Porfirio Diaz, entre el mito y la historia
Monse QChEnsayo24 de Enero de 2024
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ESTUDIOS APLICADOS
PORFIRIO DIAZ, ENTRE EL MITO Y LA HISTORIA
CAPÍTULOS 4,7.
M.C. Alberto Amado Ochoa
Estudiante: Monserrat Quintero Chacón
Matricula: 352922
Fecha: 18 de Enero del 2024
Sabinas, Coahuila
LIBERALISMO PRAGMÁTICO: 1876-1884
Introducción:
Como inicio de este ensayo abordaremos la transición política en México después de la Revolución de Tuxtepec en 1876, destacando la llegada al poder de Porfirio Díaz y su enfoque pragmático para estabilizar el país. Se podría mencionar la influencia del positivismo en la política de Díaz, así como su énfasis en la estabilidad, el orden y el progreso material y social. Además, de resaltar la combinación de tácticas y estrategias utilizadas por Díaz para consolidar su autoridad, incluyendo la negociación con gobernadores estatales y la administración de elecciones, que sentarían las bases del liberalismo pragmático en México y su impacto en la historia política del país.
La primera administración de Diaz se vería marcada por conflictos internos previos, como la división claras de las fronteras, procurar las relaciones estables con ambos hemisferios fronterizos, endeudamiento externo, inestabilidad financiera y fiscal, entre otras que debilitaban la estabilidad política. El país carecía de un gobierno legitimo y de instituciones estables ya que la construcción del Estado como de la nación estaban por consolidarse, esto a pesar del triunfo del liberalismo en 1867 aun se erguía sobre cimientos frágiles. El objetivo principal del régimen es establecer un periodo de paz interna, Díaz se esforzó por mantener la paz y la autoridad del gobierno, al tiempo que buscaba equilibrar los principios liberales con las prácticas políticas necesarias para asegurar su permanencia en el poder, esto implicó la implementación de estrategias pragmáticas, incluyendo la negociación con gobernadores estatales, la administración de elecciones y el uso del patronazgo para construir lealtad personal hacia su autoridad, además, Díaz buscó promover el progreso material y social, así como la estabilidad económica, como parte de su enfoque en el pragmatismo y la realpolitik, también se incluyeron practicas como la represión, la coerción, la intimidación y en algunos casos el asesinato como lo ocurrido en Veracruz en 1879, todas estas menos importantes que la mediación, la manipulación y la conciliación, aunque la implementación de dichas medidas resulto un proceso difícil y provisorio.
Los Principios del la política Porfiriana
Primero, la distinción entre practica e ideología aplicada en el régimen, segundo la importancia del patronazgo, tercero el estricto cumplimiento de las practicas constitucionales especialmente en lo electoral de igual manera en lo estatal y lo nacional, cuarto el mantenimiento del equilibrio entre la autoridad central y estatal, y la adopción de la fuerza, la intimidación entre otras practicas ya descritas para mantener la paz.
Ideología y Practica
Díaz adoptó un enfoque pragmático en su administración, priorizando la estabilidad política y el progreso material y social sobre los conflictos ideológicos, también monstruo un claro compromiso con los principios liberales puros, como estaban en el Plan de Tuxtepec como la prohibición de la reelección, un compromiso con la reforma electoral para garantizar la representación y la participación, también la protección de la soberanía y la autonomía locales mediante elecciones directas en los municipios, todo estas ideologías eran una manera clara de sus afiliaciones y antecedentes políticos como el estandarte del liberalismo popular, con su llegada al poder aun en México se debatían la ideología positivista o científica la cual refiere a una corriente filosófica y política que surgió en Europa en el siglo XIX, y que se caracterizó por la creencia en la aplicación del método científico para el análisis de las condiciones sociales, económicas y políticas, así como para la formulación de políticas que podrían remediar las deficiencias y, de este modo, asegurar el progreso material y científico. También congeniaba el liberalismo conservador o patriarcal que se caracteriza por la defensa de los valores tradicionales y la autoridad, y que promueve el progreso material y social a través de la modernización y la industrialización, y que se adaptó a las necesidades de la administración durante el régimen de Díaz. En la practica política y con el objetivo de mantener la paz como prioridad las elecciones eran demasiado importantes para dejar el resultado a la suerte, esto implicaba una marcada manipulación electoral. El régimen de Díaz adaptó el positivismo con fines pragmáticos, utilizando su énfasis en el orden y el progreso material y social para justificar sus políticas, este se manifestó con la importancia del patronazgo para la construcción de lazos de lealtad personal y deferencia ante la autoridad suprema del presidente, con estrategias como la adulación, la duplicidad, los llamados a la lealtad, el patriotismo y el avance personal y en algunos caso amenazas e intimidación, aunque se hacia hincapié en practicas como la negociación, la conciliación y los arreglos para evitar conflictos. Estas redes mantenían al presidente al corriente de los hechos y estar al tanto de intereses y puntos de vista conflictivos, lo que le servia para actuar como mediador, negociador o arbitro, lo que le daba una gran ventaja al gobernar.
