REALISMO GROTESCO Y HUMOR CARNAVALESCO EN BOSCO

Hyeronimus Van Aeken es mejor conocido como El Bosco y fue de los primeros pintores que comenzaron a pintar más allá de lo establecido. Seducido por una vista onírica del mundo y completa del hombre, lo cual no sólo incluía manifestar en sus obras sus rasgos o actitudes sino también sus diversas imperfecciones físicas y enfermedades, todo esto representado en obras que rebozan de mensajes ocultos y enigmas muy difíciles de descifrar. Junto con El jardín de las delicias, El carro de heno es de sus más destacadas obras y un vivo ejemplo de lo anterior.

Dicen que esta obra ha sido inspirada en varios refranes:

“Toda carne es como el heno y

todo esplendor como la flor de

los campos. El heno se seca, la

flor se cae”

“El mundo es un carro heno del

que cada uno toma lo que puede”

El carro de heno es un tríptico

pintado con óleo sobre 3 tablas,

una central y dos laterales las

cuales al cerrarse muestran un

paisaje titulado El camino de la

vida en el cual hay un vendedor

ambulante rodeado de varias

personas las cuales representan

los peligros y tentaciones del

mundo en este caso representado

por la lujuria de la pareja que baila.

Al abrir el tríptico nos encontramos tres paneles muy diferentes:

A mi parecer cada panel nos describe la historia, decadencia y el fin de nuestra sociedad, visto desde un ojo crítico, satírico y realista, en el cual el pecado siempre está presente.

El panel de la izquierda nos muestra cuatro escenas desde arriba hacia abajo, en primer lugar el Paraíso, es decir, la creación del mundo, el pecado original y la expulsión de Adán y Eva. Presenta la caída de los ángeles rebeldes, la creación de Eva a partir de una costilla de Adán, la serpiente que simboliza el pecado original y la traición de Eva al tomar el fruto prohibido y más abajo otros frutos y uno de ellos picoteado por un pájaro como símbolo de lujuria. Más abajo finalmente la expulsión del Paraíso y la caída de Lucifer acompañado de ángeles rebeldes representados por ángeles que mientras van cayendo se van transformando en insectos y en sapos.

El último panel nos muestra el infierno, en el cual ya los humanos parecen tener mutaciones animales, el castigo eterno de los pecados representado en una ciudad en llamas con demonios construyendo una torre la cual se cree que es la torre de Babel y se dice que es una referencia a que ya no cabrían más almas en el inframundo.

En el panel central podemos observar el carro que da nombre a la obra, que simboliza las riquezas temporales, objeto de codicia y el final del tiempo para la salvación. Algo efímero, pero atractivo. Está repleto de heno y un sinfín de personajes. Al fondo y muy difuminado un tranquilo paisaje, contrastando con el

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