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Prehistoria

deicyslopez7 de Septiembre de 2014

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CONCEPTO, DESDE LA PREHISTORIA HASTA EL SIGLO XVII

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El concepto ciencia etimológicamente proviene del latín scientiam, que como ya se expuso anteriormente es asimilable a conocimiento, esto no quiere decir que antes de los eruditos latinos no hubiera ciencia, la ciencia era la episteme griega, y aun antes de ellos también hubo conocimientos y trabajo científico. Podemos postular con cierta seguridad que ya en la prehistoria hay un trabajo pre científico, necesidad y curiosidad son los dos elementos centrales para el trabajo de búsqueda e investigación de los primitivos clanes y tribus que deben superar los obstáculos que encuentran en su entorno.

Desiderio Papp hablando de los orígenes de la ciencia plantea que; las primeras tentativas para enfrentar con los recursos de su espíritu la naturaleza hostil que lo circundaba, se pierde en la noche de la prehistoria. Con los hombres de Mesopotamia y Egipto, el conocimiento se organiza y da paso a diversas especializaciones, es necesario recordar que tanto la agricultura, como la ganadería, las matemáticas, los primeros procedimientos quirúrgicos, la observación sistemática del esfera celeste se comienzan en estas etapas de la humanidad, y como no el desarrollo de la escritura, momento del ser histórico a decir del arqueólogo Goran Burenhult,( cf. Burenhult 1998), hoy día producto de las últimas investigaciones sabemos que hay dataciones cronológicas del inicio de la escritura en Harappa, India de casi 3500 a.C.

Con los griegos su episteme la ciencia, comienza su desarrollo más sistemático y por supuesto también teórico. Platón, reflexionando y teorizando con respecto al tópico planteó lo siguiente:

La ciencia no reside en las sensaciones, sino en el razonamiento sobre las sensaciones (cf. Diálogos). - En esta época dice George Meabe; la ciencia se separa de la filosofía. - En lo concreto hay aportes en los campos de la medicina con Hipócrates, la Historia con Herodoto y Tucídides, Erastótenes realiza un aporte en la geografía y desarrolla el concepto de la redondez de la tierra.

Podemos decir entonces que el mundo clásico Grecia y Roma, es un momento privilegiado de evolución de la ciencia y su teoría. El año 476 d.C. Roma llega a su fin en occidente y con ello comienza el Medioevo, etapa que se supone oscura para la ciencia, la iglesia y la teología dominan la vida y el momento, con razón se ha denominado esta etapa de la historia como teocéntrica, la vida giraba en torno a Dios, pero de alguna forma la ciencia se abría paso.

Otro centro donde se mantiene la cultura y el desarrollo científico durante la edad media es Bizancio, conocido también como Imperio Romano de Oriente.

También mención especial debe hacerse aquí del aporte de los árabes al desarrollo del pensamiento científico, hecho que se reprodujo también en España en la tierra dominada por ellos, conocido como en Al- Andalus, sur de España. En la segunda mitad de la edad media (baja edad media), aparecían las corporaciones de maestros y escolares, Las Universidades. La importancia de las Universidades en el desarrollo de la historia fue muy grande.

Por una parte contribuyeron decisivamente al desarrollo de la ciencia y sirvieron de base para que occidente difundiera los conocimientos desarrollados anteriormente ( cf. PAL, 1986) . Siendo la primera de ellas la de Bolonia en Italia, seguida de París, y apareciendo el año 1219 d.C. la primera universidad de habla hispana, Salamanca, cuyo lema que natura non dat, Salmantina non prestat, “Lo que la naturaleza no da Salamanca no lo presta”. Da cuenta de que el mundo de las ideas, el conocimiento y la especulación comenzaba nuevamente a alzar el vuelo.

El renacimiento y en especial el siglo XVI, lo vemos como un fenómeno cultural y artístico, y junto a ello también al renacer de la ciencia, Leonardo Da Vinci fue un gran físico y biólogo, pero también nos encontramos con un fuerte desarrollo de la astronomía, Nicolás Copenico, Tycho Brahe, Johan Kepler y Galileo Galilei, cambian completamente la visión de la estructura de la esfera celeste y del universo. No podemos dejar de nombrar al suizo Paracelso y su aporte a la ciencia médica. Pero va ser el siglo XVII, cuando la ciencia alcance un potente despegue, sin duda René Descartes y su método racionalista, el cartesianismo, su obra El Discurso del Método, publicada en 1637 va a generar la máxima cogito ergo sum, “pienso luego existo” Que se va a convertir en el eje central en este nuevo desarrollo del pensamiento científico, la duda para la búsqueda de la verdad.

