Peter McPhee: La Revolución francesa 1789-1799: Cap. III. y Cap. VII
emphistoriaResumen4 de Noviembre de 2021
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Peter McPhee: La Revolución francesa 1789-1799: Cap. III. Mas de 1200 diputados de los tres estados generales se reunieron en Versalles el 4 de mayo de 1789. Los sacerdotes se apresuraron a sacar el máximo partido de la decisión de Luis de favorecer al clero de la parroquia en la elección de los delegados del primer estado. Para elegir a sus diputados de las asambleas, tenían que votar individualmente, mientras que los monasterios tendrían tan solo un representante y los cabildos catedráticos tendrían uno por cada diez canónigos. 208 de los 303 elegidos pertenecían al bajo clero. 282 diputados nobles pertenecían a los altos rangos de la aristocracia (segundo estado). Para el tercer estado, había un sistema directo de elecciones, mediante el cual las parroquias y los gremios elegían delegados que a su vez votaban a los diputados de la circunscripción. Prácticamente los 646 diputados del tercer estado eran abogados, funcionarios y hombres acaudalados, hombres de fortuna y de reputación en la región. Tan solo 100 de aquellos diputados burgueses procedían del comercio o la industria. Los burgueses mostraron una solidaridad que, al cabo de seis semanas, había de alentarles en la organización de un desafío revolucionario al absolutismo y a los privilegios. El día 17de junio los diputados proclamaron que la interpretación y presentación de la voluntad general les pertenecía a ellos, el nombre “Asamblea Nacional “es el único adecuado. Tras ser excluidos de la sala de sesiones por cierre, los diputados se trasladaron a un local interior próximo, el trinquete del juego de pelota. Convocada la Asamblea Nacional para elaborar la constitución del reino, regenerar el orden público y mantener los verdaderos principios de la monarquía. El voto que el 19 de junio dieron 149 diputados del clero de unirse al tercer estado, contra 137, fue lo que liberó a la política del punto muerto en el que estaba. A pesar de su aparente victoria los diputados burgueses y sus aliados no tardaron en ser desafiados por un contra ataque de la corte. Luis destituyó a Jacques Necker, el único ministro que no procedía de la nobleza, el 11 de julio. Los miembros de la asamblea se salvaron de una destitución sumaria gracias a la acción colectiva de la clase obrera parisina. L canalla había demostrado su convicción de que la revuelta de los diputados burgueses se hacía en nombre del pueblo. La destitución de Necker supuso la señal de la partida de la acción popular. 40 de las 54 aduanas que circundaban Paris, fueron destruidas. Los insurrectos se apoderaron de las armas y munición que había en las armerías y en el hospital militar de los inválidos. El objetivo era la fortaleza de la Bastilla, porque disponía de armas y de pólvora y porque esta poderosa fortaleza dominaba los barrios populares del este de Paris y era un símbolo de la autoridad arbitraria de la monarquía. El 14 de julio, unos 8000 parisinos armados pusieron sitio a la fortaleza. Launay ordenó a sus 100 soldados que disparasen a la turba. Hubo 98 muertos y 73 heridos. La Bastilla la tomaron burgueses, incluyendo fabricantes, comerciantes y soldados. El resto pertenecían a la canalla, tenderos, artesanos, canteros y jardineros. La triunfal toma de la Bastilla, el 14 de julio tuvo importantes consecuencias revolucionarias. Salvo a la Asamblea Nacional y legitimó un brusco cambio de poder. El control de Paris por parte de los miembros burgueses del tercer estado quedó institucionalizado mediante un nuevo gobierno municipal a cargo de Billy y una milicia civil burguesa dirigida por Lafayette. Acababa de nacer la revolucionaria escarapela tricolor, blanca, roja y azul de Paris. La acción colectiva del pueblo había sido decisiva en el triunfo del tercer estado y de la Asamblea Nacional. La Asamblea Nacional debía su existencia y su éxito a la intervención de la armada del pueblo de Paris. El gobernador real de París, Sauvigny fue apaleado hasta la muerte, decapitado y su cabeza fue