Mussolini y su concepción de nacionalismo en la actualidad

MUSSOLINI Y SU CONCEPCIÓN DE NACIONALISMO EN LA MODERNIDAD

“El nacionalismo es la inflamación de la nación…”

Fernando Savater

El nacionalismo es de carácter centrípeto, que pretende la unificación de todo un territorio. En este punto, en el caso de Italia se consiguió esta unificación mediante el Risorgimento. El Risorgimento o también llamada Unificación Italiana fue un período histórico que tuvo lugar en el siglo a finales del siglo XVIII hasta la mitad del siglo XIX que condujo la adhesión de varios estados italianos como Habsburgo o Borbones. En este sentido, este proceso se desarrolla dentro de la influencia del Romanticismo que deja por fuera la Ilustración, dando vital importancia a lo subjetivo. Varios aspectos como la filosofía, las ciencias, el arte, la música, la literatura, la economía y la política estuvieron influenciados por el Romanticismo. El desapego total a lo tradicional y su constante búsqueda de la forma de concebir al ser humano considerando su individualidad fueron sus principales postulados. El Romanticismo estuvo en contra del uso de la razón y de todos sus pensadores que prometían un gran cambio en la sociedad a través de la razón: si tenemos sociedades racionales, llevadas plenamente por la razón, todo mejoraría, se llegaría a un verdadero avance. Sin embargo, esto no sucedió pues la razón sobrepaso al hombre y esto causo innumerables conflictos. Así, sus principales rasgos fueron el particularismo que, frente al carácter universal del racionalismo, el romanticismo era el garante de la individualidad de los sujetos y los pueblos. De esta forma el Romanticismo convirtió a las naciones en sujetos históricos, autores de su propio destino. Las condiciones para pertenecer a un Estado dependían en gran parte por el lugar de nacimiento que vinculaba al individuo con una nacionalidad ya preestablecida.

Hitler fue el líder de Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Benito Mussolini lo fue de Italia casi por el mismo periodo. Con el fin de la Primera Guerra Mundial se dibujaba un panorama prospero para gran parte de Europa por varios tratados que ponían fin a la guerra, menos para Alemania que tuvo que asumir los costos posguerra. La coyuntura social, política y económica fue el germen del fascismo que fue aprovechado por Mussolini que fue un visionario fascista, intuitivo y oportunista. El fascismo de aquel entonces pretendió́ justificar la defensa de la Nación como unidad, por lo que se opone

rotundamente al modelo capitalista. El capitalismo sugiere que la única manera de obtener riquezas es explotando a alguien más, niños, mujeres y ancianos eran forzados a trabajar 18 horas diarias al inicio del capitalismo. El capitalismo estableció la explotación del ser humano como una práctica cotidiana a través de la plusvalía que se define como la cantidad de horas no retribuidas del empresario al empleado y que genera un excedente de capital. En tanto, el capitalismo es un modelo económico muy cuestionado en la actualidad. El dinero es el que mueve a toda la sociedad bajo un costo muy alto, que es el someter a la clase menos desfavorecida. La retribución por la fuerza de trabajo es menos apreciada e invisibilizada: el obrero en este caso entrega su tiempo, su fuerza física e intelectual por un sueldo que apenas le sirve para subsistir. Este modo de producción enriquece al que más tiene, al que su capital le favorece dejando por fuera los intereses de varios sectores de la sociedad. “Todo parece indicar que la tendencia irreversible que sigue la historia de la economía capitalista —y que afecta considerablemente a las otras historias diferenciales de la época” (Echeverría, 2011: 23)

Estos son algunos de los postulados que van en contra de lo que plantea el fascismo, Mussolini pretendía la exaltación y valoración de cada individuo solo en medida que sus intereses vayan acordes al del Estado. Además, la subjetividad exaltaba la belleza y los ideales. Para visibilizar los ideales del fascismo, se puede aseverar que el fin justificaba los medios, como por ejemplo el uso de la violencia en todas sus formas. Para el fascismo el uso de la violencia no solo era un instrumento que se utilizaba de acuerdo a las circunstancias: si era necesario o no. El fascismo propuso un concepto radical de la violencia. La violencia era necesaria aplicar en absolutamente todas las circunstancias para lograr la tan ansiada unificación. Esto cobra fuerza cuando el adversario o el opositor solo tenía dos elecciones: se sometía o moría en su intento de librarse de las cadenas de violencia impuestas por Mussolini. Según el fascista la violencia sirve para concientizar al individuo y se oponía rotundamente a todo aquello que consideraba que iba en contra de estos principios, lineamientos, reglas que prevalecían en la nación. Así lo afirmaba Mussolini:

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