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Monografía De Criminología

poro51919 de Marzo de 2013

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Trabajo Práctico de Criminología

I. Introducción

El paradigma ontológico fue la piedra fundamental de la ciencia criminológica. En concreto, de la lectura de los diversos estudios que se han realizado sobre la criminología, vemos que el paradigma mencionado con antelación es un punto ineludible al que siempre se debió remitir toda teoría posterior.

En razón del peso que éste tiene en el estudio de la materia, nuestro trabajo tiene por norte hacer un análisis de la teoría antedicha partiendo sobre la base de entender cuales son los fundamentos que le dieron sentido, y los motivos por los cuales esa tesis fundante ha entrado en crisis.

Siguiendo con estos lineamientos, se vinculará la decadencia de estas teorías con el surgimiento de la primera sociología de la desviación. De esta manera, y a modo de contraposición, se verán cuales han sido las críticas formuladas por esta corriente de pensamiento a través de las concepciones de autores tales como Thomas, Durkheim, Merton y Sutherland.

A su vez, corresponde señalar que hacia el fin del presente trabajo se verá como estas últimas teorías se verán opacadas a través de la aparición de las teorías del etiquetamiento.

Así, nuestro trabajo se proyecta con la finalidad de observar el progreso –y el devenir- de una parte de las ideas que han ido conformando la teoría criminológica.

II. ¿Qué es la ontología?

El crimen en su concepción original era denotativo de un fenómeno reconocible por los signos que lo caracterizan y definen. Lo que viene a hacer el paradigma positivista ontológico es cambiar el principio de la determinación política de lo prohibido por una realidad del crimen enmarcada en los distintos códigos penales que se fueron creando a lo largo de la historia de la criminología en el mundo.

La ontología ha realizado una clasificación de los crímenes dividiéndola en tres sectores. En un primer estadio se encontraban los delitos contra la integridad física, en un segundo los que agredían la propiedad privada y por último, encontramos los que atentaban contra la autoridad del Estado.

El más ferviente seguidor de la tesis ontológica fue Rafael Garófalo quien consideró que existían dos sentimientos básicos que debían ser respetados, uno de ellos era el sentimiento de probidad, mientras que el otro, el de justicia. El delito entonces, se definía por la violación de alguno de esos criterios en el estrato medio de la sociedad. De esta manera, tanto la probidad como la justicia constituían aquello que se debía proteger y cuando eran violadas se cometía lo que el autor de mención consideraba delito natural. Atribuía a los autores de esta forma de “delinquir” una carencia de esos sentimientos debido a cuestiones vinculadas a anomalías psíquicas.

Este primer desarrollo criminológico basó su figura del criminal principalmente en signos inequívocos que determinaban que una persona, según algún aspecto de su cuerpo o alguna actitud que llevara a cabo, era un delincuente. Esta idea, por ejemplo, podía establecer que la persona bella era buena solo por su aspecto físico mientras que la persona fea, podría tener rasgos típicos de delincuente, tan solo por esa circunstancia, sin que se hiciera algún análisis más profundo sobre la persona para poder conocer sus características personales y así poder determinar de una mejor manera si se la podía considerar un delincuente o no.

La aparición del concepto de desviación por obra de la sociología estadounidense fue el que terminó por destruir el concepto unitario sobre la categoría del crimen, el que paso a convertirse en un carácter complejo de éste. Los modos y las formas de ese apartamiento podían todavía proporcionar signos objetivos mensurables. El mundo sigue siendo un mundo real, objetivo, pero el mundo cambió cuando se hizo evidente que esas regularidades ya no obedecían a datos prexistentes sino, que provenían de una construcción llevada a cabo por parte del propio observador.

Las normas no constituían ya el punto de partida de la interpretación de la realidad, sino el punto de arribo de la inserción individual en una red de interacciones comunicativas. El paradigma normativo, dejaba paso a una concepción según la cual lo problemático eran precisamente las normas, cuya misma existencia debía ser indagada a partir de los procesos interactivos de su construcción.

Para abordar con mayor exactitud esta temática, a continuación analizaremos cuales han sido las críticas formuladas por la primera sociología de las desviación

III. Comienzo de la crisis de la concepción ontológica de la criminalidad, mediante la aparición de la primera sociología de la desviación.