exhibida por todo Paris, por presunta conspiración para empeorar el largo período de hambruna que atravesaron los Parisinos en 1788-1789. La toma de la Bastilla fue el ejemplo popular mas espectacular de la conquista popular del poder local. Se dio el desmoronamiento total y sin precedentes de siglos de gobierno de la realeza. - El vacío de autoridad causado por la caída del estado borbónico se cubrió temporalmente en los pueblos y ciudades pequeñas por milicias populares y consejos. Esta toma de poder fue acompañada por un rechazo generalizado de las reivindicaciones del Estado, de los señores y de la iglesia, que exigían el pago de los impuestos, tributos y diezmos. Las noticias llegaron a un campesinado en plena efervescencia, se respiraba en el campo un ambiente de conflicto, esperanza y temor. Desde diciembre de 1788 los campesinos se habían negado a pagar los impuestos o los tributos señoriales, o se habían apoderado de las reservas de comida. La esperanza, el temor y el hambre convirtieron al campo en un polvorín, las milicias de los pueblos apuntaron con sus armas al mismo sistema señorial, obligando a los señores o a sus agentes a entregar los archivos feudales para ser quemados en la plaza del pueblo. La noche del 4 de agosto, en un ambiente de pánico exacerbado, excitación, una serie de nobles montaron la tribuna de la Asamblea para responder al gran miedo renunciando a sus privilegios y aboliendo los tributos feudales. La Asamblea Nacional aniquila por completo el régimen feudal y decreta la volición sin indemnización de los derechos y deberes feudales y censuales. Se abolió por completo la servidumbre, los palomares, privilegios señoriales y reales de caza, suprimidos los tribunales señoriales y el trabajo no remunerado. El 27 de agosto, la asamblea votó una declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Se establecía la esencia del liberalismo, que la libertad consiste en poder hacer todo lo que no dañe al otro. La declaración garantizaba los derechos de libre expresión y asociación, de religión y opinión, todos serían iguales ante la ley y estarían sujetos a las mismas responsabilidades públicas, convertirse en ciudadanos de una Nación, en vez de súbditos de un rey. Representaban el fin de la estructura absolutista, señorial y corporativa de la Francia del S. XVIII. La declaración de los derechos del hombre representaba una proclamación revolucionaria., afirmaciones del liberalismo y del gobierno representativo. Proclamaba la universalidad de derechos y la igualdad cívica de todos los ciudadanos, la edad de los privilegios y excepciones había terminado, ambigua respecto a si los desposeídos, los esclavos y las mujeres gozarían también de igualdad política y legal, silenciaba el modo en que se pretendía garantizar el ejercicio del propio talento a aquellos que carecían de educación o propiedades. Todas las carreras y cargos estarían abiertas al talento, las distinciones sociales, se basarían solamente en la utilidad general. La naturaleza no ha dotado a todos los hombres de los mismos medios para ejercer sus derechos, la sociedad está basada en mantener la igualdad de derechos en plena desigualdad de medios. Los estados generales habían sido convocados para ofrecerle consejo a Luis sobre el estado de su reino. Luis rechazó los decretos de agosto y la Declaración. El 5 de octubre, 7000 mujeres emprendieron la marcha hacia Versalles, invadieron la Asamblea, una delegación se presentó ante el rey que consintió en sancionar los decretos. Las mujeres solo se contentarían si la familia real regresaba a París, así lo hizo el día 6 y la asamblea siguió sus pasos. Las mujeres explicitaban públicamente la antigua creencia de la responsabilidad real ante Dios de proveer comida. La revolución de los diputados burgueses había triunfado solo por la intervención activa de la clase obrera de Paris. El hecho de que Luis consintiera en cambiar quedó parcialmente disfrazado por la invención de que su obstinación se debía a la maligna influencia de la corte. La declaración revolucionaria presuponía la remodelación de todos los aspectos de la vida social.
