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PROBLEMÁTICAS DEL MÉXICO INDEPENDIENTE


Enviado por   •  22 de Enero de 2014  •  2.254 Palabras (10 Páginas)  •  394 Visitas

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México Independiente

Ahí, entre la oscuridad de su palacio, en donde viviría el futuro emperador de México, el sacrosanto defensor de la Iglesia Católica Apostólica Romana, ahí sentado en un barco de terciopelo de rojo sangre bordado en oro y caoba fina, mirando hacia el bosque de Chapultepec, ahí estaba ubicado uno de los máximos traidores de nuestra historia: Agustín de Iturbide.

Era ese glorioso 24 de Febrero de 1821, en que se reconocería por fin la independencia de México, pero… ¿Para quién era esa independencia? ¿Quién ganaría además de Iturbide, los burgueses y la Iglesia Católica?

Iturbide se vio en un segundo reflejado en aquel vidrio gigante del ventanal, se vio joven, capaz, hermoso, poderoso e insuperable. Él, el mismísimo futuro emperador de México, firmaría en unas horas más el Plan de Iguala, así es, Agustín de Iturbide, un hombre cobarde e infiel a la insurgencia y a todo lo liberal, ocuparía ahora el máximo trono.

¿Cómo no imaginárselo? Si apenas hace unos días había abrazado al sucio de Guerrero en Acatempan, entre aplausos y los susurros de las ratas que estaban en contra de semejante atentado a la ideología y memoria de Hidalgo y Morelos. Ahora tan solo era cuestión de poco tiempo para consolidar la independencia de nuestro País y posiblemente en menos de un año, ser coronado como el máximo jefe de la nación, como su alteza real, como el enviado de Dios, como la luz de la tierra del águila.

Con un asombroso movimiento digno de su alto rango militar, el hombre Iturbide, asentó su calzado sobre el piso alfombrado, exclamando palabras que usaría con una oratoria digna de un genio en el momento en que Iguala le garantizara al País su independencia. De repente y como una bala, Agustín sintió en el dorso un dolor profundo, si, si, un dolor brutal, un dolor que lo haría sentarse bruscamente <<¿Qué haré yo con esta maldita tierra de 98 % de analfabetos?>> <<¿Qué haré yo, cuando la Iglesia Católica decida destituirme del cargo en el cual me ha impuesto?>>

Iturbide tenía miedo a solo una cosa y eso era, a dejar de ser poderoso, pero ya no podría hacer nada, ya todo estaba establecido y planeado, el seria emperador gracias a su actitud de lacayo y perro obediente, después seria destituido y traicionado, no había más, Iturbide era un títere, un pequeño niño influenciable y una bestia sedienta de poder.

Pero ¿Por qué hablo de Iturbide? ¿Por qué hablo de su obra traidora? No mi querido lector, no soy un frustrado, tan solo deseo que entiendas, quien fue la primera persona en arrodillarse frente al rival más destructivo que ha tenido la historia de México: La traición.

<< Americanos: He aquí el establecimiento y la creación de un nuevo imperio. He aquí lo que ha jurado el Ejército de las Tres Garantías, cuya voz lleva el que tiene el honor de dirigírosla. He aquí el objeto para cuya cooperación os incita. No os pide otra cosa que la que vosotros mismos debéis pedir y apetecer; unión, fraternidad, orden, quietud interior, vigilancia y horror a cualquier movimiento turbulento. Es-tos guerreros no quieren otra cosa que la felicidad común. Uníos con su valor para llevar adelante una empresa que por todos aspectos (si no es por la pe-queña parte que en ella he tenido) debo llamar heroica. No teniendo enemigos que batir, confiemos en el Dios de los ejércitos, que lo es también de la paz,que cuantos componemos este cuerpo de fuerzas combinadas, de europeos y americanos, de disidentes y realistas, seremos unos meros protectores, unos simples espectadores de la obra grandiosa que hoy he trazado, y retocarán y perfeccionarán los padres de la patria. Asombrad a las naciones de la culta Europa, vean que la América Septen-trional se emancipó sin derramar una sola gota de sangre. En el transporte de vuestro júbilo decid: ¡Viva la religión santa que profesamos! ¡Viva la América Septentrional independiente, de todas las naciones del globo! ¡Viva la unión que hizo nuestra felicidad! >>

Con el fervor de las palabras anteriores, su majestad mexicana, conquisto al pueblo, haciéndole creer en que su benevolente mandato seria la nueva era del progreso, así gritaba Iturbide llenando de Vivas, mientras con sus ojos observaba los senos de una muchachita que se encontraba entre el público ¡Ah que bellos eran! ¡Ah que delicia son!

Y así 7 meses; 17 días después, entraría gloriosamente a la capital de la Republica el ejercito Trigarante, celebrando la gloria falsa de nuestra también falsa independencia, a su delantera el hombre más grande de la historia, el consumador de la Independencia, el falso mesías, el Napoleón de América, nuestro queridísimo aun futuro emperador de México.

Debieron haberlo visto, ahí, a ese cabrón desgraciado, al mismísimo vende patrias, como miraba al pobre Guerrero, quien por la ausencia de Insurgentes quienes estaban a punto de la extinción, se sintió como una rata entre los gatos, mas aun así por propia dignidad y fé en las mentiras de Iturbe, fé en el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba, marcharía al compas de la traición del clero e Iturbide, para ser después aniquilado por esta misma.

Pero eso no es todo, la santa iglesia comandada por el mismísimo Matias Monteagudo, quien fuera el verdadero padre de la patria, tocaba regocijantes de alegría sus campanas, preparaba la misa para sus fieles, se hacía amiga de la causa que ellos mismos habían combatido desde antes: “La igualdad”. <<¡CANTAD EL TE DEUM HIJOS MIOS, QUE VUESTRO PROXIMO EMPERADOR ENTRARA MUY PRONTO>>

Iturbide andaba a pecho erguido y ego más grande que su propio logro, con su perchera roja con bellas y costosas cadenas de oro puro, acompañadas las costuras más finas que un digno siervo del catolicismo debe portar, miraba de reojo a sus súbditos, jamás se sintió tan supremo, ya no le importaba nada, ni la crisis, ni la iglesia, ni el dinero, ni absolutamente nada, nada más que las futuras fiestas, cenas de imperio, pinturas de su persona y todas las glorias de las cuales solo podía gozar el emperador.

A partir de ese momento, México conoció su libertad, pero para muchos, dicha independencia fue tan solo la separación de España, ya que seguíamos manteniendo la religión católica como oficial, legitima y única tolerada, fue entonces que a partir de ese instante, una nube oscura se opuso entre las albas gloriosas de luz y nuestro México traicionado, para lograr así que la herida jamás sanara, que la sangre manchase nuestra tierra y pintara de rojo nuestra historia…

¿México Independiente en 1821? Por favor, la verdadera Independencia

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