Neoliberalismo

EL NEOLIBERALISMO

Hace quince años escribí contra la usura, la cual hacía tantos estragos que no me atreví a esperar mejoría alguna. Desde entonces ha ganado tanto en consideración, que ya no quiere ser tenida por vicio, pecado o infamia, sino que se hace ensalzar como una virtud y un honor, como si hiciera grandes favores y servicios cristianos a los hombres. ¿Qué remedio ni qué consejo pueden caber, cuando la infamia se convierte en honor y el vicio en virtud? Martín Lutero[1].

Una de las particularidades que llamaron la atención a los teóricos de la economía de finales del Siglo XIX fue el hecho de que el capitalismo estaba presentando características diferentes a las que presentó en sus inicios y momentos de auge. En efecto el capitalismo inicial y el de la Revolución Industrial concentraba su atención en el comercio directo de mercancías manufacturadas o en la organización de los trenes de producción de la industria y distribución de mercancías estandarizados, pero el nuevo capitalismo se distinguía por la exportación de capitales, los economistas de entonces decidieron darle el nombre de imperialismo a esta nueva fase del desarrollo del capitalismo[2].

Esta nueva fase del desarrollo de la economía capitalista se caracterizó por la concentración del capital que consolidó las grandes corporaciones, estableció el entronque del capital bancario y el industrial, dio fin al reparto territorial del mundo entre las potencias capitalista más importantes, apareció la burguesía financiera, y cobró auge la exportación de capitales que consistió en el otorgamiento de créditos a diferentes países destinados a la construcción de obras de infraestructura, tales como ferrocarriles, vías de comunicación, centrales hidroeléctricas y termoeléctricas, instalación de redes domiciliarias de servicios públicos; o en la financiación directa por parte de los inversionistas de grandes proyectos productivos: minas y agroindustria. De aquí el gran poder de la banca en esta fase del desarrollo económico.

El distintivo de las economías de los países industrializados durante casi a todo el Siglo XX con excepción de las dos últimas décadas, fue la exportación de capitales. En ese siglo, además de la consolidación de la dominación monopolista, se fortaleció otra forma de expresión del capitalismo mundial, que no fue nueva sino que se manifestó con extraordinaria predominancia, y es el capitalismo financiero con su insignia el crédito usurario, en la forma de capital dinerario en préstamo, o sea “dinero que produce dinero”. Actualmente grandes sumas de capital dinero, en forma de facturas, giros, operaciones de cuentas bancarias de todo tipo, pasan de un país a otro. Estos capitales sin barreras ni controles buscan por todo el mundo las actividades más rentables en donde asentarse momentáneamente.

La nueva economía política o neo imperialismo se caracteriza por la eliminación de las barreras arancelarias, la constitución de bloques económicos que agrupan a las empresas y capitalistas de varios países y a la libertad sin precedentes que ha ganado el capital dinero para moverse de un país a otro buscando las mejores oportunidades de inversión en actividades especulativas de toda índole para maximizar su renta. Esta nueva dimensión de operaciones del capitalismo que algunos llaman neoliberalismo se sustenta en un modelo teórico cuya base fundamental es un arquetipo denominado globalización, asuntos que serán abordados en el presente capítulo[3].

Conviene entonces hacer claridad sobre estas dos expresiones de la nueva economía política, puesto que los grupos económicos de Colombia, y particularmente el grupo Santo Domingo, que como ejemplo se aborda en esta obra, han fundamentado su forma de manejo empresarial enmarcándola en esta política económica de la que es espectador y actor al mismo tiempo

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