Personalismo y Patronazgo
La política porfiriana era intensamente personalista, lo que significa que las relaciones personales y la lealtad personal desempeñaban un papel crucial en la consolidación del poder y la toma de decisiones, el contacto personal, ya fuera por correspondencia o en audiencias privadas, permitía a Díaz mantener y fortalecer sus lazos de lealtad con sus seguidores y colaboradores, lo que era fundamental para mantener la estabilidad política y el control del régimen. La aparente intimidad personal era engañosa ya que se enfocaba principalmente al cultivo de la deferencia y esta a su vez le daba el no cuestionamiento a la autoridad superior, lo que le facilitaba el ejercicio de la autoridad política ya que su palabra era la ley. Este fue el estilo político de Díaz que se caracterizaba por una combinación de compromiso, negociación, pragmatismo y cultivo de lealtades personales, así como por el uso estratégico del patronazgo para mantener el control y la estabilidad política, y a su vez cultivaba una imagen de personaje supremo y deliberadamente enigmático, indiferente al favoritismo personal, al mismo tiempo que mantenía una red leal de contactos personales.
Practicas Electorales
El uso del patronazgo por parte de Díaz no solo se limitaba a recompensar a sus aliados políticos, sino que también se extendía a la distribución de beneficios a individuos que habían demostrado lealtad o que buscaban su favor, se usaba ampliamente para la selección de los cargos no electos dentro del sistema porfiriano. Aunque el régimen estaba comprometido con la realización de elecciones regulares, en la práctica, estas elecciones estaban sujetas a una serie de influencias y manipulaciones que socavaban su legitimidad democrática, el resultado de las elecciones era importante que no podía dejar a la suerte y en consecuencia se vigilaba de cerca la supervisión y la selección del los candidatos, con esta práctica aseguraba que los candidatos seleccionados estuvieran alineados con los intereses en lugar de reflejar una verdadera competencia política, no solo se aplicaba a las elecciones para cargos de alto nivel, sino también a niveles locales y regionales. Ciertamente durante los primeros años de administración hubo claras discrepancias e inconsistencias entre la teoría y la practica.
La Lucha entre la Autoridad Central y Estatal
La lucha entre la autoridad central y estatal fue una de las fuentes de conflicto político más importantes en el México porfiriano, durante la etapa tuxtepecana, la administración de Díaz era relativamente débil, y defendía la soberanía estatal y la autonomía de los gobernadores, el proceso para mantener la autoridad política en las regiones exigía un alto grado de tacto y negociación, sin embargo, después de la primera reelección en 1884, la autonomía de los gobernadores estatales fue reducida de manera gradual pero progresiva, aunque la autonomía de los gobernadores no era completamente subordinada, la autoridad central se fortaleció y se volvió más dominante en la práctica. La lucha entre la autoridad central y estatal se manifestó en diferentes formas, como la distribución de recursos y la selección de candidatos, se ha identificado con frecuencia la tendencia en las relaciones estatales federales como un proceso progresivo de centralización política.
Practicas Autoritarias
Se definían por el uso de la fuerza, la intimidación y otras prácticas coercitivas para mantener la estabilidad política y el control del régimen, Díaz recurrió con frecuencia al despliegue táctico de la intervención militar directa para evitar cualquier desafío armado a la autoridad estatal o nacional, optaba por siempre que hubiera una rebelión, sin importar cuál fuera la petición de justicia, por pequeño que fuera el bando rebelde, los insurrectos debían ser castigados "severamente" como un ejemplo la política de la ley fuga, en la que se "disparaba a los prisioneros cuando intentaban escapar", también se utilizó para mantener la estabilidad política y el control, el régimen responde con mano dura para dar un mensaje doble, el de erradicar el problema y el de inculcar una implacalidad de Diaz, que le había resultado muy útil en las campañas militares durante las décadas de 1850 y 1860. El régimen enfrentó desafíos económicos, como la baja de ingresos aduanales, el aumento del bandolerismo y el contrabando, la falta de pago de salarios públicos, incluyendo los del ejército, la respuesta inmediata fue el incremento de castigos por el delito de contrabando, así como intensificar la vigilancia de la actividad opositora, esto trajo como consciencia la ejecución sumaria de oponentes políticos en Veracruz aunque en su momento no trajo mayores repercusiones si no en años mas tarde.
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