Mito De Itzayana

En una tarde nublada, una joven llamada Itzayana se encontraba en el bosque cerca de su aldea recogiendo especias para su comida cuando el cielo se apagó y la lluvia comenzó a caer. Itzayana se refugió en una cueva cercana a esperar que la lluvia cesara pero parecía que el cielo se venía abajo, cada vez con mayor intensidad.

Itzayana decidió explorar dentro de la cueva mientras el diluvio terminaba. Al adentrarse en la cueva Itzayana notó que había una luz resplandeciente, como si un sol se encontrara dentro de la cueva. Ella decidió acercarse para averiguar de qué se trataba, al entrar a tuvo que cerrar los ojos por el resplandor de la luz.

Se trataba de una esfera donde se podía apreciar una luz que rebotaba violentamente dentro de ella, de una forma tan agresiva que se sorprendió de que la esfera no se colapsara. Itzayana se acercó para verla más de cerca, sin querer tiró de la esfera dejando salir la energía, rebotada ahora por la cueva.

Itzayana trato de salir de ahí pero antes de lograrlo la luz impactó contra ella arrancándola con mucha fuerza de la cueva dejándola inconsciente.

Cuando despertó la cueva se encontraba en ruinas rodeada por un cráter y árboles carbonizados.

Aterrada corrió a su aldea para ponerse a salvo, su pueblo había pasado un gran tormento, Iktan, su prometido, le contó sobre el extraño fenómeno que todos habían presenciado, justificando su exagerada preocupación por ella, esa noche no hubo más, itzayana jamás le contó nada a nadie.

Pasó el tiempo y su cuerpo comenzó a cambiar, era cada vez más cálido, los días de lluvia sus manos despedían luz y energía, los dioses la habían elegido a ella para poseer su poder divino.

Para su desgracia la gente de su pueblo le temía, la maltrataba, decían que era un castigo divino, no la querían más en la aldea, solo el hombre que la amaba, Iktan, podía entender su dolor.

Una tarde lluviosa, los aldeanos quisieron terminar con ella, pero el dios de dioses no lo permitió y la elevó a lo más alto de las nubes, allá donde no podían hacerle daño, al mismo tiempo premió a Iktan, dejándolo ir con ella.

Y es por eso, que en los días lluviosos, podemos ver como corren de la mano, pintando líneas de luz en el horizonte, inmortalizados por nada más que su amor.

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