Un breve repaso al siglo nos permite visualizar la figura de Evangelista Torricelli y su barómetro, al físico y filósofo Blas Pascal, al ingles Tomas Boyle, reconocido precursor de la química moderna, destacando su obra El Químico Escéptico (1661), los aportes a la fisiología de William Harvey, con el descubrimiento de la circulación de la sangre, también podemos mencionar que es durante esta centuria cuando aparecen, a decir de Desiderio Papp, los primeros micros copistas.

Pero qué duda cabe que la otra gran figura de este siglo es Isaac Newton, descubridor de la ley de la gravedad, inventó el cálculo infinitesimal, y probó la naturaleza compuesta de la luz blanca, entre otros aportes Newton fue profesor de física en la prestigiosa Universidad de Cambridge.

Griegos

Los filósofos griegos discutieron conceptos que implicaban formas de evolución. Un antecedente lo tenemos en la pugna entre Parménides y Heráclito. Anaximandro (aprox. 610-546 a. C.) afirmaba que la vida se había desarrollado originalmente en el mar y que posteriormente esta se trasladó a la tierra, en tanto Empédocles (aprox. 490-430 a. C.) escribió sobre un origen no sobrenatural de los seres vivos. Empédocles incluso parece haber sugerido una forma de selección natural, tal y como lo transmitió Aristóteles, aunque él personalmente estaba en contra: «Así, cuando tales partes resultaron como si hubiesen llegado a ser por un fin, sólo sobrevivieron las que por casualidad estaban convenientemente constituidas, mientras que las que no lo estaban perecieron y continúan pereciendo, como los terneros de rostro humano de los que hablaba Empédocles». Otros filósofos, que llegaron a ser más influyentes en la Edad Media, creyeron que las especies de todas las cosas, no sólo las cosas vivas, se fijaron por diseño divino.

Platón (aprox. 428-348 a. C.) fue, en palabras del biólogo e historiador Ernst Mayr, «el gran antihéroe del evolucionismo», pues estableció la filosofía del esencialismo, que llamó teoría de las Formas. Esta teoría mantiene que los objetos observados en el mundo real no son más que «reflejos» de un número limitado de esencias (eide). La variación es simplemente el resultado de una reflexión imperfecta de estas esencias constantes. En el Timeo Platón presentó la idea de que el Demiurgo había creado el cosmos y todo lo que hay porque Él es bueno, y por tanto, libre de celos, Él deseó que todas las cosas fueran como Él». El creador creó todas las formas de vida concebibles, ya que sin ellas, el universo sería incompleto, pues no contendría todos los tipos de animales que debería contener, si quisiera ser perfecto». Esta idea de que todas las formas de vida potenciales son esenciales para una creación perfecta, recibe el nombre de principio de plenitud e influyó significativamente en el pensamiento cristiano.4 Sin embargo, algunos historiadores de la ciencia han cuestionado el grado de influencia del esencialismo de Platón en la filosofía de la naturaleza al afirmar que muchos filósofos después de Platón creyeron que las especies podrían ser capaces de transformarse y la idea de que estas especies biológicas se fijaron y poseían características inmutables esenciales no llegó a ser importante hasta el inicio de la taxonomía biológica en los siglos XVII y XVIII.5

Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.), uno de los filósofos griegos más influyentes, es el primer historiador natural, de quien ha quedado preservada su obra con cierto detalle. Sus escritos sobre biología fueron el resultado de su investigación sobre la historia natural en la isla de Lesbos, y han sobrevivido en forma de cuatro libros, conocidos habitualmente por sus nombres latinos, De anima (sobre la esencia de la vida), Historia animalium (investigaciones sobre los animales), De generatione animalium (reproducción) y De partibus animalium (anatomía). Las obras de Aristóteles contienen algunas observaciones e interpretaciones sumamente inteligentes, junto con varios mitos y errores —reflejando el estado desigual del conocimiento en su época.

Sin embargo, según Charles Singer, «Nada es más destacable que los esfuerzos de Aristóteles por mostrar las relaciones entre los seres vivos en forma de scala naturæ».Estascala naturæ, descrita en Historia animalium, clasificaba los organismos en relación con una «escala de la vida» o «cadena de los seres» jerárquica, situándolos según su complejidad estructural y funcional, de manera que los organismos que presentaban una mayor vitalidad y capacidad de moverse eran descritos como «organismos superiores». Asimismo, Aristóteles creía que las características de los organismos vivos mostraban claramente lo que él denominaba una «causa final», es decir, que habían sido diseñadas con un propósito. Con esto, él rechazaba explícitamente la opinión de Empédocles respecto a que los seres vivos podrían haberse originado por casualidad.

Chinos

Las ideas sobre la evolución fueron expresadas por antiguos filósofos chinos, como Zhuangzi (Chuang

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