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Oradores De La Historia


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  475 Palabras (2 Páginas)  •  191 Visitas

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El vocablo estilo viene del latín stilus y del griego stylo, punzón para escribir en tablas enceradas. Excelente traducción a la actual acepción de la palabra. Cada persona que escribe tiene su propio estilo ( punzón) para hacerlo. Como las impresiones digitales, nadie escribiría o hablaría sobre un tema de una manera idéntica a otro individuo. Su personal estilo es el fruto de la idiosincrasia, el estudio, las vivencias, los triunfos y los fracasos de toda una vida.

Es clásica, sin embargo una primera división del estilo oratorio, en cuanto a la cantidad de palabras y extensión de los pensamientos, y en cuanto al adorno. La primera viene de los atenienses: mensaje claro, conciso, breve. Estilo ático. Los pueblos del Asia empleaban muchas ideas, sinónimos, imágenes, frases ampulosas. Estilo asiático. Los habitantes de Rodas utilizaban un estilo intermedio, ni tan conciso, ni tan florido. Estilo rodio

Sin duda la oratoria es la que mejor se adapta a las características más buscadas en la oratoria moderna

La palabra hablada por naturaleza está sujeta a condiciones distintas de la palabra escrita. No se habla como se escribe. Por esa razón el discurso escrito para ser leído, debe componerse de acuerdo con las características del estilo hablado.

El estilo oratorio tiene sus propias leyes, que no son las mismas de la lengua escrita. La lengua oral permite – más aún, necesita – suspensos, repeticiones, silencios, etc., que son desaconsejables en la composición escrita. Quienquiera que haya tenido que corregir la versión grabada de una conferencia propia, comprenderá lo difícil que resulta adaptarla a la lectura, y hasta es muy probable que le cueste reconocer en esa versión su propio estilo escrito.

Desde que comencé a ocuparme de este tema, hace ya más de 25 años, no he dejado nunca de leer uno a uno cuanto libro, informe o artículo que se publique en una lengua accesible para mí, que tenga que ver con el arte de hablar en público. Siempre teniendo encuentra los principios que dieron origen a nuestra inquietud, que desde el primer momento expresamos con toda claridad en el adjetivo que sumamos a la palabra Oratoria, tan rimbombante como antigua: Contemporánea.

Creo que el nombre que dimos a nuestro primer curso en el año 1980, está muy logrado. Da una idea clara de nuestro propósito, la contemporaneidad o “aggiornamiento” permanente. Lo que es actual o moderno, deja de serlo en poco tiempo.

El orador que no es contemporáneo, es fácil distinguirlo en esta disciplina. La grandilocuencia, el espectáculo, las palabras rebuscadas, los gestos estudiados, la gracia programada, los silencios teatrales, la articulación vocal exagerada y los apoyos visuales perimidos, ya “fueron” en forma definitiva.

Así entendido, con ese objetivo claro,

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