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Luz Elena Galvan


Enviado por   •  17 de Junio de 2014  •  635 Palabras (3 Páginas)  •  288 Visitas

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Desde hace varios años, diversos investigadores han insistido en reflexionar la Historia como ciencia social y determinar sus funciones. Entre ellos: Leopoldo Zea buscó la identificación de lo nacional; Luis Villoro remarcó que la Historia no había entendido su objeto de estudio y hacía un llamado a esclarecer principios teóricos del oficio y su función social; finalmente, Luis González y González se alejó de la historia oficial, política y cargada de héroes, para hablar en un terreno más humano y cotidiano como el regional.

La inquietud sobre qué historia se enseña se encuentra también en historiadores extranjeros, como en el libro de Lewis Perry Curtis, El taller del historiador (fce, 1975). En él destaca la opinión de Vivian Hunter Galbraith al señalar que la historia es un “conocimiento vivo, una conciencia del pasado común a educadores y educandos” y una búsqueda siempre cambiante, por lo que nuestra tarea consiste en “transmitir este sentido de cambio caleidoscópico al público”.

Propongo intentar un cambio en la enseñanza de la Historia sin olvidar el sustento teórico que la valida. Parto de algunos conceptos de la corriente de Los Annales, iniciada por Marc Bloch y Lucien Fèbvre en 1929. Considero que abren una puerta para la enseñanza de la Historia porque permiten nuevos acercamientos teóricos y metodológicos. Propongo, además, que el docente enseñe a sus alumnos a pensar históricamente, entender una Historia problemática y buscar significados en los procesos. Para acercarnos a la enseñanza de esta disciplina es necesario el anclaje de dos conceptos inseparables: tiempo y espacio. El primer paso para pensar históricamente es tener esa conciencia que permite captar lo permanente frente a lo transitorio. Asimismo, destaca la importancia la vida cotidiana, por medio de la cual nuestros alumnos se acercarán a la “otra historia”, aquélla que no está escrita. A los jóvenes les llama la atención saber cómo se vestían sus padres, madres, abuelas y abuelos, qué calzado utilizaban, cómo se peinaban, cómo se transportaban, a qué diversiones asistían, qué comían.

Para esta actividad recomiendo que se trabaje por equipos y que cada mes uno de ellos investigue sobre vida cotidiana. Lo pueden hacer preguntándoles a sus padres, tíos, abuelos, y/o utilizando fotografías, revistas, periódicos.

La alimentación es parte de nuestra vida cotidiana y pocas veces nos fijamos en su importancia. Hacerles comprender cómo las “típicas quesadillas” no serían tan “típicas” si los españoles no nos hubieran traído el queso y el aceite para freírlas nos lleva a pensar en la importancia del mestizaje y a comprender lo que somos: mezcla de la cultura prehispánica y la española.

Otro ejercicio: investigar cómo ha cambiando nuestra alimentación, qué comían los pueblos antes de la llegada de los españoles, qué durante el virreinato y cómo se combinaron

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