Origen De Santander
agg8925 de Septiembre de 2013
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Cabe la posibilidad de que Santander fuese la antigua Portus Victoriae Iuliobrigensium, de que hablan las fuentes romanas, si bien la cuestión no es de todo clara, pues según diversos historiadores, dicha ciudad correspondería con la actual Santoña. Se han hallado restos arqueológicos en la peninsula de la Magdalena (restos de una edificación con suelos de mosaico, un Hermes de bronce y diverso material monetario y cerámico); en el promontorio de San Martín (una villa del s.I d. C. con restos de un hypocaustum de unas termas y diversas monedas de plata y un ánfora del s.I d. C.; y sobre todo en la zona del Cerro de Somorrostro (en latín: summum rostrum, 'promontorio mayor') donde se realizaron excavaciones sistemáticas y aparecieron bajo la actual catedral restos de iglesias de época altomedieval y estructuras de época romana (hypocaustum perteneciente a unas termas, muros de contención y otros edificios, todo ello acompañado de importante material monetario, un sestercio de la época del emperador Trajano, otras monedas de Constantino, etc.) que indican que los romanos llevaban a cabo actividades mineras y comerciales con el puerto como base. También se sabe que eran frecuentes las incursiones de los navegantes nórdicos y, según el historiador Hidacio (siglo V), la población sufrió el saqueo de los Hérulos.
En el siglo VIII, el rey Alfonso III de Asturias, funda la Abadía de los Cuerpos Santos en el monasterio pre-existente en el cerro de Somorrostro. Aunque hasta 1068 no aparece citada por primera vez, en un documento hecho redactar por el rey Sancho II dicha Abadía. Del nombre de este santo, mártir del siglo III, consideran los filólogos que procede el nombre actual de Santander (Sancti Emetherii > Sancti Emderii > Sanct Endere > Santendere > Santanderio > Santander es la secuencia generalmente aceptada). Según la leyenda, las cabezas de San Emeterio y San Celedonio, mártires decapitados en Calahorra por no confesar su fe católica en el s. III, fueron transportadas en una barca de piedra para proteger ambas reliquias del avance musulmán. Llegaron a Santander, después de dar la vuelta a la Península, chocaron y atravesaron una roca en la entrada de la bahía (actual Isla de la Horadada) y se instalaron en la cueva bajo la primitiva iglesia del Cerro de San Pedro (Somorrostro). El monasterio existente en dicho lugar los tomó como patronos, colocando sus efigies en el escudo de la iglesia.
El 11 de julio de 1187 el rey Alfonso VIII de Castilla nombró al abad de San Emeterio, señor del pueblo y dotó a la villa de fuero (similar al de Sahagún) que tendía a facilitar el tráfico marítimo, la pesca y el comercio, actividades de las que la Abadía recibía sus tributos, así como de la elaboración de escabeches y las explotaciones vinícolas.
Restos arqueológicos hallados en la Plaza Porticada de la antigua muralla del siglo XIII y de su Puerta del Mar, que comunicaba el puerto con la zona interior de la ciudad y por el que circulaba un trasiego de personas y mercancías.
Durante los siglos XII y XIII la población fue delimitando su estructura dentro del recinto amurallado que toda villa convenía, con dos pueblos diferenciadas. La Puebla Vieja, más antigua, sobre el cerro de Somorrostro que dominaba la ciudad de cara a la bahía, incluía el castillo, la Abadía de los Cuerpos Santos y los locales dedicados a la artesanía y al comercio, establecidos en dos calles principales, la Rúa Mayor y la Rúa Menor o Carnicerías viejas. La Puebla Nueva, situada en un plano más bajo, contenía el convento de Santa Clara y el de San Francisco, este ya fuera de la puerta que daba nombre a una de las calles principales; otras calles de importancia eran la Rúa de la Sal, La rua del Palacio, puerta de la Sierra, Cadalso y Rua del Arcillero. Ambas pueblas estaban unidas por un puente sobre
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