Cap. VII: El principal objetivo del terror era la creación de medidas draconianas y de emergencia indispensables en tiempos de crisis militar. Hacia finales de 1793 la amenaza de la guerra civil e invasión había sido por fin contrarrestada. La visión jacobina de una sociedad regenerada digna del esplendor de la ilustración y la revolución. Todo ello se llevaría a cabo a través de un sistema de educación republicano y secular y de un programa de bienestar social. La política educativa de los jacobinos proveía un sistema de enseñanza obligatoria y gratuita para niños de 6 a 13 años como un currículum que hiciera hincapié en el patriotismo y las virtudes republicanas dotando a las escuelas de un papel preponderante en las fiestas cívicas. Los jacobinos nunca dedicaron el tiempo ni el dinero para mejorar su política educativa y para preparar a los maestros laicos que habían de reemplazar a los sacerdotes. Pocos niños asistieron a la escuela durante el Terror. Los imperativos de la razón forzaron a la convención a aceptar propuestas para la total reforma de los sistemas de medidas de peso, distancia y volumen. La constitución de 1793 se había comprometido con los derechos sociales y con ampliar los derechos a los niños. Los niños abandonados se convirtieron en responsabilidad del estado y el 2 de noviembre de 1793 a los niños nacidos fuera del matrimonio se les garantizaban plenos derechos de herencia. El compromiso de los jacobinos de erradicar la pobreza fracasó debido a las exigencias financieras de la guerra. Desde el derrocamiento de la monarquía en agosto de 1792 hasta principios de 1794, se dieron reformas jacobinas radicales y de la iniciativa popular dotaron de una extraordinaria fuerza a la regeneración republicana. La política jacobina y la acción popular coincidían en el uso oficial y espontáneo de las festividades, juegos, canciones, periódicos, decoración, vestimenta, ocio. Esto coincidió con la creación de bibliotecas, archivos y museos públicos nacionales y departamentales. La convención instituyó un nuevo calendario republicano. La proclamación de la república el 21 de septiembre de 1792 fue datado el primer día del año I de la era republicana. El nuevo calendario combinaba la racionalidad del sistema decimal (doce meses de 30 días, con 3 décadas de 10 días cada una) rechazando el calendario gregoriano. Los días de santos y las festividades religiosas fueron sustituidos por nombres extraídos de plantas, de las estaciones del año, de herramientas de trabajo. Las fiestas populares expresan una manifiesta hostilidad hacia la iglesia a través de burlas de los sacerdotes y de otros contrarrevolucionarios. La iniciativa popular alentada clausuró iglesias y forzó al clero constitucional a abdicar y a casarse como muestra de patriotismo. Cabe destacar la popularidad alcanzada por el Contrato Social de Rousseau, del que se hicieron trece ediciones entre 1792-1795. Con las crecientes restricciones de la libertad de prensa tras la declaración de la guerra y el derrocamiento de la Monarquía, el número de nuevos periódicos parisinos disminuyó. En cambio, fue la época dorada de las canciones políticas. Las fiestas nacionales, por ejemplo, el aniversario del derrocamiento de la monarquía, se celebraba como la Fiesta de la Unidad e Indivisibilidad de la República. En las plazas públicas de Paris se quemaban los símbolos de la monarquía. Cuatro años de experiencia revolucionaria, de ilimitadas esperanzas, sacrificios y angustias de vivir en una cultura política revolucionaria, generaron una ideología característica de los sans-culottes en las ciudades y en los pueblos. Aquel iba a ser un mundo sin aristócratas ni sacerdotes, libre de hombres ricos y de pobreza, recompensados por la dignidad y utilidad del trabajo, liberados de la religión, de la condescendencia, de los nacidos de ilustre cuna. Cuando llegaban noticias como la ejecución de Luis o de una victoria militar, pueblos enteros improvisaban celebraciones, reuniones en los clubes cantando la