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Migraciones Japonesas A México Entre 1870-1910


Enviado por   •  17 de Agosto de 2011  •  2.355 Palabras (10 Páginas)  •  1.124 Visitas

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Migraciones Japonesas a México 1870-1910

Los grupos humanos se han caracterizado desde épocas muy antiguas por sus constantes desplazamientos a distintos espacios geográficos; llevando con ellos las manifestaciones culturales que los caracterizan al nuevo espacio por ocupar. Estos movimientos poblacionales producen una interrelación directa entre los grupos humanos originarios y los recién llegados enriqueciendo de forma significativa el panorama social, económico, político y cultural en el cual se da la unión bilateral.

Pero a la vez este fenómeno cumple con una doble función; es decir, también da origen a procesos de aculturación, cultiva el germen de la xenofobia, el odio racial, la persecución y hostigamiento enraizándose de forma significativa en el imaginario colectivo de los grupos sociales originarios mediante conductas aprendidas y heredadas como un patrón que se tiene que seguir reproduciendo.

Los sentimientos nacionalistas salen a relucir siempre que hay presencia de grupos foráneos esto como medida empleada ante la posibilidad de surgimiento del otro como grupo dominante; ya que a los extranjeros se consideran un sector minoritario que no tienen derecho a implantar sus costumbres, tradiciones y estilos de vida en la sociedad a la cual llegan. Esto ocurrió precisamente en México ante el arribo de varias olas de inmigrantes asiáticos entre 1870-1910.

Los movimientos masivos de población son producto de fuerzas internas como externas de mucho calibre; que impulsan a los pobladores de una región determinada a abandonar sus hogares, familias, estilos de vida entre otro gran bagaje de cosas, para así obtener mejores oportunidades, ignorando por completo los consecuencias negativas que este desplazamiento les puede generar.

Entre 1870-1910 se presentan fuertes olas de inmigración japonesa en México esto como resultado de los procesos sociales que enfrentaba la nación asiática en esa coyuntura histórica. Japón en ese momento se caracteriza por ser una sociedad estratificada en donde el poder económico y político se concentraba en pocas manos y la movilidad social no existía. “Tal tendencia hacia la concentración de poder en pocas manos aumentó en la medida que el grupo dominante ganaba confianza y fuerza” para este momento la economía japonesa dependía en gran manera de la producción agrícola y una parte importante de sus pobladores se dedicaban a este tipo de labor. Dentro de esta dinámica socio-económica la mayoría de las familias eran agricultores arrendatarios; es decir ellos no eran dueños de las tierras.

Los terratenientes (dueños de grandes extensiones de tierra) aprovechándose de la situación de decadencia de estos grupos marginales le alquilaban parcelas a un alto precio, que eran pagas ya fuera en efectivo o por medio de las cosechas.

Aparte del pago que las familias tenían que efectuar a los dueños de las tierras, el Estado también les cobraba un porcentaje importante de impuestos lo que venía a encarecer aún más la situación económica agravando la situación familiar.

Las familias campesinas eran numerosas y la capacidad para mantenerla era limitada, lo que producía que muchos de los miembros tenían que salir a trabajar a tempranas edades propiciando el trabajo infantil, la mano de obra mal pagada, la destrucción de vínculos familiares y la aculturación de los pueblos. Este fenómeno fue muy frecuente lo que motivó a la sociedad japonesa en una dinámica social compleja.

Conforme avanzó el siglo XIX, el gobierno puso en práctica reformas agrícolas las cuales producían que el gobierno se apropiara de terrenos altamente productivos y limitara el poder adquisitivo de la población. “Toda la tierra sería propiedad del Estado; para el propietario y el cultivador, el sistema resultaba menos atractivo, aunque no fuese más que porque dejaba menos posibilidades de evasión” . Todas estas medidas de restricción a la tierra motivaron a que los grupos dominantes y los marginados tomaran medidas para desplazarse a otros espacios geográficos con el ideal de obtener mejores recursos y mayores ventajas socio-económicas.

Los grupos sociales de mayor oportunidad económica que emigraron al continente americano lo hicieron en vapores de pasajeros con el objetivo de servir de intermediarios; mientras tanto los grupos menos privilegiados viajaban en los vapores que transportaban mercancías y muchos viajaban de forma ilegal para obtener trabajo.

En 1890, el Estado realiza una reorganización del ejército y de las fuerzas armadas del país ante la amenaza constante de guerras e invasiones extranjeras en su territorio continental y marítimo, reclutando a los jóvenes tanto campesinos como industriales lo que afectó la producción de bienes de consumo, desatando a la vez aumentos en los precios debido a la escases de mano de obra y la baja en la demanda; debilitando así la posibilidad de mejoras sociales. Muchas personas ante el temor de eventuales guerras buscan nuevos espacios para poder desarrollarse e inclusive huyen de los posibles alistamientos militares.

El conocimiento de los japoneses el continente americano les brindaba la esperanza de buscar nuevos horizontes ya que con su industria en pleno desarrollo ocupaban posicionar sus bienes en distintos mercados internacionales. Producto de tal crecimiento económico la labor fiscalizadora de bienes se convirtió en una lucha constante entre los dueños de propiedades, industrias y los agentes gubernamentales. Conforme pasaba el tiempo el pago de impuestos era más elevado ya que se necesitaba dinero para la construcción del ferrocarril que buscaba unir los distintos puntos comerciales del país.

Otro afán que tenía el Estado era el mejoramiento y modernización del ejército dinero que lo obtenía mediante la recaudación de altos tributos; este aspecto molestaba en gran medida a la población ya que veían limitados sus estilos de vida y la posibilidad de adquirir bienes de lujo y no solo de consumo diario. Producto de los altos aranceles en el momento de exportar sus mercaderías los grandes empresarios tuvieron que limitar las nuevas contrataciones y a la vez reducir la planilla de trabajadores los que agravó el desempleo.

En la economía agrícola las familias apenas sobrevivían ya que eran mal pagados o bien su fuerza de trabajo, que en la mayoría eran hombres, eran reclutados en las fuerzas armadas japonesas, dando como resultado una disminución importante en la productividad agrícola del país. Limitando a la vez la capacidad de Japón de colocarse en el mercado mundial como potencia productora de bienes de consumo agrícola. Pero no solo este sector se perjudicó, la pesca uno de los principales medios de subsistencia de la población japonesa

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