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PENSAMIENTO POLÍTICO EN LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  1.731 Palabras (7 Páginas)  •  442 Visitas

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PENSAMIENTO POLÍTICO EN LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO.

La lucha por la independencia se gestó a lo largo de los tres siglos que duró la época colonial. La denominación de los peninsulares sobre la mayoría de la población generó una gran inconformidad, que fue capaz de arrastrar al pueblo a la rebelión armada en 1810.

Guerra de Independencia de México

Cuando en 1810 se inicio la guerra de independencia, a través de la cual surgiría México como nación independiente 11 años después, participaron indios, mestizos y castas, todos ellos dirigidos por los criollos de ideas avanzadas, resultado de la lectura de libros llegados de Europa. Las injusticias de la sociedad colonial se manifestaban en todos los aspectos de la vida: en lo económico, las actividades fundamentales (minería, comercio e industria), eran controladas por españoles, en tanto que los criollos y mestizos solo se ocupaban de la pequeña industria y de otras actividades secundarias; los indios y las castas permanecían al margen de tales actividades, servían a la gente acomodada y solo vivían de su trabajo. Entre los criollos, la desigualdad, el despotismo del gobierno y la dependencia de España también generaban un conflicto social; para remediarlo proponían hacer iguales ante la ley y separarse de una vez por todas de España.

Todo este cúmulo de ideas igualitarias, aunadas a las injusticias de la sociedad colonial, fueron las causas de la lucha independentista.

Al aproximarse a la ciudad de Guanajuato, se le envió una comunicación a Juan Antonio Riaño, intendente local, exhortándolo a rendirse y a tomar la causa de la independencia, pero él decidió permanecer fiel al gobierno español y resistir en la Alhóndiga de Granaditas, sitio en que se refugiaron los españoles, con sus familias y caudales. La localidad fue tomada a fuego y sangre, y al termina del combate las indisciplinadas masas saquearon, tanto las propiedades de los españoles peninsulares, como las de los criollos ricos.

A los pocos días, el obispo de Michoacán, don Manuel Abad y Queipo, excomulgó a Hidalgo, pero ello no fue obstáculo para que este continuara su campaña. Tomo la ciudad de Valladolid, desde donde se encamino hacia la ciudad de México. En el trayecto, se entrevisto con José Maria Morelos en la hacienda el Charo, encomendándole extender la insurrección al sur del país.

En la batalla de Monte de las Cruces, cerca de Toluca, Hidalgo derrotó a los realistas dirigidos por Torcuato Trujillo, fuerzas en las que militaba Agustín de Iturbide. Tras su triunfo, él ejército insurgente llegó hasta Cuajimalpa, en las afueras de la ciudad de México; para entonces esta se hallaba consternada ante la derrota del ejercito virreinal y la confusión se había apoderado de todos. Hidalgo, después de permanecer indeciso por varios días, discrepando de la opinión de Allende, inexplicablemente se dio vuelta sin entrar a la capital.

En su marcha hacia Querétaro, en un lugar denominado San Jerónimo Aculco, él ejército insurgente sorpresivamente se encontró con las tropas de Félix Maria Calleja, ante las cuales sufrió una derrota. Mientras tanto la insurrección se extendía por otras partes del país.

Hidalgo arribo a Guadalajara en noviembre de 1810 y poco después lo hizo allende. En Guadalajara el “Padre de la Patria” expidió los más importantes decretos sociales de la insurgencia: el que trataba sobre el uso de las tierras de comunidad por dueños, el relacionado con la abolición de la esclavitud, el que establecía la extinción de los monopolios estatales de tabaco y la pólvora, y el de la supresión de los tributos que pagaban los indios.

Mientras tanto, Calleja había recuperado las ciudades en poder de los insurgentes, pretexto para que este jefe español permitiera feroces carnicerías contra sus adversarios. El 17 de enero de 1811, las tropas realistas de Calleja enfrentaron a las fuerzas insurgentes dirigidas por Allende, contingentes que si bien eran superiores en número, al carecer de disciplina militar, fueron derrotados. En Acatita de Bajan, en una emboscada que les tendió el traidor Ignacio Elizondo, fueron hechos prisioneros, juzgados y finalmente fusilados. Sus cabezas fueron exhibidas en cada una de las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, como escarmiento o advertencia para sus seguidores.

A la muerte de los primeros líderes independentistas, don Ignacio López Rayón trato de reorganizar a los insurgentes en la junta de Zitacuaro. Pero fue con Morelos, cura de Caracuaro, con quien prácticamente continuo la guerra en el sur de la Nueva España. Aunque con Morelos él número de efectivos del ejercito se redujo, los contingentes poseían mejor disciplina y no se les permitía el saqueo. El caudillo contó con la colaboración de hombres valerosos e inteligentes como los hermanos Hermenegildo, Pablo, Juan y José Galeana, de Miguel, Víctor, Máximo, Leonardo y su hijo Nicolás Bravo, de Mariano Matamoros y de Vicente Guerrero, entre otros.

Entre 1812 y 1813 Morelos capturó pequeñas poblaciones del hoy estado de Guerrero. Con el propósito de apoderarse de la ciudad de México emprendió otras campañas. En Cuautla sus tropas fueron sitiadas por los ejércitos de Calleja, el sitio duro 73 días, el 2 de mayo de 1812 Morelos logro romperlo. Morelos, pensando que el fin de la dominación española se acercaba, decidió organizar un congreso nacional que le diera una constitución política al país. Es este, llamado Congreso de Anáhuac.

En tanto Morelos se dedicaba

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