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Mision de un empresario lider


Enviado por   •  18 de Abril de 2013  •  Ensayos  •  2.266 Palabras (10 Páginas)  •  401 Visitas

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MISION DE UN EMPRESARIO LIDER

Por: Guillermo Vidalón Del Pino*

Los científicos sociales suelen concluir que una de las causas fundamentales del atraso económico, social y político del país se debe a que carecemos de una clase dirigente dispuesta a asumir el enorme riesgo que significa conducir el archipiélago social y cultural denominado Perú. No obstante, resulta indispensable motivar a los sectores líderes del país a asumir otras manifestaciones de la dimensión humana, la política y la social.

Primero, porque si no lo hacen, más temprano que tarde, verán cómo el fruto de su trabajo les es arrebatado desde el ejercicio político en nombre de la sociedad. Segundo, porque si se reconocen a sí mismos como líderes generadores de riqueza, que destacan en el conjunto de la sociedad, resulta lógico que sean ellos quienes promuevan las mejoras legislativas necesarias para que, cada vez, un mayor número de personas logren el bienestar que ellos ya lograron. Tercero, porque es condición sine qua non para seguir progresando que el sistema sea legitimado social y jurídicamente. De lo contrario, el Perú continuará siendo una diáspora que expulse a sus mentes más brillantes en busca de mejores horizontes.

Por lo expuesto, resulta indispensable que, quien teniendo Visión de Futuro y perciba que la viabilidad del país requiere promover y generar bienestar, de manera progresiva e inclusiva, de modo que un número cada vez mayor de peruanos alcance los beneficios de la modernidad y se sienta partícipe de un proyecto de Nación que los revaloriza y refuerza su autoestima para que, en el ejercicio de la libertad, cada uno logremos satisfacer nuestras propias expectativas.

Uno de las primeras acciones del líder deberá ser la de elaborar un discurso legitimador y persuasivo para el conjunto de la sociedad; de lo contrario, lamentablemente, dejará a la mayoría de la población a merced de la demagogia y la manipulación, ejercida por quienes aprovechan el desconocimiento y la limitada capacidad de análisis del conjunto para irrogarse y, posteriormente, erigirse como representantes políticos. Si el sistema productivo vigente estuviese legitimado, no habría excesos ditirámbicos en la plaza pública, tampoco en el Parlamento, que lo único que consiguen es hacer imprevisible el factor político, postergando la toma de decisiones, haciendo perder atractivo y deteniendo el impulso productivo del sector privado.

El Líder con Visión de Estadista deberá enarbolar que la actividad económica se sustenta en principios, y que la conducción de ésta debe ser asumida por quienes mejor pueden servir al conjunto de la sociedad. La historia nos ha demostrado, repetidas veces, que es el sector privado el generador de riqueza y bienestar, superando largamente a quienes proponen una conducción centralizada de la economía desde la cúspide gubernamental. En cambio, una administración adecuada de recursos privados, siempre dispondrá de un monto a ser destinado para la investigación científico-tecnológica; la misma que, puesta al servicio de la sociedad o el consumidor, se convierte en una fuerza democratizadora e integradora por excelencia. Por ejemplo, cuarenta años atrás, poseer un televisor era un privilegio del cual gozaban sólo algunas

personas, pero fue el ímpetu por alcanzar una compensación mayor lo que impulsó su producción masiva, así como su simplificación y mejora tecnológica; el resultado fue que cada vez más hogares cuentan con dicho artefacto y pueden, entre otros, informarse en simultáneo de todo aquello que acontece en el mundo. Algo similar sucedió y sucede con las vacunas que preservan la salud de un mayor número de personas.

Por lo mencionado, la oferta política que ofrece solucionar todos los problemas a partir de la creación de nuevas cargas impositivas, que habrá de asumir el sector privado, resulta contraproducente, porque en lugar de dinamizar aún más la economía, dicho pago termina siendo un recurso extraído del sector privado, con el ofrecimiento de ser redistribuido una vez que un personaje político asuma la administración estatal. Sin embargo, finalmente, en la práctica, la población no percibe que el pago realizado por el sector privado reditúa en su beneficio, y la insatisfacción y la frustración continúan. Basta ver lo que sucede con los recursos del Canon Minero; de los S/. 3,536 millones aportados por la minería entre los años 2000 y 2005 sólo S/. 1,831 millones han sido transferidos. El Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) tiene razones fundadas para restringir el flujo del dinero. En algunas provincias, en lugar de emplear los recursos para potenciar la principal actividad económica local, o cubrir las Necesidades Básicas Insatisfechas de su población, han construido monumentos sin sentido alguno o enormes sedes municipales que luego son copadas por una creciente burocracia destinada a entorpecer el libre accionar de las personas. También hay casos excepcionales y destacados de buen manejo administrativo, pero, en general, hay una carencia de capacidad de gestión que hace que muchas personas no perciban los beneficios que genera la minería.

Cuando hacemos hincapié en resaltar principios, nos referimos a que antes del beneficio económico que se obtiene del desenvolvimiento de alguna actividad, debe estar la convicción de que la persona humana es el fin supremo de la sociedad y, por consiguiente, es el Estado el que debe estar al servicio de ella, reconociendo y facilitando las relaciones de intercambio que surgen entre las personas naturales y jurídicas. Parece que se olvida que la propiedad privada es la principal manifestación del acto creador de las personas. Las personas opinamos, creamos, aprovechamos un recurso natural y lo transformamos en beneficio de otro miembro de la sociedad que es, finalmente, el gran consumidor, aquél que reconocerá si decide comprar o no nuestro producto o servicio.

En la vida en sociedad, unos complementan el trabajo de otros, unos le otorgan un valor agregado adicional al objeto original; por cada acción en la cadena de intercambios es legítimo recibir una compensación. Por lo mencionado, lo importante no debe ser cuán grande o cuán pequeña es la compensación, porque lo verdaderamente importante es cuánto estímulo existe para proseguir en ella.

Quienes otorgan una valoración negativa a la dinámica de las relaciones económicas que establecen libremente las personas, calificándola como una manifestación egoísta de la dimensión humana, se equivocan. Quien no sea capaz de realizarse a sí mismo, no puede hallar

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