En el ámbito de las teorías sociológicas que tuvieron lugar a mediados del siglo XX y que comenzaron a intervenir en el estudio del “delito”, la aparición y difusión del concepto de “desviación” condujo a que el crimen dejó de tener la característica de “individual” y pasó a ser un concepto complejo en el que influyen desde entonces las normas sociales. Es que, la sociedad asigna roles a los individuos y espera determinadas conductas de cada uno; el sujeto es etiquetado en un determinado lugar social, aunque no le corresponda en la realidad, pero de ese rol es del que le será dificultoso salir.

Las teorías sociológicas procuraron establecer cuáles eran los elementos objetivos y externos que conducían a la “desviación”, de manera que una gran cantidad de situaciones de aparente validez objetiva fueron consideradas para dar razón de la conducta desviada.

Debe entenderse por conducta desviada “la ruptura de los lazos sociales, las dificultades de inserción cultural de grupos inmigrados, la desigualdad de oportunidades, tanto por su ausencia como por su exceso, los problemas de socialización, las dificultades de integración familiar, la miseria, el espíritu competitivo de la sociedad capitalista, etc.” . Desde allí entonces que, las causas del delito no son exclusivas del sujeto autor sino de varias circunstancias ajenas a él pero propias de la sociedad en la que se desarrolla, las que en definitiva lo conducen finalmente a su comisión.

-Los pioneros en incorporar la sociología al estudio criminológico fueron los pensadores de la Primera Escuela de Chicago, entre ellos William Isaac Thomas y Florian Znaniecki, a quienes se los ha señalado como académicos o autores de escritorio. Estos teóricos, además de realizar sus trabajos sobre datos empíricos, análisis de escritos y cartas, utilizaron como método de estudio la introspección simpática consistente en colocarse en el lugar del sujeto que se estudia (ponerse en los zapatos del otro).

Basaron sus estudios sobre ciudades estadounidenses, sobre todo Chicago, en donde la llegada de un gran número de inmigrantes generó una rápida ampliación de los territorios y se formaron distintas clases sociales. En consecuencia los individuos no se identificaban como pertenecientes a esa sociedad, no experimentaban el arraigo, lo que provocó una desorganización social, de manera que quienes pertenecían a las periferias y clases sociales bajas -ya que la riqueza se ubicaba en el centro de la ciudad-, conformaron los focos más conflictivos como consecuencia propia de esa distribución.

Es oportuno señalar que en esta etapa del estudio criminológico aún no se incorporó al “poder punitivo”, pero desde la visión social ha sido no sólo fundamental sino determinante para el avance hacia la realidad.

Así, estos pensadores velaban por la necesidad de un “control social”, lograr que cada una de las personas sea domesticada desde su infancia y juventud, al punto de que en el futuro no decidan apartarse de la sociedad y, por el contrario, formen parte de los grupos sociales denominados convencionales. Esto, por cuanto “una sociedad desorganizada no puede organizar el comportamiento de sus miembros, y éstos quedan así liberados de toda contención y forzados a descubrir y desarrollar otras pautas de conducta que satisfagan sus necesidades o aspiraciones”

-El principio del bien y del mal también fue puesto en duda por la teoría estructural funcionalista de la anomia, introducida por Emili Durkheim, la que afirma que: “1-Las causas de la desviación no deben buscarse ni en factores bioantropológicos y naturales (clima, raza), ni en una situación patológica de la estructura social. 2-La desviación es un fenómeno normal de toda estructura social. 3- Sólo cuando se hayan sobrepasado ciertos límites, el fenómeno de la desviación es negativo para la existencia y el desarrollo de la estructura social, si se acompaña de un estado de desorganización, en el cual todo el sistema de reglas de conducta pierde valor, mientras no se haya afirmado aún un nuevo sistema”

Durkheim sostiene que el fenómeno criminal se encuentra en todo tipo de sociedad, que el delito está estrechamente ligado a las condiciones de la vida colectiva y que los impulsos antisociales son contenidos por las creencias espirituales y los valores morales. Ve al delincuente como un agente regulador de la vida social, de manera tal que considerar al crimen como una enfermedad social sería admitir que la enfermedad no es algo accidental, sino que, se deriva en ciertos casos de la constitución fundamental del ser viviente.

-Partiendo de la teoría de Durkheim, fue desarrollada la teoría funcionalista de la anomia por Robert K. Merton, quien también se opone a la concepción patológica de la desviación.

Merton interpreta la desviación como un producto de la estructura social.

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