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Mexico Y Tenochtitlan

nanyavila31 de Agosto de 2013

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MÉXICO-TENOCHTITLAN

Y LA CONQUISTA ESPAÑOLA

Arturo Lomas Maldonado

Profesor Investigador

Universidad Autónoma Metropolitana

“Los relatos en nahuatl nos dicen que la Toltecáyotl abarcaba los mejores logros del ser humano en sociedad: artes y urbanismo, escritura, calendario, centros de educación, saber acerca de la divinidad, conocimiento de las edades del mundo, orígenes y destinos del hombre”

Miguel León Portilla

La historia del mundo ha reivindicado a Grecia, la India, China, pero cuando se trata del continente americano, éste es simplemente denostado y calumniado. La tarea de nosotros es la de consultar las fuentes y analizar el período a la luz de la metodología moderna, abordando el proceso histórico mediante el análisis y la crítica de las fuentes. Analizar y confrontar las fuentes es lo que nos da material para recuperar el punto álgido de la transición entre el mundo antiguo y el México colonial, y es precisamente la conquista la que determina los aspectos fundamentales de la población, la economía, la cultura y la ciencia. Lo que tenemos en cambio es la suplantación de una cultura por la occidental, en donde los términos “indio”, “indígena”, “prehispánico”, “mundo hispano” o “Latinoamérica” nos excluyen, pues seguimos hablando de “lo español” o de “lo portugués”. La historiografía de la época es justificatoria del saqueo y la expoliación, en donde lo que cuenta no son los personajes como Cristóbal Colón, Pizarro o Hernán Cortés, sino en que el prototipo de la conquista que es Cortés, aprendiendo todo lo que Colón pudo suministrarle, es quien lleva a cabo la civilización de la rapiña y conoce todos los resortes para la destrucción de las culturas autóctonas. A pesar de las reiteradas peticiones de que los conquistadores no se acerquen a Tenochtitlan, los españoles continúan su marcha, porque saben que ese es el núcleo central a destruir. Y a pesar de llenarlos de oro, joyas y plumajes, los conquistadores se muestran insaciables, confundiendo la cortesía con la cobardía. Los españoles no sólo destruyeron una sociedad sino una cultura, con su enorme caudal de conocimientos en biología, botánica, historia, medicina. Podemos notar muy fácilmente que en el México antiguo no existen fronteras entre sus habitantes, en donde las comunidades conviven dentro de una amplia socialización, pues en cualquier lugar es posible encontrar las construcciones monumentales, la práctica del temazcal, la astronomía con su calendario, el juego de pelota, la matemática y la medicina, en donde Xochicalco es el centro de las ciencias en general y la confluencia de todas las culturas. Es preciso recordar que recuperando lo susceptible de ser recuperado, vamos a enriquecer nuestra concepción del mundo para construir nuestro presente y labrar nuestro futuro.

La destrucción que llevaron a cabo los españoles nos ha impedido conocer tanto la forma en que ocurrió la conquista, como la en que vivían nuestros ancestros, ya que sólo sabemos de esa época por las crónicas elaboradas por los mismos españoles, las cuales en su mayor parte son falseadas y llenas de exageraciones.

Para los conquistadores, la sociedad antigua estaba plagada de hombres salvajes que practicaban sacrificios humanos, en que existía un supuesto imperio (de tan sólo 13 kilómetros cuadrados), nos hablan de tributos, reyes, emperadores y príncipes, de su idolatría, así como de ser guerreros, sin tomar en cuenta que tanto ellos, como los especialistas posteriores y aún los más recientes, muestran su asombro ante una cultura cuyo esplendor resulta innegable.

“No podemos seguir creyendo en todo lo que se ha aceptado. Aquí ni hubo reyes, ni imperios, ni sacrificios humanos y mucho menos dioses. Todos estos conceptos han sido impuestos de acuerdo a un criterio occidental que nada tiene que ver con nuestra realidad histórica”

En relación a las fuentes, Hernán Cortés, Bernal Díaz y Sahagún a la vez que cronistas, fueron conquistadores, y algunos de los cronistas subsecuentes (Fray Diego Durán, Clavijero, Motolinia, Torquemada) elaboraron sus relatos en fechas posteriores a la conquista, guiándose por los trabajos de los tres primeros, en donde, aparte de que ya se había trastocado todo el orden Mexica, para hacerlo del tipo español, la mayor parte de sus informantes eran autóctonos convertidos al catolicismo.