marsellesa, con la lectura de cartas del frente, se discutían los próximos aniversarios, se procedía a recolección de donativos patrióticos, la denuncia de sospechosos, la enumeración de las virtudes republicanas. El neologismo mas famoso fue el de “sans-culottes”. La certeza que tenían los revolucionarios de las ciudades y del campo de estar viviendo al borde de un cambio social se manifestaba en los cambios espontáneos de los nombres que daban a las comunidades y a los recién nacidos, unas 3000 comunas eliminaron toda la connotación cristiana, St. Ouen se llamó Marat, St Soule se convirtió en Rousseau, St Vivien en Sans Culottes. Los ejércitos revolucionarios no hubieran triunfado sin el respaldo activo de las mujeres, el trabajo de las mujeres cobro mas importancia que nunca para el mantenimiento de la familia. La ley de divorcio votada el 20 de septiembre de 1992, proponía que la pareja ponía ponerse de acuerdo en la separación por incompatibilidad mutua, o bien uno de los cónyuges podía iniciar el divorcio basándose en la prolongada ausencia de su pareja o en su crueldad. La violencia solía ser la causa más común esgrimida por las mujeres, abusos físicos. La ley de divorcio desafiaba las relaciones domesticas en lo mas fundamental. Ahora, el matrimonio se introducía en un registro civil y el sacerdote llevaba a cabo la bendición opcional. La prostitución se prohibió el 10 de enero de 1794 siendo considerada por la Comuna como una práctica del antiguo régimen innecesaria. Durante la revolución, se produjo un abismo político entre los que abogaban por los derechos de las mujeres como Olympe de Gouges y Etta Palm, y el apoyo de las sans-jupons a las subsistencias y a los objetivos militares del movimiento popular en su conjunto, derechos de la mujer a acceder a puestos públicos y llevar armas. Robespierre nunca se sintió entusiasmado por la áspera militancia de las ciudadanas y anoto en su diario “clausurar las mujeres republicanas revolucionarias”. Un grupo de ciudadanas fue apaleado por las mujeres del mercado, ofreciendo a los jacobinos la oportunidad de tomar partido en su contra. El 30 de octubre todos los clubes femeninos fueron clausurados. Las guerras civiles de 1793 sirvieron para destacar los peligros de la autonomía local, los ejércitos revolucionarios, la oleada de exigencias radicales de mujeres y la descristianización pusieron en evidencia las iniciativas locales. La presión de los grupos mas militantes de los sans culottes revelaron las tensiones en el seno de la alianza popular del año II. Las fuerzas republicanas dirigidas por un joven oficial de artillería, Napoleón Bonaparte, habían vuelto a capturar Tolon. El poder adquisitivo del asignado permaneció en el 48%. La rebelión de la Vendée fue sofocada y la revuelta federalista aplastada. En este contexto de triunfo militar, pero de excesos y de restricciones a la libertad, tuvo lugar un debate crucial acerca de la continuación y la dirección del terror, cuando jacobinos moderados como Danton exigieron el fin de los controles del terror y la aplicación de la constitución de 1793. En el suroeste, las tropas españolas seguían controlando el territorio francés. Para Robespierre, el terror tenía un propósito más elevado que ganar l guerra, una sociedad regenerada, virtuosa era la razón de ser de la revolución, Que el estado asegure el bien estar de todos los individuos, la prosperidad del país, un pueblo poderoso y feliz con todas las virtudes y milagros de la república. Para la mayor parte de la convención el objetivo del terror era la consecución de la paz, y los controles económicos y políticos eran imposiciones temporales para aquel fin. Los sans culottes habían desarrollado una visión radicalmente diferente de una sociedad de pequeñas granjas y talleres creados mediante la redistribución de la propiedad y sustentada por la educación gratuita y por la democracia. Hebert y sus aliados preconizaron otro alzamiento popular para impulsar el terror. La contención del movimiento popular en Paris