Principios de paleografía
mmsndhjwResumen21 de Mayo de 2025
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Iris Gómez Mora
221330175.
principios de Paleografía.
Reporte de lectura características intrínsecas del documento
El texto se inscribe en el estudio de la diplomática general, disciplina que analiza la forma, estructura y validación jurídica de los documentos. El capítulo inicia definiendo los caracteres intrínsecos como aquellos rasgos que remiten a la autoría, contenido y organización interna del escrito, distinguiéndolos de los caracteres extrínsecos (sellos, glosas, notas marginales). A lo largo de la sección, el autor subraya cómo estos elementos (es decir el código lingüístico, estilo, léxico y ritmo) configuran la huella del escriba y del contexto administrativo en el que se produce el documento, sentando las bases para un análisis paleográfico preciso.
En su exposición de la estructura documental, se distinguen tres grandes bloques: protocolo inicial, cuerpo y el protocolo final. Cada uno presenta subcomponentes normados (invocatio, intitulatio, directio, salutatio) que, si bien varían según el tipo de documento (real, notarial, privado), conservan fórmulas convencionales reconocibles. Esta sistematización es valiosa en paleografía, pues permite datar y clasificar escrituras atendiendo a la aparición o ausencia de determinadas fórmulas protocolares, así como intuir la tradición notarial o cancilleresca de la que provienen.
El apartado dedicado a fórmulas y formularios muestra ejemplos de modelos normados para cartas misivas, provisiones reales y documentos privados, algunos de ellos recogidos en formularios impresos desde el siglo XVI. Estas plantillas estandarizadas no sólo garantizan la validez jurídica, sino que ofrecen al paleógrafo claves sobre la transmisión de pràcticas escriturarias: la recurrencia de determinadas fórmulas sugiere patrones de enseñanza de la escritura y pautas de formación de los notarios y secretarios.
En el cuerpo del documento, el autor describe las cláusulas típicas: preambulum, expositio, dispositio, y las cláusulas de sanción y corroboración, que incluyen órdenes a oficiales, renuncias, penalidades y testificaciones de firma y sello. Para el paleógrafo, estas cláusulas resultan un repertorio de estructuras sintácticas y léxicas (“cumpláis y hagáis cumplir” o “mandé dar esta mi carta”) cuya frecuencia, variantes y abreviaturas permiten identificar escuelas de escritura y épocas de uso.
El protocolo final aborda la data (fecha y lugar) y los procedimientos de validación/autenticación: suscripción del autor, testigos, sellos estampados o lacrados, crismones y fórmulas de certificación. El análisis detallado de estas prácticas —por ejemplo, la evolución del crismón desde formas complejas a una única cruz— facilita la datación paleográfica y el reconocimiento de continuidades iconográficas en distintos archivos.
La inclusión de figuras (13.12 a 13.20) ilustra notas administrativas, llamadas marginales, formularios y pasquines, exponiendo de manera visual cómo las manos ajenas al escriba añadían anotaciones y glosas con propósitos diversos. Para el estudioso de la paleografía, estos ejemplos son invaluables: muestran cómo la superposición de trazos en distintos soportes y tintas refleja el ciclo vital del documento, su uso y la convivencia de distintas grafías en un mismo folio.
En conjunto, este capítulo aporta un marco teórico-práctico que enriquece la paleografía al ofrecer un catálogo sistemático de elementos intrínsecos susceptibles de análisis: códigos lingüísticos, fórmulas, estructuras protocolares y técnicas de validación.^13 Su utilidad radica en dotar al investigador de herramientas para reconstruir la génesis, función y autenticidad de los manuscritos, así como para trazar genealogías de escuelas de escritura y prácticas documentales a lo largo de la Edad Media y Moderna.
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