En cuanto a la fundación de México-Tenochtitlan, se ha creado un mito afirmándose que una serpiente fue devorada por el águila, para lo cual debemos aplicar la crítica de las fuentes, y resulta que la fuente de primera mano que ha sido utilizada es la Crónica Mexicayotl de Fernando Alvarado Tezozómoc, que fue escrita en el idioma Nahuatl y traducida posteriormente al español. Ahí podemos notar que en ningún momento se menciona que el águila esté devorando a una serpiente, “en donde ‘luan’ es la conjunción ‘y’; Kouatl, serpiente; ‘l’, posesivo de la tercera persona del singular; Zomoka, es el sonido característico que emiten las serpientes cuando van a atacar o cuando sienten peligro y que ha sido traducido como silbar; ‘Yan’, es una desinencia locutiva, pero no indica un lugar preciso” , con estos elementos podemos traducir la oración como: “el lugar donde silba la serpiente”

¿Por qué los frailes agregaron la serpiente al glifo de la fundación? La respuesta nos la da Víctor Linares Itzcuauhtli “En el pensamiento autóctono el águila simboliza al Sol, por lo tanto los frailes, siguiendo su pensamiento cristiano, lo interpretaron de otra manera…Para el pensamiento cristiano el sol representa a Jesús, y la serpiente a Satanás, es por ello que lo que quisieron plasmar los religiosos del siglo XVI era la lucha entre el bien y el mal…Dentro de los primeros frailes en grabar este error se encuentra el dominico fray Diego Durán”.

Uno de los más grandes mitos que crearon los conquistadorea acerca de los pobladores originales, es el de que con algunas excepciones, casi todos esos pueblos, mayas, aztecas, totonacas, “obsesionados por el misterio del devenir y de la muerte, practicaban sacrificios humanos, de enigmática significación”. A esta irreflexiba conclusión se han sumado científicos que hasta una explicación espiritual han pretenido darle.

No se profundiza en que si es lógico pensar que una cultura que ha sorprendido y sorprende cada día por su avanzada civilización y sus enormes conocimientos, practricaba o no, un rito salvaje. Christian Duverger, coincidiendo con otros autores, al estudiar la llamada “economía del sacrificio azteca”, ve en éste un intento de sostener y dinamizar los ciclos vitales, pues según tal versión “la muerte libera un excedente de energía vital”, y supuestamente en el sacrificio ritual, la artificialidad de la muerte provocada es lo que hace posible orientar hacia los dioses esa energía, logrando así que se “transmute la fuga de fuerzas en brote de potencia” (La flor letal 112s), para de este modo la sangre humana ofrecida a los dioses, vitalizaría las fuentes de toda energía, y alimentaría las reservas de fuerza que el sol simboliza, concentra e irradia, razonamiento tan tortuoso como ineficaz, ya que no se detiene a averiguar si los sacrificios existen, sino que partiendo de las falsedades interesadas de los cronistas los da como ciertos, para luego darse a la tarea de pretender darles una explicación místico-astronómica-energética.

En el mencionado Libro Segundo, Sahagún le dedica un espacio enorme a los llamados sacrificios humanos de los mexicas. Los relatos resultan sobrecogedores, pero poseen un defecto de origen, pues aunque como en toda su obra el fraile habla a nombre de terceros, con el objeto de no responsabilizarse de lo dicho, al final del Libro, toma la palabra para exponernos sus propios comentarios, dando a entender que está condenando algo que no le consta, que le contaron.

Eulalia Guzmán nos comenta que “De las creencias, así como de las prácticas se hizo burda mezcolanza de mitos y de dioses…Lo cierto es que de la pluma de Cortés en su carta II, se sabe que durante los ocho meses que vivió frente al recinto sagrado de los teocallis de Tenochtitlan jamás vió un sacrificio humano. Ni tampoco los vió o supo que se hicieran en aquel tiempo, en ninguna parte, desde que pisó tierra en Anáhuac, a mediados de abril de 1519, al 30 de octubre de 1520 en Tepeaca, en que fechó su carta”

En cuanto a la relación de la “Veintena de Tlacaxipehualiztli…o figura simbólica de Xippe” J. Refugio González Hernández nos asegura que Bernardino de Sahagún, trata de describir detalladamente el curso de los diversos cultos rituales que se celebraban en cada uno de los 18 meses, de 20 días cada uno, lo que nos llevaría a la conclusión de que todos los meses de todo el año (a excepción del último) los aztecas olvidaban sus virtudes y se dedicaban a la más cruel e inhumana de las actividades.

“El nombre Tlacaxipehualiztli de la veintena puede indicar la acción de comenzar, porque pehua es empezar; xipehua es la orden: comienza; Tlaca es persona y Tlacaxipehualiztli incluye el comenzar la acción ordenada, quiza en relación al comienzo a las actividades anuales…los datos de las actividades efectuadas en esta veintena nos describen de hecho un cambio anual de las personas encargadas de ciertas funciones de la actividad gubernamental y que por todo lo que se dice refieren un tipo de función policial”

Por lo tanto, es seguro que las personas dedicadas a ella fueran las más numerosas en comparación con otras funciones más particulares “…sacrificadas o sacadas de las actividades

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