se consumó con la ejecución de los cordeleros (Hebert, Ronsin, Cloots) y la clausura de 39 sociedades populares, los asignados volvieron a caer hasta el 36%. Las divisiones entre los patriotas desesperaban a los dirigentes jacobinos. Robespierre entregó un informe sobre la organización de las festividades públicas, tratando de consolidar su función cívica instructiva y de controlarlas, las funciones policiales del terror incluyeron censurar obras, cada denuncia debe ser examinada a fondo, este es el deber de la vigilancia. En noviembre de 1793 se presentaron cargos contra todos los antiguos recaudadores de impuestos. Hubo muertes innecesarias como la del gran científico Antoine Lavoisier. Una revolución que había comenzado en 1789 con un entusiasmo humanitario y reformista, parecía haber evolucionado hacia una pesadilla de ultrajantes afrentas a las libertades individuales y a la seguridad de las personas. ¿Por qué existió el terror en 1793-1794, fue la contrarrevolución la que hizo violenta a la revolución o fue la violencia revolucionaria de 1793-1794 una reacción desmesurada a la amenaza de una contrarrevolución? La mayoría de los historiadores consideran que la revolución se baso en sinceras creencias liberales, en la tolerancia y el proceso judicial, hasta que se vio forzada por las circunstancias de una violenta contrarrevolución a poner en peligro alguno de sus principios fundamentales. Otros argumentan que la mentalidad del terror estuvo presente desde el inicio de la revolución en mayo de 1789, cuando los patriotas comenzaron a estigmatizar a sus adversarios como enemigos del nuevo orden social en lugar de considerarlos como partidarios de puntos de vista opuestos. La extendida creencia en 1789 de un complot aristocrático que supuestamente pretendía matar de hambre e inactividad a los parisinos, había sustentado el asalto a la Bastilla. De acuerdo con Lynn Hunt, la conspiración constituyó el principio organizativo mas importante de la retórica revolucionaria francesa. La narrativa de la revolución estaba dominada por los complots. Para Simon Schama, la violencia fue la fuente de energía colectiva de la revolución. El terror de 1793-1794 era una represión estatal institucionalizada. En 1789 la política estaba dominada por las distintas facciones de la corte y sus intrigas y en que la iglesia expulsaba por herejes a los que causaban problemas. Asumir que la esencia de la revolución era por consiguiente la violencia en sí misma es no comprender el lenguaje del liberalismo y la regeneración: el intento de escapar de la intolerancia y la violencia del antiguo régimen, y el modo en el que el estallido de la guerra transformó las divisiones políticas en cuestiones de vida o muerte. La contrarrevolución y las emociones encontradas de pánico, agravios, orgullo y temor que suscitaba propiciaron el surgimiento de una actitud dispuesta a creer que los enemigos eran omnipresentes. A finales de la primavera de 1794, la ejecución de los revolucionarios populares a la derecha y a la izquierda de los jacobinos, y a la escalada del terror en tiempos de triunfos militares, desconcertaba incluso a los más patrióticos de los sans culottes. La ley del 22 pradial del año II (10 de junio de 1794) difundió la pena de muerte para todos los delitos bajo la jurisdicción del tribunal revolucionario. La batalla del 26 de junio, terminó con las amenazas de las tropas austriacas en suelo francés. Las ejecuciones durante el terror se concentraron en departamentos donde la amenaza militar había sido mayor, a medida que la amenaza retrocedía, el numero de ejecuciones por oposición política disminuía. Robespierre abrumado por las medidas impuestas por los propios jacobinos, tan solo 17 de las 48 secciones respondieron a los llamamientos de salvarle, fue guillotinado. Mas de 80 robespierristas fueron guillotinados, se dio el fin del régimen que había abanderado dos propósitos, salvar la república y crear una nueva sociedad.
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