora que llegó. Se resolvió todo a fin que Aldama se quedara en San Miguel el Grande, con el fin de estar en la mira de lo que ocurriera en Querétaro.

Valiéndose de los individuos que constituían una junta secreta de comprometidos que presidía Allende, y que eran los siguientes: capitán del regimiento de la reina, Juan Aldama; teniente José Arévalo; teniente Manuel Cabeza de Vaca; teniente José Alonso; alférez Juan Cruces; Luis Malo y José Lanzagorta; Luis Mereles; Antonio Vivero; Antonio Villanueva, Ignacio Esquiros, Luis Perea, Vicente Velázquez y paisanos soldados de regimiento.

Todos quedaron de Acuerdo y Aldama contaba con su cooperación en un caso dado.

Los queretanos escribieron al coronel de la Canal dándole noticia del descubrimiento y previniéndole asegurara a Allende, porque había contra este individuo grandes sospechas.

Allende se había ido a Dolores ya vencida la tarde. Se alojaba por lo común en la casa de Hidalgo, y por esto se dirigió a ella.

Allende se dirigió luego a la casa.

Hidalgo había quedado, en compañía de Allende, en la habitación

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